Cultura

El hombre de todos los presidentes

El autor lo llama novela histórica, para la que se documentó y entrevistó a gente alrededor de Gutiérrez Barrios . 

Hace 15 años, una exiliada chilena le preguntó a Fabrizio Mejía Madrid qué clase de personaje era Fernando Gutiérrez Barrios, ex director de la terrorífica Dirección Federal de Seguridad, ex secretario de Gobernación, hombre fuerte del PRI y gobernador de Veracruz; el que mientras el país recibía exiliados sudamericanos, mataba y torturaba guerrilleros. La respuesta a aquella pregunta está en Un hombre de confianza.

Después de una novela sobre Díaz Ordaz, el autor publica esta sobre Gutiérrez Barrios, situada alrededor del secuestro del político en 1997, pero que recorre los tiempos de Gutiérrez Barrios como encargado del espionaje del país en los años 70. El hombre de los presidentes.

Hasta dónde la novela con la prosa siempre limpia y aceitada de Mejía Madrid es realidad y cuándo empieza la ficción, es asunto del lector. El autor lo llama novela histórica, para la que se documentó y entrevistó a gente alrededor de Gutiérrez Barrios . "Al final de las entrevistas yo me colocaba en esto podría ser, esto no podría ser, aquí mintieron, pero aquí coincide", dice. Lo cierto es que a lo largo de varios capítulos el lector preferirá pensar que lo que lee es ficción, que las guerrilleras no eran violadas con ratas y los cuerpos no eran envueltos vivos en sacos y aventados al mar; que Gutiérrez Barrios, Nazar Haro y Acosta Chaparro son personajes de ficción.

'Un hombre de confianza' no es ficción y no es historia dura y pura. ¿Qué es?

Es una novela de historia reciente, es un ejercicio de pensar al sistema político mexicano con el pretexto de Gutiérrez Barrios. Pero hablo también de la sociedad que se acobardó y no reaccionó con la Guerra Sucia, que tiene el mismo peso en muertes y desaparecidos que vivimos con Calderón.

¿Qué clase de gente entrevistaste?

Generales, periodistas cercanos al poder y especialistas en el ejército, la guerra sucia...

Y gente como Jorge Carrillo Olea...

Sí, el general estuvo bajo las órdenes de Gutiérrez Barrios cuando fue secretario de Gobernación de Salinas. Carrillo Olea fue el creador del Cisen y acabó muy enojado porque cree que Gutiérrez Barrios le quitó muchas funciones de inteligencia.

¿Fue un buen informante?

Sí, sabe mucho. Estuvimos platicando toda una tarde técnicamente de cómo despegaba el avión desde el que tiraban cuerpos al mar, cómo aterrizaba, cuántos cabían, cuánto pesaba con piedras y sin piedras, cómo tiraban los cadáveres, si se tiraban completos o en pedazos.

¿Consultaste archivos?

Los del Archivo General de la Nación son muy escuetos porque son los que dejó Gutiérrez Barrios: lo rasuró para abrirlo. Con Peña cerraron la sala dos, que era donde estaban.

En el libro te preguntas cuál sería la causa de ese secuestro, pero aunque en la novela él sospecha de Córdoba Montoya no se resuelve.

Una de las probabilidades, que es lo más literario, es que el propio sistema que había inventado Gutiérrez Barrios se le volteara. La conjetura que tengo es que Nazar Haro se venga de esa estancia en la cárcel en Estados Unidos, porque Gutiérrez Barrios le dice "Nosotros somos informantes de la CIA, tú ve a declarar", y ahí lo aprehenden. Es el único que podía hacerlo y además se quedaría con el dinero del rescate.

¿Salinas tendría interés?

Ni interés ni poder ya.

¿Carrillo Olea? Era gobernador de Morelos.

Yo se lo pregunté y me dijo: "Yo qué voy a saber, el novelista eres tú". Sólo los mismos que se habían entrenado en la DFS tenían la logística.

Dices que la gente como Gutiérrez Barrios no tiene fantasmas. ¿Un hombre así no los tenía?

Tanto él como Acosta Chaparro, Quiroz, Nazar Haro, estaban salvando a la patria. Tenían esta justificación y por lo tanto no tenían fantasmas. A pesar del uso de ratas para torturar, de los electroshocks, estaban salvando a la patria y al partido. Lo tenían muy articulado de los entrenamientos en Washington. Ahora, Nazar Haro era un sociópata. En la entrevista que le hace el FBI en Estados Unidos dice que torturar era muy aburrido porque es una rutina y el único momento que le parecía divertido era cuando en el último instante lo miraban a los ojos y sabía que lo último que iban a ver era a él.

¿Para quién trabajaba? ¿Para la CIA, para el presidente?

Tenía muchos jefes. Su forma de hacer política era esa, se ponía en el centro de muchas cosas. Junto con Echeverría, Díaz Ordaz y otros daba información a la CIA, se enteraba de cosas de Estados Unidos y le pasaba las que quería a Fidel Castro, y Castro le daba los datos de las guerrillas mexicanas que buscaban entrenamiento o asesoría militar con ellos. Respondía al presidente en turno.

¿Le encontraste un lado humano o noble?

No, es muy difícil. Era bidimensional. Este señor de copete, bigote recortado estilo los 40, pañuelo que coincidía con la corbata, pisacorbata a la altura del corazón como le había enseñado su papá, siempre oliendo a loción para no oler a la adrenalina del lugar donde torturaban, era ese y el torturador; no había una dimensión entre los dos.

Cuentan que Nazar Haro decía que en la DFS se sabía hasta cuánta sal le ponían los mexicanos a la sopa. ¿Era cierto?

Creo que exageraban, vivían un poco del mito de que lo sabían todo. Si revisas los teléfonos que estaban intervenidos, es una lista de no más de treinta. Hay versiones de que cuando decían "Esto es lo que sabemos de ti", el fólder estaba en blanco y era tu culpa la que actuaba.

Hay una escena así en la película de Edgar Hoover.

Claro, porque Fernando Gutiérrez Barrios era el Hoover mexicano, el tipo que tenía espiado a todo mundo.

¿Crees que esta es una segunda Guerra Sucia?

O la continuación. Nunca pararon. Porque la guerra sucia es eso, grupos ilegales que no sabemos a quién responden, basados en la idea de que la estabilidad del país sólo se puede lograr a través de la masacre, las detenciones ilegales y las confesiones sacadas con tortura. Eso no se ha erradicado. Una parte de la autoridad se dedicó a cometer crímenes sin cometer delitos y una parte de la sociedad se hizo estrictamente que la virgen le hablaba. Vivimos en un país sin límites donde nada podría ser el colmo.

¿Encontraste muchas similitudes con dónde estamos hoy?

Sí, claro. Ayotzinapa, lejos de ser un problema aislado, es estructural de cómo se ejerce el terror. Y lo vamos a seguir teniendo, si no enfrentamos eso. Necesitamos castigar a quien nunca pagó en la guerra sucia. Los que estaban armados, los guerrilleros, pagaron y les cambió la vida para siempre. Los que ejercieron la represión nunca pagaron, y los de ahora tampoco están pagando.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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