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  • Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas

  • Estas peregrinaciones tienen como objetivo pedir algún milagro o llevar alguna manda para que la Virgen interceda; asimismo, hay quien solo acude a mostrar su agradecimiento.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

En el catolicismo, este 12 de diciembre es considerado el aniversario de la aparición de la Virgen de Guadalupe a San Juan Diego; es por ello que hoy, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.

En algunas ocasiones estas peregrinaciones representan algo más que eso: desde pedir algún milagro o llevar alguna manda para que la Virgen interceda ante cualquier situación difícil; asimismo, hay quien solo acude a mostrar su agradecimiento.

Los caminos hacia la Villa

Es de tomar en cuenta cómo es que estos millones de peregrinos llegan hasta la llamada Villa de Guadalupe.

Existen desde las formas más convencionales, que van al templo en transporte público o en su vehículo particular, principalmente quienes radican en la Ciudad de México, pero también hay peregrinaciones de diferentes partes del mundo, por lo que incluso hay creyentes que viajan en avión para llegar.

En estas maneras de peregrinar hay algunas que requieren un esfuerzo físico, como aquellas que se hacen caminando, en bicicleta o incluso de rodillas; en ocasiones, la fe y el amor por la Virgen se imponen y son clave para superar la capacidad humana.

Acompañar la fe sobre dos ruedas

En esta ocasión, este reportero y mi compañero camarógrafo, Gabriel Martínez, decidimos vivir en carne propia lo que era acompañar al Club Ciclista de la junta auxiliar de Santa María Xonacatepec durante la peregrinación que han realizado por 35 años consecutivos.

La peregrinación empieza antes

Si tú pensabas que la peregrinación empieza con una misa de bendiciones y despedidas, estás equivocado.

Todo empieza unos días antes, con la logística de los vehículos que van a ir acompañando a los ciclistas, el listado de la comida y la resolución de pendientes antes de iniciar el trayecto.

Es en esta parte cuando conocimos a los señores Blas y José Luis Varela, organizadores de la peregrinación; nos citaron desde el miércoles 10 de diciembre para adornar el camión tipo torton que llevaría a las bicicletas y a nosotros, los peregrinos, de regreso.

Una capilla que abre el camino

También instalamos una especie de capilla en la batea de la camioneta que sería la encargada de abrir el camino al grupo de ciclistas. En ella viaja una imagen de la Virgen de Guadalupe y un busto de San Juan Diego, que fueron colocados entre diversos arreglos florales.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

En ese encuentro, tanto Blas como José Luis nos dieron las últimas indicaciones: llevar ropa para el frío y cobijas para pasar la noche, pero nos advirtieron que lo más importante era ir con fe para que la peregrinación no fuera complicada.

La bendición y el arranque

Fue así como nos citaron para la misa de las siete de la mañana del día siguiente, donde el sacerdote haría la bendición de los vehículos y los ciclistas, deseándonos buen viaje de ida y regreso.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

Si bien en el templo de Xonacatepec había por lo menos mil 500 peregrinos, hay que decir que nosotros nos integramos a un grupo de 30 ciclistas, quienes, sumados a sus familias y amigos, conformamos un grupo de alrededor de cien personas.

Ciento cincuenta y ocho kilómetros de fe

Llegó el momento de emprender el camino a la Basílica de Guadalupe. Ciento cincuenta y ocho kilómetros nos separaban desde la presidencia de esta junta auxiliar y, aunque nos habían dicho que tendríamos un lugar privilegiado para realizar nuestra labor, jamás pensamos que tendríamos asientos de lujo, a un costado de la festejada.

Nosotros, al estar sentados con las imágenes, íbamos hasta el frente, seguidos del grupo de ciclistas y tres motos que también hicieron el recorrido; atrás de todos, una ambulancia y dos camionetas más. Mientras tanto, el camión se adelantó al paraje Llano Grande, en donde prepararon la comida para esperar al grupo ciclista.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

El trayecto y la solidaridad

El camino inició sin complicaciones para los peregrinos durante los primeros kilómetros; solo hicimos algunas paradas para buscar sanitarios, tomar agua o comer alguna fruta.

Conforme fuimos avanzando, cada vez era más común encontrarse con otros grupos de peregrinos: algunos a pie, otros corriendo, más ciclistas y algunos haciendo carrera de relevos; incluso vimos grupos en motocicletas.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

También pudimos ver cómo autos cargaban imágenes o estatuas que parecía no iban a soportar, al igual que camiones adornados con la bandera nacional y representaciones guadalupanas.

