Dan es un joven lagunero de 24 años que actualmente cursa la universidad; desde los 10 años fue detectado con depresión y ansiedad; meses después del diagnóstico fue remitido al área psiquiátrica y desde entonces tiene que tomar medicamentos.
Aunque afortunadamente pudo acceder a la atención, no siempre pudo costear sus medicinas; eso afectó muchas áreas de su vida y por varios años tuvo que pausar sus estudios debido a los episodios que tenía.
Aunque prefirió mantener su anonimato, dijo a MILENIO que el sector salud aún tiene mucho que hacer para atender a quienes lo necesitan, y de igual forma, romper las barreras y los estigmas sociales que hay al buscar la atención de un psicólogo y un psiquiatra.
“Yo tenía como 10 años, iba a cumplir 11 cuando me dijeron que iba a ver a un doctor; no me acuerdo de mucho, solo que a partir de ahí mis días se llenaron de pastillas. Gracias a mi mamá tengo seguro social, pero a veces no había medicina en las farmacias y sí son muy costosas. El tratamiento y la depresión no me dejaban dormir en algunas ocasiones, y en otras no podía con el sueño que me generaban. Logré salir de la preparatoria, pero entonces decidí pausarla; fue cuando ahí de plano dejé de ir porque no había medicina en el hospital y mis papás no podían costearla”.
Fue un día que solamente decidió regresar a la clínica; al haber conseguido un trabajo, pudo pagar su propio tratamiento cuando el hospital no tenía la medicina; eso lo ayudó para iniciar con una carrera universitaria.
“Aún es difícil, pero quiero motivarme todos los días y seguir avanzando para poder terminar mi carrera, buscar un trabajo para poder ejercer y tener una vida normal, como las de otras personas; no es imposible”, relató a Milenio.
La necesidad de atención psicológica y gratuita es cada vez más grande; sin embargo, no todos pueden acceder a ella debido a los costos y, de igual manera, al todavía existente estigma de buscar a un especialista de la salud mental para atender problemas de diferentes tipos. Pese a ello, actualmente hay más asociaciones y personal del sector privado que busca atender a pacientes a bajos costos, mientras que el sector salud hace lo que puede con el personal que hay.
Tan solo la Jurisdicción Sanitaria VI, que conforma los municipios de Torreón, Matamoros y Viesca, del estado de Coahuila, tiene 28 psicólogos y 2 psiquiatras, los cuales atienden a un aproximado de 480 pacientes al mes; aun así hay una lista de espera con la cual siguen trabajando para intentar reducir la cifra y redirigirlos para que obtengan atención gratuita de inmediata.
Es el área psiquiátrica la más saturada; cada médico atiende a un promedio de 40 pacientes al mes y, en promedio, cada uno de los 28 psicólogos atiende a 14 pacientes; aun así, se busca que aquellas personas a las que se les dificulta el tema económico para trasladarse a los distintos consultorios puedan acceder al programa de telemedicina.
Jorge Alberto Ruiz López, encargado del programa de Salud Mental y Adicciones en la Jurisdicción, explicó que este programa tiene la intención de que los pacientes accedan a terapia vía remota; a través de una plataforma se detecta si hay un espacio libre con algún psicólogo ubicado en otra Jurisdicción, y entonces se establece una forma de comunicación para que se lleve a cabo la terapia.
“Sobre todo en la parte del psiquiatra sí estamos un poquito saturados, pero en la medida de lo posible tratamos de darle en la parte psicológica, ir canalizando. El programa de telemedicina se hizo tomando en cuenta las necesidades grandes que tiene el sector salud, entonces se hizo una tarea de conectar a los especialistas que están dentro de la misma secretaría. A través del internet se hace una red interna de todos los centros de salud y entonces el médico llega al usuario a la consulta general con el médico y si él percibe que su atención o su problema, más que ser médico o biológico, es la parte psicológica o psiquiátrica, él mismo accede a la plataforma y solicita una atención psicológica o psiquiátrica a través de la telemedicina. Y entonces hay un, podríamos llamar, un call center y en Saltillo establecen las redes que pueda decir, o sea, es que hay un psicólogo en un municipio que está solo, entonces te puede dar una cita vía telemedicina, vía virtual”, explicó.
Las consultas son gratuitas y solo puede acceder a ellas la población que no cuenta con seguridad social. Al menos en el municipio de Torreón, los psicólogos se concentran en el Centro de Salud de las Luisas, Centro de Salud de Abastos y la Unidad de Consulta Externa; en los municipios de Matamoros y Viesca también están ubicados en los distintos Centros de Salud.
Ruiz López explicó que el resto de los psicólogos están distribuidos en los Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención del Sida e Infecciones de Transmisión Sexual, (CAPASITS) y los Centros Comunitarios de Salud Mental y Adicciones (CECOSAMA), mientras que los psiquiatras están únicamente en el Hospital General de Torreón.
Sin embargo, la cantidad de infantes que requieren atención psicológica y psiquiátrica también va en aumento, Jorge Alberto señala que poco más de 100 personas que atienden psicólogos y psiquiatras son menores de edad, lo que representa el 20 por ciento de la población que contabiliza la Jurisdicción en esta área; además, comenta que a través de los datos del INEGI pueden conocer que el tema de las adicciones es otra problemática, ya que el rango de edad en el que los niños tienen algún contacto con las drogas, es decir, alcohol y tabaco, es desde los 8 años.
