Un mundo oculto bajo las olas, un universo que palpita con vida y energía, que sostiene la biodiversidad y protege nuestras costas es el arrecife coralino, un ecosistema vital cuyas formas multicolores y frágiles esconden una fuerza inconmensurable.
Hoy más que nunca, voces como la de Eloy Ramírez Matus y Rodolfo Raigoza, guardianes y caminantes de ese reino marino, invitan a descubrir la emoción, la ciencia y el compromiso que nace desde el corazón para proteger estos tesoros naturales.
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Eloy Ramírez Matus, especialista del proyecto de conservación de Grupo Xcaret, comparte la esencia íntima de su trabajo: “De una célula nace algo increíble. Surge desde ahí desde la pasión, desde un vínculo muy fuerte, que ciertas personas tenemos y queremos hacer algo realmente transformador por los arrecifes. No se trata sólo de conservar, sino de honrar un sueño, una responsabilidad que nace del amor profundo a un mundo invisible para muchos, pero que alberga la vida de miles de especies, algunas que sustentan la mesa y la economía de comunidades enteras”.
La importancia de los arrecifes excede su belleza. “Una barrera arrecifal saludable puede contener la energía de una bomba atómica,” explica Ramírez Matus, resaltando el rol protector de estos ecosistemas frente a tormentas y huracanes que azotan las costas mexicanas. Más que estructuras, son un escudo vivo que resguarda vidas humanas y constantemente ofrece refugio a peces, crustáceos y moluscos esenciales.
“En cada grano de arena blanca que pisamos hay historia coralina; la acción de peces transforma el coral muerto en arena fina que eventualmente forma nuestras icónicas playas. El trabajo para restaurar estas maravillas lleva años y enfrenta retos como el cambio climático, la contaminación y la presión humana”.
Explica que, “cada coral que cuidamos durante unos tres años en laboratorio es una esperanza contra el tiempo”, comparte el biólogo, recordando que desde casa, todas las personas pueden hace su aportación: educarnos, reducir residuos, y transmitir a futuras generaciones el respeto por el mar.
Bienestar integral
Rodolfo Raigoza, director corporativo de conservación de Grupo Xcaret, destaca la evolución y compromiso profundo del grupo en esta causa: “Nos interesa en gran medida el tema de la conservación, buscamos hacer las cosas de manera diferente para contribuir con la conservación de las especies, particularmente el de los corales”.
Subraya que el bienestar del arrecife es inseparable del desarrollo económico sustentable, resaltando su impacto en el turismo y la pesca.
“La derrama económica de un ambiente saludable es el motor principal de nuestra industria turística que depende al 100 por ciento de un turismo sostenible”.
El poder de la difusión también se torna fundamental, por esa razón anuncian el estreno de un documental que retrata su iniciativa en pro de la preservación y restauración del mundo coralino.
“Es una invitación para abrir los ojos y el corazón, para que, la gente que lo vea, entienda la problemática y la necesidad urgente de tener un programa como el nuestro,” dice Raigoza.
Su esperanza es que su documental llegue a más personas para concienciar y promover la acción colectiva.
Los arrecifes coralinos son el latido invisible del océano, y gracias a la paciencia y la entrega de las personas como Eloy y Rodolfo, ese latido puede seguir llenando de vida este planeta. Esa llamada pide ser escuchada y atendida, pues de toda la sociedad depende que siga latiendo por generaciones futuras.
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La alianza
En las cálidas aguas del Caribe mexicano, héroes y heroínas luchan para devolver vida a los arrecifes coralinos, esos jardines submarinos que sostienen biodiversidad, protegen nuestras costas y alimentan economías enteras.
Lo hace con la unión de fuerzas de dos mundos: la ciencia pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la iniciativa privada a través de Grupo Xcaret. Un proyecto que nació con pasión, ante la urgencia y con el sueño compartido de preservar un legado natural irremplazable.
Anastazia Teresa Banaszak, experta en biología marina de la UNAM, relata la forma en que inició esta colaboración: “Buscaba cultivar corales de gametos y no tenía las instalaciones adecuadas en la UNAM, nadie más estaba trabajando ese tipo de cosas. Entonces contacté a Xcaret, que ya tenía experiencia en acuarios, y gracias a sus instalaciones los corales crecieron muy bien”.
Explica que cada paso ha sido un aprendizaje constante: “Cada paso es como tener bebés, el proceso es lento y cuidadoso pero ese esfuerzo abre posibilidades para la restauración coralina”.
La especialista alerta sobre el alarmante declive de los arrecifes: “En 20 años se perdió el 95 por ciento de la cobertura coralina en el Caribe mexicano, mucho más rápido de lo que los modelos predecían. Hay enfermedades, blanqueamiento y contaminación que amenazan esta joya marina”.
Enfatiza además en el impacto del cambio climático y la contaminación con nutrientes: “Estamos metiendo mucha basura, muchos nutrientes, y eso provoca algas que matan los corales”.
A pesar de eso, mantiene la esperanza gracias al banco genético único en Latinoamérica, que preserva corales clave para la supervivencia futura.
Esta alianza entre la UNAM y Grupo Xcaret representa un rayo de luz en la crisis coralina. Gracias a la ciencia y a la colaboración, el latido de los arrecifes puede seguir vibrando, sosteniendo la vida marina y preservando para las futuras generaciones un Caribe lleno de esperanza.
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