Franco, de cuatro años de edad, se despierta de su siesta que tenía en el auto mientras llegaban a sus sesiones de equinoterapia. Aún con algo de sueño, atiende la palabra “arre” para saber que subirá a la “mandiguilla”, una yegua que suele recibirlo cada semana en sus sesiones. Pronto hacen conexión y se mantiene serena mientras él se acomoda en su lomo como si fuera una almohada.
Desde hace dos años acude a la equinoterapia para tratar su condición con trastorno de sueño derivado de una neurodivergencia. El paso del tiempo y de las sesiones refleja marcada mejoría según su mamá y su abuelo, quienes lo acompañan en cada terapia, a las que también acude su hermano Pedro, de 11 años de edad, quien presenta trastorno de déficit de atención (TDAH).
“Al paso de las sesiones se ven mejoras de manera integral, desde cambios físicos en el tono muscular, mejora mucho su equilibrio y la coordinación; además, en el tema cognitivo se ve una mejoría en la concentración y en la memoria, mientras que en lo emocional conectan con el caballo y les brinda mucha tranquilidad y duermen mejor”, comparte Nidya Curiel, madre de ambos pequeños.
Algunos la ven como una terapia, otros como toda una clase integral. Un caballo se convierte en auténtica medicina para quien lo monta. Su calor corporal y cadencia al caminar tienen efectos curativos, ya sea del cuerpo, de la mente o del alma. Su movimiento hace mover cada parte del cuerpo humano, incluso aquellas en las que la rigidez parecía invencible.
Llamada equinoterapia, realizar diferentes actividades ecuestres puede ayudar a personas con problemas de socialización, con discapacidad o con alguna neurodivergencia y su amplia gama de condiciones, entre las más comunes el TDAH y el autismo, que abarcan más del 70 % de las atenciones, de acuerdo con Montserrat Orona, del centro Wabi Sabi de Gómez Palacio.
Los niños son los principales pacientes del equipo conformado por los equinos y los profesionales que los manejan, personas capacitadas y certificadas que resultan parte esencial de su proceso, siempre de la mano con la familia como refuerzo en su desarrollo.
“En el aspecto terapéutico el caballo es muy eficiente, da muchas herramientas para manejar ciertas actitudes o problemáticas del diario vivir. En nuestro centro de terapia, en un porcentaje, recibimos hasta un 70 % de niños entre los 4 y 16 años con neurodivergencias como TDAH, autismo, Asperger, o del retador compulsivo, el síndrome del niño sacudido o niños con síndrome de Down”.
Explica que el instinto de mantenerse a salvo se activa al estar encima del imponente caballo; de igual manera se activa el equilibrio y la concentración por la estimulación sensorial y la autorregulación, mecanismos que requieren personas con alguna neurodivergencia, es decir, con variaciones en su funcionamiento neurológico y diferencias en la percepción.
“Con el simple hecho de que el caballo camine ya hace que se mueva todo el cuerpo de quien lo monta; además, se fuerza a que se equilibre y a que las piernas ejerzan fuerza para no caerse. Hace que el niño esté atento a lo que va a hacer el caballo, lo toman como un reto. El simple hecho de montar a caballo ya es mágico, pero aumenta cuando se enfoca a un tema terapéutico.
“Tenemos muchas historias de éxito: niños que no caminaban y empezaron a tener movilidad en las piernas; otros que llegaban en silla de ruedas y salían intentando mover sus piernas. Unos que bailaban arriba de un caballo cuando antes no querían ni salir. El caballo te mueve absolutamente todo, lo que ayuda a niños con espasticidad con movimiento muscular”, comenta Montse Orona.
Equinoterapia integral
De igual manera, Juan José Arellano, del Centro de Terapia Equina Santa Sofía, cuenta con más de 20 años de experiencia y es testigo de cómo el caballo puede cambiar la calidad de vida de las personas, siempre y cuando exista el apoyo de la familia y participe el círculo de convivencia de quien toma la terapia, o clase, como le llama a estas actividades.
Comparte que en México la equinoterapia tomó fuerza en la década de los setenta en la CDMX y, de manera posterior, surgieron variedad de capacitaciones y se amplió a otras partes del país. Sin embargo, ha evolucionado hasta ofrecer cada vez más alternativas para complementar la terapia asistida con caballos y hacerla más integral.
Arellano ve a la equinoterapia como una actividad alternativa con el caballo en parte medular junto al personal capacitado, pero destaca que en la actualidad también se trabaja junto a especialistas en rehabilitación física y del área pedagógica y psicológica para reforzar la lógica matemática de los pacientes, esto mediante la implementación de otras dinámicas más didácticas.
