Una misteriosa mujer cae de un quinto piso y queda en coma, mientras que Verónica Balda, una prestigiosa periodista, lucha por su oficio sin saber que su vida pronto va a cambiar.
En entrevista con MILENIO, Claudia Piñeiro (Buenos Aires, 1960), escritora y guionista de televisión, habla de su nueva novela, La muerte ajena, publicada por Alfaguara.
¿Qué función tiene la novela negra para contar una historia de crimen y violencia?
Es una herramienta a la que recurrimos cuando queremos contar estas historias y se mete la muerte, el poder, la corrupción, un montón de temas que están muy ligados a la novela negra. Escribí la historia de estas dos hermanas: una es periodista, la otra escort, y les pasan todas estas cosas e inmediatamente aparecen rasgos del género negro, porque se introduce un montón de situaciones como la violencia, la oscuridad, los lazos de poder, más allá de que hay un enigma y hay una búsqueda de la verdad, de qué le pasó a Juliana en este caso, ¿por qué cayó de esa ventana?
¿Por qué hay periodistas en varias de tus novelas?
Tengo al periodismo muy cerca. Por un lado, tengo muchos amigos que se dedican al periodismo; escribo notas y trabajo para diferentes medios, pero no me digo periodista porque yo soy escritora y, además, trabajo en un programa de radio. Entonces, ese ambiente es el que se refleja en la novela y está muy presente en mi vida.
¿Qué le permite hacer esta figura?
Es que para nosotros, en Argentina, y probablemente es trasladable a otros países de Latinoamérica, cuando quieres contar una historia que tiene una investigación y ribetes de novela negra, es difícil recurrir a un policía o un detective porque hay un cierto desprestigio de la institución y poner a investigar casos de corrupción a un policía, es más bien que lo pones del lado de los corruptos en general. Esto no quiere decir que todos están ahí. Hay un gran problema en la construcción del detective típico de la novela negra por eso recurrimos a periodistas, a abogados, a veces a una ama de casa, lo que sea, que son los que se ponen a investigar pues quien debería investigar estas cosas no lo hace.

¿Cómo surge la historia?
Son dos mujeres que no se conocen, pero cuando la periodista se entera de que esa chica que cayó es su hermana, empieza como un camino del héroe y tiene que pensar si se pone a investigar o no, como periodista y porque es su hermana. Eso es lo que yo tengo en la cabeza cuando empiezo a escribir la novela, siempre surge de una imagen disparadora.
¿Y el tema de la violencia y la prostitución?
Cuando me meto en eso, irremediablemente aparecen la sexualidad y el poder, que es el tema que atraviesa toda la novela. Esta chica tenía relación con gente muy poderosa que recurre a mujeres que ejercen trabajo sexual y también para infiltrarlas en lugares, usarlas de espías o ponerlas en un cargo público. Todo eso empezó a aparecer en la novela: el poder y la sexualidad vinculada con él.
¿Qué rol juega la familia en la novela?
En mis novelas siempre hay familias con conflictos. Lo que me interesa, y a la literatura en general, son las familias que lo son de un modo particular, no las que parecen un folleto de venta de dentífricos o de galletitas, que parecen felices. Me interesa mucho ese núcleo primario donde se dan ciertas relaciones que luego se replican en la sociedad. En definitiva, mis novelas son bastante sociales y el núcleo donde parto, para contarlo, es la familia, que no deja de ser una célula dentro de ese gran organismo que es la sociedad.
¿Hay algún intento por reivindicar el oficio de la prostitución?
Yo no usaría la palabra reivindicación. Yo trato de ser objetiva y en ningún momento estigmatizar ese trabajo. Considero que a alguna persona puede no parecerle adecuado y no elegirlo, pero a veces estigmatizamos a la trabajadora sexual al no darle leyes que la protejan. No nos ocupamos tanto de los señores que consumen ese trabajo y que a veces las explotan. No digo hombres que explotan mujeres en el trabajo sexual o tráfico de personas, porque eso por supuesto que es delito y tiene que estar condenado. Quiero decir, hay poderosos y políticos que hoy tienen que llenar la lista por los cupos femeninos y no tienen en su partido o alrededor a mujeres para ese lugar, entonces toman a una de las que conocen, la ponen en ese lugar y ellas no tienen la menor idea de lo que tienen que hacer, solo saben que tienen que responder a lo que el señor les diga. Eso es explotar a esas mujeres también.

¿Cómo decidió el formato de la novela?
Esta estructura de tres versiones tiene un objetivo; no son tres puntos de vista nada más. Al verlo desde distintos ángulos vemos distintas aristas de ese objeto. Acá lo que cambia no es el lugar desde donde miramos, sino el objeto mismo. Yo recurro a tres narradores, lo que se llama en literatura narradores no confiables. Porque nosotros, los narradores en general, en la literatura, le creemos, pero cuando pasas al segundo, dices: “Pero, ¿cómo? ¿El primero me estaba mintiendo o es el segundo? Y cuando pasas al tercero, es lo mismo, y siempre como lector tienes esa inquietud de cuál es el que está diciendo la verdad.
¿Su periodista lucha contra la desinformación?
El problema es cuál es la verdad. ¿Hay una verdad? Y eso replica un poco lo que nos pasa todos los días cuando leemos el diario: permanentemente hay noticias falsas, cosas tergiversadas, y la sensación que tenemos es que no sabemos cuál es la versión de la realidad que está permanentemente en discusión. Fastidia en lo que se ha convertido el periodismo, que ya no es dar información sino sostener la audiencia, generar clickbait. La pirámide del periodismo, que era invertida, poner lo principal adelante, arriba, porque es lo que primero lee el lector, y luego ir bajando en intensidad de información, cambió totalmente. Ahora te ponen un título que te atrapa, y cuando empiezas a leer la nota, tienes que ver dónde está eso que te pusieron en el título, que no lo encuentras o quizá sí, perdido al final, y a veces ni siquiera lo encontrarás.
Muchas de sus novelas terminan en series o películas. Tiene una manera de narrar llena de imágenes. ¿Ya recibió ofertas por La muerte ajena?
En eso estamos; tengo algunas ofertas y ojalá que alguna se concrete. Pronto saldrá Las maldiciones, una novela mía, y un poquito más adelante, Catedrales y El tiempo de las moscas como series, así que estoy muy contenta. Yo pienso siempre en imágenes, entonces busco las palabras para contar esas imágenes.