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Giovanni Sartori: El Islam y Europa: un conflicto inevitable*

Autor de obras fundamentales del siglo XX como ¿Qué es la democracia? y Homo videns. La sociedad teledirigida, Giovanni Sartori (1924–2017) de

Inmigración, Islam, Europa, con estas palabras se juega nuestro futuro, Profesor.

Con estas palabras se dicen muchas estupideces.

Utilizando estas palabras, en Francia, intelectuales de izquierda ahora comienzan a hablar como si fuesen de derecha. Dicen que el multiculturalismo ha fracasado, que los flujos migratorios de los países musulmanes son insostenibles, que el Islam no puede integrarse con la Europa democrática…

Son cosas que vengo diciendo desde hace décadas.

¿También usted habla como la derecha?

No me importa nada de la derecha y la izquierda, a mí lo que me importa es el buen sentido. Yo hablo por experiencia de las cosas, porque estudio estos temas desde hace muchos años, porque trato de entender los mecanismos políticos, éticos y económicos que regulan las relaciones entre el Islam y Europa, para proponer soluciones al desastre en el que nos hemos metido.

¿Cuál desastre?

Ilusionarse con que se puede integrar pacíficamente a una amplia comunidad musulmana —fiel a un monoteísmo teocrático que no acepta distinguir entre el poder político y el religioso—, con la sociedad occidental democrática. Sobre éste equívoco se ha desencadenado la guerra en la que estamos inmersos.

¿Por qué?

Porque el Islam, que en los últimos veinte, treinta años, ha experimentado un exaltado despertar —inflamado, listo para explotar, asistido por nuevas tecnologías cada vez más peligrosas— es un Islam incapaz de evolucionar. Es un monoteísmo teocrático estancado en nuestro Medievo. Y es un Islam incompatible con el monoteísmo occidental. Durante mucho tiempo, desde la batalla de Viena, estas dos realidades se habían ignorado. Ahora vuelven a confrontarse.

¿Por qué no pueden convivir?

Porque las sociedades libres, como Occidente, están fundadas en la democracia, es decir, en la soberanía popular. El Islam, por el contrario, se funda en la soberanía de Alá. Y si los musulmanes pretenden aplicar dicho principio en los países occidentales el conflicto resulta inevitable.

¿Está diciendo que la integración para el musulmán es imposible?

Estoy diciendo que desde el año 630 d. C. en adelante, la Historia no recuerda casos en los que la integración de musulmanes al interior de sociedades no–islámicas haya resultado. Piense en la India o en Indonesia.

Por consiguiente, si en sus países musulmanes viven bajo la soberanía de Alá y todo va bien, por el contrario…

Si por el contrario el migrante llega a Europa y sigue aceptando dicho principio y rechazando nuestros valores ético–políticos significa que nunca podrá integrarse. Y, en efecto, en Inglaterra y en Francia nos encontramos con una tercera generación de jóvenes islámicos más fanáticos y maleados que nunca.

Pero el multiculturalismo…

¿Qué es el multiculturalismo? ¿Qué significa? El multiculturalismo no existe. La izquierda que enarbola la palabra multiculturalismo no sabe qué es el Islam, sus discursos son de ignorantes. Piense en esto. Los chinos continúan siendo chinos después de dos mil años y conviven tranquilamente con sus tradiciones y usanzas en nuestras ciudades. De igual manera los judíos. Pero los musulmanes no. En lo privado pueden y deben continuar profesando su religión pero políticamente deben aceptar nuestra regla de la soberanía popular, de otra manera, deben irse.

Si lo escuchase un biempensante de izquierda lo tacharía de xenófobo.

La izquierda es vergonzosa. No tiene la valentía de afrontar el problema. Ha perdido su ideología y para dar la impresión de que es progresista se aferra a la causa deletérea de puertas abiertas para todos. La solidaridad está bien. Pero no es suficiente.

¿Qué es lo que se necesita?

Reglas. La migración hacia Europa llega a números insostenibles. Quienes entran, quien sea, debe tener una visa, documentos reglamentados, una identidad cierta. Los ilegales, al ser personas que viven en un país ilegalmente, deben ser expulsados. Y quienes se queden no pueden tener derecho de voto, de otra manera, los musulmanes fundarían un partido político y con sus mortales tasas de natalidad, dentro de 30 años tendrían la mayoría absoluta. Y nosotros nos encontraríamos viviendo bajo las leyes de Alá. Yo viví durante treinta años en los Estados Unidos. Gozaba de todos los derechos, excepto el del voto. Y yo estaba muy bien.

¿No se siente como uno de esos intelectuales para los que la culpa siempre es de Occidente?

Intelectuales estúpidos y auto dañinos. También yo sé que la Inquisición ha sido un horror. Pero, desde hace siglos, Occidente ya superó esa fase de fanatismo. El Islam no. El Islam no tiene capacidad de evolución. Es y será siempre lo que era hace diez siglos. Es un mundo inmóvil, que nunca entró en la sociedad industrial. Ni siquiera los países más ricos como Arabia Saudita. Tienen petróleo y muchísimo dinero pero no fabrican nada, adquieren del exterior cualquier producto terminado. El símbolo de su civilización, en efecto, no es la industria sino el mercado, el zoco.

Se dice que el contacto entre culturas diferentes es un enriquecimiento para ambas.

Si existe un respeto recíproco y la voluntad de convivir, sí. De otra manera no es un enriquecimiento, es una guerra. Guerra donde el arma más poderosa es la demográfica, toda a su favor.

¿Y Europa qué hace?

Europa no existe. Nunca se había visto un edificio político más estúpido que esta Europa. Es un monstruo. Ni siquiera es capaz de detener la migración de personas que trabajan un 10 por ciento del costo de la mano de obra europea, devastando la economía continental. Esta no es mi Europa.

¿Cuál es su Europa?

Una Europa federada, compuesta únicamente por los seis, siete estados miembros, cuyo presidente también debe ser director de la Banca europea, de tal suerte que detente tanto el poder político como el económico–financiero, y con una única Suprema Corte, como en Estados Unidos. La Europa de Bruselas con 28 países y 28 lenguas diferentes es una entidad muerta. Una Europa que pretende extenderse hasta Ucrania… Ridículo. Ni siquiera sabe defendernos del fanatismo islámico.

¿Cómo terminará con el Islam?

Cuando se llega al hombre–bomba, al mártir que defendiendo su fe se hace explotar en medio de civiles, significa que el conflicto ha llegado a su máxima expresión.

*Texto tomado de Il Giornale, domingo 17 de enero de 2016.

Traducción de María Teresa Meneses

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