Uno de los medios por los cuales se puede frenar la construcción del muro entre México y EU, e incluso quitar parte de lo que ya está hecho, es apelar al derecho ambiental: esa edificación ya ha causado graves daños al ecosistema y existen estudios que demuestran que hace más vulnerables a especies que se encuentran en peligro de extinción.
En entrevista para MILENIO, Gerardo Ceballos, investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, dio a conocer que se estudia la forma de establecer un acuerdo al respecto con autoridades ambientales estadunidenses, en específico con el Servicio de Flora y Fauna de EU, que también ha realizado investigación sobre el tema; sin embargo, de no poder pactar un convenio se buscará a autoridades del gobierno mexicano para interponer una denuncia ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y así evitar la erección del muro.
“El muro fronterizo ha impactado en tres niveles: primero, de especies. Hay aproximadamente 800 vertebrados —mamíferos, aves, reptiles, anfibios y peces— que viven en la región entre México y EU que han sido afectados. El segundo son los ecosistemas, y el tercero los servicios ambientales que éstos ofrecen al ser humano.
“Las que más han sufrido el impacto por el muro fronterizo son las especies que se encuentran en peligro de extinción: son las que tienen pocos individuos y requieren del hábitat que está en ambas partes de la frontera para mantener poblaciones grandes. Pero esto se divide, lo que hace que se reduzca el número de individuos que pasan de uno a otro lado”, explicó el biólogo, quien lleva casi 20 años al cuidado de la Reserva de la Biosfera Janos, que se encuentra en Chihuahua.
El también doctor por la Universidad de Arizona comentó que el Sistema de Vida Silvestre de EU también hizo un estudio en el que encontraron que en ese país 111 especies de vertebrados están amenazadas directamente por el muro: “Todas son impactadas, pero las que sufren más son entre 100 y 120 especies.
“Estamos hablando, por ejemplo, del jaguar, que tiene su límite de distribución al norte en Arizona, Sonora y Chihuahua. Al poner un muro los jaguares ya no van a poder pasar a EU; hay una población muy pequeña, solo dos o tres individuos en ese país, y pueden a desaparecer. Este es solo un ejemplo, pero podríamos hablar de osos, bisontes, lobos, berrendos, ocelotes, castores y nutrias. La gama de animales que está siendo afectada es muy grande”.
Hacia la extinción
“El muro viola tratados internacionales de vida y fauna silvestre. Entre ellos está el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLC), que menciona que debe haber disposiciones para minimizar el impacto ambiental que tienen las actividades en cualquiera de los tres países. Pero lo que hace el muro es impactar especies que están en peligro de extinción, migratorias y también a los ecosistemas”, añadió especialista.
También destacó los servicios ambientales, como el agua. Explicó que el patrón de escurrimiento de los arroyos es alterado, por lo que ciertos caudales ya no llegan a México o a EU, lo que implica desabasto del líquido en varias poblaciones y en ciertas zonas naturales, lo que puede provocar mayores sequías con graves consecuencias.
Ejemplificó: “En el desierto la vegetación ayuda a tener el suelo en su lugar; si se le quita se provoca una gran erosión, el impacto en la calidad de vida del ser humano y en el bienestar de las comunidades es grande porque implica climas más variables, desastres naturales y menos agua. Ese será el impacto del muro, por lo que nosotros podemos hacer una defensa de la soberanía de México en términos ambientales”, alertó Ceballos.
El biólogo señaló que, tras años de estudiar el impacto del muro e incluso de los cercos más pequeños que afectan a la frontera, se ha llegado a la conclusión de que tienen un efecto negativo, además de que no logran su principal objetivo: evitar el cruce de personas a territorio estadunidense.
A partir de la experiencia en uno de los cercos que se encuentran entre Sonora y Nuevo México, Jesús Pacheco, también investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, explicó cómo las grandes cruces de metal —que son prácticamente del tamaño de una persona— no frenan el tránsito de la gente, pero sí el de algunos animales.
“Hay un paso por abajo y finalmente los animales pequeños sí pueden cruzar y tener libre paso de un lugar a otro; pero ¿qué pasa con las especies de mayor tamaño, como el bisonte o el borrego cimarrón? Hay un problema porque para ellas es una barrera infranqueable”.