“Se implementan nuevas dinámicas en las que se utiliza al caballo, pero también a personal profesional en áreas de rehabilitación física o pedagógica, sobre todo donde se da un seguimiento en las áreas de oportunidad utilizando materiales didácticos con los que el niño avanza; un seguimiento que debe ir entre los maestros de la escuela, los padres y el equipo de equinoterapia, tanto de lo físico y muscular como lo escolar y el área de adaptación social.
“Nos dirigimos a esta actividad como equinoterapia, pero lo hemos ido adaptando a una clase sobre el caballo que involucra diferentes áreas. Le damos un giro a que no es una terapia, los niños ya están cansados de eso: es una clase donde el niño debe tener la misma seguridad como cualquier otro niño para alcanzar sus objetivos de manera progresiva; eso desarrolla su autoestima”.
De acuerdo con el encargado del Centro de Terapia Equina Santa Sofía, con centros en Jerez, Zacatecas; en Durango, Durango, y otros en Matamoros, Coahuila, de un 100 % de los niños que acuden a las sesiones, un 50 % son diagnosticados con TDAH; entre un 15 y un 20 % con síndrome de Down o parálisis cerebral, y del espectro autista o Asperger un 30 %, y va a la alza.
“Anteriormente las atenciones de equinoterapia por autismo representaban un 15 %, pero las cifras se han incrementado en los últimos años hasta ser más del 30 %, junto al Asperger”.
Otro sector de niños y adultos que recurren a la equinoterapia son aquellos con patologías físicas como parálisis cerebral, espasticidad (músculos contraídos), sin alguna extremidad o con debilidad visual, incluso menores infractores.
“He visto casos muy impresionantes: niños en silla de ruedas o postrados, que no pueden tomar agua o comer por sí mismos, que no tienen fuerza en su espalda o piernas, y después de un tiempo y bastantes clases, de mucho compromiso y trabajo constante, se han sentado, se han recuperado y han logrado hacer cosas solos que nunca imaginaban con esos diagnósticos.
“Hay que resaltar el compromiso que tienen los padres hacia los hijos: no fallan a una clase, están temprano, tienen la constancia y la fe de que sus pequeños van a mejorar en algunos aspectos. El compromiso de los padres es el principal para que se vean los avances que se esperan”.
Equinoterapia en adultos
La equinoterapia es muy recomendable también para los adultos, ya sea por depresión, ansiedad, drogadicción o alcoholismo, o simplemente estrés, son algunos casos que pueden aprovechar el vínculo que se toma al tener contacto con el animal.
La pandemia fue un parteaguas en muchas personas que empezaron a experimentar episodios de ansiedad y depresión, por lo que la equinoterapia llegó como el remedio a la medida para “una liberación emocional”, como lo complementa Montse Orona, que junto a su madre, Claudia Reyes, se capacitaron para abrir el centro Wabi Sabi en el sector Nuevo Gómez.
“Al salir de la pandemia la gente estaba muy deprimida y con los caballos les ayudamos a salir de ese encierro y les dimos una liberación emocional. Todos podemos tomar una sesión de equinoterapia al ser una terapia regulatoria; hay pacientes con ansiedad o depresión, unos con secuelas cerebrovasculares que ayudan a fortalecer su movilidad”, complementa.
Beneficios
- Reducción del estrés y la ansiedad
- Mejora de la autoestima y la confianza
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento
- Mejora de la movilidad y la flexibilidad
- Fortalecimiento de los músculos
- Mejora de la función cardiovascular
- Reducción del estrés y la ansiedad
- Mejora de la autoestima y la confianza
- Desarrollo de habilidades de afrontamiento
¿Qué trata la equinoterapia?
Discapacidades físicas
- Parálisis cerebral
- Lesiones medulares
- Artritis
- Esclerosis múltiple
- Discapacidades físicas congénitas
Trastornos del desarrollo
- Autismo
- Síndrome de Down
- Trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
- Trastornos del espectro autista (TEA)
Trastornos mentales
- Depresión
- Ansiedad
- Trastorno de estrés postraumático (TEPT)
- Trastornos de la personalidad
- Trastornos alimentarios
Problemas de salud emocional
- Baja autoestima
- Falta de confianza
- Problemas de relación
- Duelo y pérdida
- Estrés y ansiedad
Otros padecimientos
- Adicciones
- Problemas de salud crónicos
- Enfermedades degenerativas
- Traumatismos craneoencefálicos
- Lesiones deportivas
Fuente: Centro de Equinoterapia Wabi Sabi
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