Con la emoción de quien se prepara para un ritual, María Arnal llega a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2025. Representando a Barcelona, ciudad invitada de honor, la artista no solo trae su música, sino un proyecto nuevo, íntegramente inédito.
“Estoy en un momento profesional muy especial”, comparte, “presentando un concierto de canciones que no ha sido publicado aún. La única manera que tiene la gente de escuchar esta música es viniendo, cuerpo a cuerpo, a los conciertos. Me encanta poder traerlo a México y especialmente a Guadalajara”.
Para Arnal, el marco de la FIL es particularmente significativo. “Es una feria súper importante a nivel mundial, que reúne a un tipo de personas interesadas por la cultura, por la literatura, por la música, que pueden conectar muy bien con mi trabajo”. Y añade, con entusiasmo contagioso: “Pero, además, me hace mucha ilusión que no solo soy yo, sino que vienen todas mis amigas, que también son artistas”.
La literatura como punto de partida
La conexión entre música y literatura es un eje vertebral en su carrera. “Si a mí me preguntas que soy yo en el corazón, siento que hay mucho de cantautora”, confiesa. “Al final, he encontrado mis maneras, pero si vacías de sofisticación toda mi práctica, en el centro o en el inicio de todo está el escribir como necesidad para entender el mundo o para hacerme preguntas y compartirlas. Cada uno de mis discos, de alguna manera, es una pregunta hacia el mundo”.
Su último álbum, Clamor (2021), es un ejemplo. “Iba sobre las narrativas apocalípticas. Había muchísima influencia de la literatura, sobre todo de la literatura de ficción, literatura especulativa, y también de la filosofía más contemporánea de Timothy Morton , de Ursula K. Le Guin, de Donna Haraway”. Esa base teórica se fundió con una vivencia personal: “Todo esto venía de un corazón roto. Yo sentía que era mi apocalipsis personal y que el mundo estaba resonando con una idea de fin. Pero ese apocalipsis puede tener un mensaje de esperanza”.
Un rumbo fonético y renacentista
Su próximo trabajo, sin embargo, marca un giro radical. “Este próximo disco habla desde un lugar mucho más íntimo porque mi punto de partida fue hacer un disco como si hiciera todo por primera vez”. Rompiendo su método habitual, Arnal explica el proceso: “He hecho todas las canciones sin texto, y luego he ido haciendo el texto a partir de los fonemas que salían de mi voz. Eso ha sido un ejercicio chulísimo porque me he ido hacia la poesía fonética ”.
Paralelamente, se ha sumergido en la música polifónica del Renacimiento. “Ahí, por ejemplo, está toda la literatura que existe, porque es el momento en que se empiezan a separar las voces, ya no hablan solo de Dios, sino que hablan del mundo interior de las personas que lo cantan. Siento que, a nivel de literatura, las letras de las canciones están en un espacio extraño que puede no considerarse literatura”.
Tecnología, ética y curiosidad orgánica
Su exploración sonora también abraza la tecnología más vanguardista, desde la Inteligencia Artificial hasta instrumentos digitales hechos a medida. “Para mí ha sido muy orgánico”, asegura. “Todo esto pertenece a nuestro tiempo. Yo puedo escoger rechazarlo sin entenderlo o entenderlo y ver si creativamente me inspira”. Subraya la importancia de la ética en este proceso: “La IA no es autónoma, necesita un humano con sus valores para decidir si la usa o no. Mi manera de usarla es súper artesanal, está hecha con conciencia de los peligros que tiene”.
Esta búsqueda, fruto de una curiosidad insaciable, ha enriquecido su arte escénico. “Gracias a la experiencia con la danza, ahora llevo bailarinas en mi espectáculo. Gracias a la experiencia de composición de las bandas sonoras, tengo una paleta de sonidos”.
Con el nuevo álbum en camino para 2026 y una gira que define como “casi rituales de iniciación y de purificación, de renacimiento”, María Arnal se presenta este miércoles en el Foro FIL como la voz de una Barcelona vanguardista y de raíces, demostrando que la frontera entre el libro y la canción es, en esencia, un territorio de creación compartido.
LHM