“Gunther Gerzso. Algo en común con el pasado no es una retrospectiva nostálgica sino una exploración de las ideas que siguen vigentes hoy: el espacio, la superficie y la memoria”, dice Carlos E. Palacios, curador de la nueva exposición del Museo de Arte Carrillo Gil.
Con una selección de 46 pinturas realizadas desde los años 50 hasta los 90, esta exhibición busca reactivar un diálogo que trasciende las décadas al mostrar cómo la obra de Gunther Gerzso (1915- 2000) afina su voz en la contemporaneidad sin dejar de conectar con su historia y sus raíces.
La exposición evidencia la maestría y profundidad de Gunther Gerzso como pintor, al tiempo que pone de manifiesto “las obras que son una especie de espejo del tiempo, pero también un acto de resistencia política, cultural y estética. Una invitación a repensar el pasado para entender el presente, un diálogo abierto entre generaciones que solo el arte puede sostener”, comenta Palacios.
Este proyecto nació de la revisión del acervo que donó el doctor Álvar Carrillo Gil (1898-1974), conformado por cinco grandes artistas: José Clemente Orozco, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y Gunther Gerzso, quien falleció hace 25 años. “No se había hecho una revisión de su obra desde hace aproximadamente 10 años”.
En entrevista con MILENIO, Palacios explica que su intención fue situar la obra de Gerzso en diálogo con 25 artistas contemporáneos y movimientos vigentes. Para ello estructuró la exposición en cinco núcleos temáticos: espacio, grietas, modernidad, muro y color, cada uno destinado a explorar las ideas centrales que atraviesan la obra del artista para ser una propuesta que contextualiza y renueva la pintura de Gerzso desde una perspectiva contemporánea.
La influencia de Le Corbusier
La relación de Gunther Gerzso con el muro y la superficie es uno de los ejes principales del montaje. En palabras del curador: “el muro en la obra de Gerzso es un símbolo de la historia, la memoria y la resistencia, pero también de la materialidad y la exploración pictórica”.
La exhibición incorpora piezas clave que representan esta idea, como una monumental obra de Jorge Méndez Blake, un muro de ladrillo que reafirma el significado del muro en sus distintas interpretaciones.
El experto destaca que la obra de Gunter Gerzso se nutre de influencias variadas, desde el arte prehispánico hasta las vanguardias europeas. “Él no es un artista que erradique su historia sino que la incorpora, la transpone y la cuestiona con un lenguaje muy propio. Gerzso se sintió atraído tanto por las ruinas prehispánicas como por la obra del arquitecto Le Corbusier. Este interés de Gerzso se manifiesta en sus dibujos, para los cuales utilizó la tradicional retícula ortogonal y la proporción áurea”.
Palacios dice que la presencia del espíritu moderno de Le Corbusier en la obra de Gerzso no se reduce a la geometría con la cual hizo dibujos y bocetos. “En la película El bolero de Raquel (1957), el diseño que hizo del cabaret donde Cantinflas interrumpe a la bailarina Elaine Bruce danzando Bolero, de Maurice Ravel, parece inspirado en los motivos que Le Corbusier utilizó, como la estilizada mano o la esquemática figura humana que se ven en el escenario”.
La influencia de Le Corbusier se puede entrever en algunas pinturas de Gerzso más cercanas “a la límpida pureza del arte abstracto geométrico y al formalismo del arquitecto, en tanto que la influencia de la forma de concebir el espacio de Lucio Fontana, presente en algunas obras del ciclo, subraya esta conexión. El espacio y la superficie son elementos que siempre están en diálogo en su arte, como si el pasado y el presente se entrelazaran en cada trazo”.
Diálogo intergeneracional
Uno de los aspectos más enriquecedores de la exposición es la participación de artistas contemporáneos que en cierta forma dialogan con Gerzso y reflejan su vigencia.
“Elegí artistas que plantean temas similares pero con lenguajes que aportan nuevas perspectivas, como Perla Krauze, con ensamblajes en piedra que dialogan con su idea de la superficie y la materialidad, complementando la visión del artista en su momento más maduro”.
El curador remarca la importancia de destacar que la obra de Gerzso “no es una celebración nostálgica del pasado sino una referencia que nos ayuda a entender la vigencia de ciertos conceptos en el arte actual. Su propuesta es una especie de ‘sastre’ de tradiciones y modernidades que construye una visión propia desde la historia pero con los ojos puestos en el presente”.
Dice que con este ejercicio curatorial busca promover “una reflexión sobre la naturaleza misma del trabajo artístico: cómo trabajamos con la historia y el espacio para generar significado y continuidad en un mundo en constante cambio. Y en última instancia, el arte de Gunther Gerzso demuestra que la tradición no es un muro sino un puente que permite avanzar sin perder las raíces”.
Este diálogo intergeneracional va acompañado de textos alrededor de la obra de Gunther Gerzso, donde Jorge Méndez Blake (1974), al levantar la barda de El castillo, perteneciente a la colección Jumex, fusiona literatura y lingüística con las artes plásticas como soporte.
Su instalación presenta un muro de ladrillos uniforme, interrumpido únicamente por un ejemplar del libro homónimo de Franz Kafka, estratégicamente colocado al centro y a nivel del suelo y más de un centenar de ladrillos, creando una visible curvatura en la estructura.
“Más allá de la metonimia entre ambos elementos de la obra, el muro como barrera física establece un diálogo con la narrativa kafkiana sobre los obstáculos burocráticos que emanan del poder. Esta pieza se inscribe en una tradición artística que usa el muro como elemento central, visible en las obras de Georgia O’Keeffe, Gunther Gerzso, Vicente Rojo y Manuel Álvarez Bravo. El castillo convierte su símil literario en materia escultórica, revelando así el proceso transformador de la creatividad”, apunta el curador.
La exposición en el Museo de Arte Carrillo Gil es descrita como un “ensayo curatorial” que invita a pensar en la vigencia de la pintura de Gunther Gerzso, un artista que, según palabras del curador, “no busca una simple revisión sino una reflexión profunda sobre los temas universales del arte: el espacio, los muros, las grietas y el color”.
El recinto se localiza en avenida Revolución 1608, San Ángel.
PCL