“Ellos nos platicaban que hace 10 años el rango en donde el adolescente tenía su primer contacto con las drogas era aproximadamente a los 14 años. Hoy estamos viendo gente, niños de 8 años. Entonces, si te fijas, el rango ha disminuido. Entonces, aproximadamente entre los 8 años ya tienen el primer contacto con alcohol y con droga, con tabaco. Esa podría ser la edad”.
Mientras que el uso constante de pantallas desde los primeros años de vida, aunado a la mala alimentación, y en otros casos el tema de violencia o falta de límites en los infantes, puede ser una de las causas para que padres se acerquen o se vean obligados a llevar a sus hijos con un terapeuta para trabajar en los diferentes comportamientos.
Lucero Cruz López, psicóloga especializada en la psicoterapia infantil y clínica, menciona que actualmente los infantes se enfrentan a trastornos por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), autismo y trastorno negativista por oposición, pero también a problemas de ansiedad que llevan al trastorno del sueño.
“El TDAH, el autismo, también trastorno negativista por oposición. O sea, es como que básicamente es esta parte del enojo del niño ante situaciones que sucedieron en las que no tenía el control. También, y desafortunadamente, lo que usualmente ya me está llegando un poquito más en pacientitos niños es la ansiedad, donde las uñas están superpequeñitas, donde ya tienen trastornos del sueño, donde quieren tener el control de mamá, de papá”.
La especialista dijo que precisamente el uso constante de las pantallas y de ciertas aplicaciones brinda a quienes las usan una gratificación inmediata con solo deslizar, y el problema con las infancias es que busquen hacer lo mismo en todas las áreas de su vida, por ende, poner menos atención a la hora de clases, problemas para socializar con los compañeros y, en el peor de los casos, que la hiperestimulación de pantallas haga perder la noción de la realidad, que, al no ser atendidas por padres o un especialista, puede terminar en conductas violentas o en una adicción.
“Buscamos la gratificación inmediata y esto conlleva que la tolerancia a la frustración se vea muy disminuida porque con un clic o con un deslizar quito lo que no me gusta. Y actualmente no es como que vamos a deslizar a la maestra para quitarla de la situación; no le ponen la misma atención que a un celular porque está en gratificación inmediata, porque no tiene los mismos estímulos. Y si los niños tienen acceso a las pantallas, o a cualquier situación que no sea muy sana, va a ser su soporte, su apoyo, y obviamente no queremos una adicción a las pantallas u otras cosas”.
Pese a que son comportamientos de los niños, recomendó que la terapia debe ser también para los padres de familia, ya que muchos de los comportamientos vienen asociados con las conductas y la crianza de los adultos hacia sus hijos, y siempre es importante que los terapeutas puedan redirigir a los pacientes con el especialista adecuado para tratar el trastorno que presentan.
“Entonces es esta parte también de papás. Primero es trabajar con ellos el duelo, ¿no? Con cualquier trastorno es trabajar con ellos el duelo, porque ellos tenían la ilusión de un hijo de estas características. Hablando de los límites, cuando mamá o papá quieren ponerlo, queda como el logro, porque me están poniendo un límite mientras mi mamá o mi papá me está diciendo que merezco todo. Y esta parte de la empatía también se ve modificada o se ve alterada porque no conocemos el límite que tenemos. Aquí la recomendación sería que ambos padres tengan esa intención de mejorar o de cambiar la conducta”.
Sin embargo, el estigma todavía existe en algunas generaciones, y, por otra parte, el poco acceso a los especialistas de la salud mental se suma a las complicaciones para atender no solo a las infancias, sino también a adolescentes, jóvenes y adultos que requieren terapia.
“Pero volvemos a este punto que tienen arraigadas otras historias, otros pensamientos y decir que eso es para locos, aunque ya no lo piensen aparentemente tal cual así. Pero también uno de los impedimentos es el romper la barrera con los papás; esa es desafortunadamente una razón por la cual no los traen, creer también que están fallando como papás. Y el acceso sí es complicado, porque, por ejemplo, en la parte pública saben y quieren ir, pero las citas son muy retiradas, entonces desde el seguimiento es muy complejo. Y en la parte particular, también es complejo; nosotros tenemos niños tanto de escuelas particulares como de escuelas públicas, a veces trabajamos algunos convenios, pero inclusive cuando esta parte que les hacemos un gran descuento es muy complicado para ellos. Y lo comprendo, porque muchas veces no tienen coche propio y buscan un taxi, y todo genera un gasto”.
Al menos en el municipio de Torreón, existen diversas asociaciones civiles que buscan brindar terapia a bajo costo; tal es el caso de Terapeando vidas, ubicada sobre la calle Valdés Carrillo, a pocos metros del bulevar Independencia, y ofrecen desde consultas psicológicas, psiquiátricas e incluso nutricionales con precios que van desde los 140 pesos hasta los 450 pesos; la gente que así lo requiera puede contactarse al número de WhatsApp 8714154994.
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