Destacó: “Hay cierto grado de aislamiento y animales que se queden de un lado u otro de la frontera ya no se pueden unir con sus congéneres, lo que puede afectar sus ciclos reproductivos: ¿qué tal si pasaron muchos machos y pocas hembras? A la larga puede haber extinción de poblaciones en ambos lados de la frontera”.
Por lo anterior, Ceballos expresó: “Estamos articulando una propuesta para que podamos llevar este problema ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, que es la que se encarga de dirimir conflictos entre países. Nuestro planteamiento es que EU puede hacer lo que quiera en su territorio, pero siempre y cuando respete los tratados internacionales”.
Agregó: “Al hacer esto no solo estamos velando por la soberanía de México y por la integridad de los ecosistemas, sino que también es una manera de ayudar a nuestros colegas, a toda la población de EU que está preocupada por este asunto.
“Nos encontramos en el proceso de recabar la información pertinente a varios niveles: primero, cuales solo las especies que estarían más amenazadas, dónde se encuentran estas poblaciones, cuales son los ecosistemas dañados y cuáles son los servicios ambientales afecta el muro.
“Por otro lado estamos indagando cuáles son las violaciones a los tratados en cuestión de materia ambiental. Asimismo nos interesa mucho que en la frontera haya lugares críticos que sean abiertos y vigilados de manera electrónica para que puedan transitar la fauna y la flora”.
El experto también dio una señal de esperanza: aclaró que el daño que se ha causado por el muro aún puede ser revertido. Una de las maneras es retirar las estructuras, y otra es hacer un intenso trabajo de restauración para que la recuperación del ecosistema no tarde tanto como ocurre con el ciclo natural.
Argumentos legales
Manuel Becerra Ramírez, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, aclaró a MILENIO que “la zona de la frontera está protegida por el derecho internacional. Hay tratados de carácter bi y multilateral, como el Convenio sobre la Diversidad Biológica, de 1992. En este último caso, el gran problema que existe es que, como en muchos tratados internacionales, EU no es parte de él; sin embargo, varios de los principios que tiene el convenio son jurídicamente obligatorios para todos los Estados en virtud de que son normas de carácter consuetudinario, es decir, son parte de la costumbre internacional que es obligatoria para los Estados.
“Esto es muy importante porque parecería que, como EU no es parte de la convención sobre biodiversidad, no aplicaría en este caso, pero no es cierto porque algunos de los principios de dicha convención establecen, por ejemplo, que no se pueden realizar actos en el interior del Estado si tienen efectos a nivel exterior.
“Entonces hay que ver que actualmente la soberanía de los Estados está limitada por las normas de derechos humanos y del medio ambiente. Esta argumentación, que han sacado tanto los estadunidenses como algunas autoridades mexicanas, de que el muro es una facultad soberana de EU no es del todo correcta porque no se puede hacer algo, sobre todo en bienes compartidos, cuando afecta a los vecinos. Esto se observa, por ejemplo, en la cuestión de recursos transfronterizos, como el agua, la flora y la fauna e incluso con el petróleo, que no reconocen limitaciones ni fronteras políticas”, explicó el experto.
El también director del Anuario Mexicano de Derecho Internacional detalló que México y Estados Unidos tienen celebrados una serie de tratados sobre límites; uno de los mejores ejemplos es, precisamente, el Convenio sobre Cooperación para la Protección y Mejoramiento del Medio Ambiente en la Zona Fronteriza, conocido como Acuerdo de La Paz, celebrado con EU en 1983.
Al ser cuestionado sobre la posibilidad de que México interponga y gane una demanda ante La Haya u otro órgano jurisdiccional internacional (por ejemplo en el contexto del TLC) por el daño ambiental derivado de la erección del muro, y que el gobierno de Donald Trump se niegue a desacatar su resolución, Becerra Ramírez respondió que eso no es una opción para EU: “Hay una obligación, para todos los Estados, de cumplir las sentencias que se dicten en su contra. Aquí es donde el derecho internacional no se cuestiona porque es claro.
“La misma Carta de la ONU establece en su artículo 94, que en caso de incumplimiento de una sentencia de la Corte, la otra parte puede acudir al Consejo de Seguridad quien tendría que dictar una resolución sobre el asunto”.
Concluyó, contundente: “Sobre si esto puede frenar la construcción de un muro más sólido, la respuesta es sí. Aunque es necesario que EU, en principio, acepte la competencia de la Corte Internacional de Justicia para que el asunto se judicialice. Pero también México puede acudir a otros foros internacionales como es el caso del sistema de solución de controversias del TLC”.