Mientras más kilómetros recorríamos, más común era apreciar cómo había personas dispuestas a ayudar, desde repartir agua o bebidas energéticas a la orilla de la carretera hasta quienes entregaban tortas, fruta o sándwiches a los peregrinos.

Primer gran descanso: Llano Grande

Fue así que llegamos a la caseta de San Martín Texmelucan; ahí se tomó la determinación de que una camioneta se quedaría con los ciclistas que se fueron atrasando, mientras que los demás seguirían conforme a lo planeado.

Siete horas de camino después llegamos a Llano Grande, una localidad a las afueras del Estado de México, en donde ya nos esperaban para comer; el menú fueron tacos de huevo con frijoles y papas con longaniza.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

A la par, los ciclistas, visiblemente cansados, se adueñaban de cualquier espacio para estirar las piernas o recostarse; algunos también decidieron tomar un refresco o comer chocolate para recargarse de azúcar.

Un susto en el camino

En este punto se registró el único incidente en esta experiencia, que afortunadamente fue menor, y es que, mientras entrevistábamos a los ciclistas, Aldo, quien encabezaba el grupo, tuvo una descompensación que de pronto nos preocupó; sin embargo, esta fue atendida de inmediato para que pudiera continuar el camino.

Cuando ya no pedalean las piernas

Cada vez estábamos más cerca de la meta y esto era notorio en la expresión de los ciclistas, quienes, a pesar del cansancio, aseguraban que para este punto pedaleaban el amor, la fe y las ganas de cumplir la manda para la Virgen de Guadalupe.

Después de 10 horas llegamos al lugar en donde se resguardaron los vehículos y ahí ya nos esperaba, de nueva cuenta, el equipo encargado de darnos de comer, pues era la última parada antes de ir al templo, ya cada quien por sus medios.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

Los últimos tres kilómetros

Estábamos a tres kilómetros de distancia de la Virgen de Guadalupe, la imagen más venerada del país, y eso implicó una hora aproximadamente, pero en este caso caminando, pues hay personas que deciden recorrer este trayecto de rodillas.

La llegada a la Calzada de Guadalupe

El momento de arribar a la Calzada de Guadalupe fue algo impresionante: ver cómo cientos de miles de personas querían llegar hasta la Basílica, sin importar la lluvia presente o el frío, todos se aferraron a cumplir su objetivo.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

Fue así como, después de 12 horas de peregrinación, por fin estábamos frente a la morenita del Tepeyac; personas llorando porque habían completado su manda, todas muy felices por haber concluido esta ruta.

Lo que se agradece en silencio

La mayoría de los peregrinos con quienes nos tocó convivir confiesan que hacen esto por amor a la Virgen, fe y, sobre todo, porque tienen algo que agradecer: salud, trabajo o el haber superado alguna enfermedad.

Noche fría, fe intacta

Nosotros esperamos a “Las Mañanitas” que se cantan a la Virgen para poder retirarnos, ya que todavía teníamos que concluir con nuestra labor, y fue ahí que regresamos al camión en donde dormiríamos.

Este 12 de diciembre, millones de personas peregrinan a su santuario, la Basílica de Guadalupe, como símbolo de devoción y fe.
Pedalear de Puebla a la Basílica, cuando la fe viaja sobre ruedas | José Alberto Pérez

Las inclemencias del clima hicieron de las suyas; el frío parecía congelar todo, pero el cansancio era mayor y pudimos descansar algunas horas hasta emprender el viaje de regreso.

Cambio generacional en el camino

De nueva cuenta, Llano Grande nos recibió para desayunar y ahí se llevó a cabo un cambio generacional en el grupo, pues Blas y José Luis ya no serán más los guías; los estatutos del Club Ciclista de la junta auxiliar de Santa María Xonacatepec indican que deben ser los más jóvenes quienes tomen la batuta. Con ello, Adalberto Ramírez será el nuevo encargado de realizar esta peregrinación.

El regreso a casa

Al terminar esta especie de cambio de estafeta, abordamos el camión para ir directo y sin escalas a la junta auxiliar, pues los peregrinos debían estar a tiempo para la misa.

Justo antes de entrar a Santa María Xonacatepec, los ciclistas de nueva cuenta volvieron a pedalear para dirigirse al templo de esta comunidad; su semblante era diferente, lucían descansados y con más ánimos, pues este era el último empujón para, ahora sí, culminar la peregrinación.

Al llegar al templo, el sacerdote los felicitó por lograr la hazaña: pedalearon por más de 150 kilómetros y ahora están con bien en casa; el religioso pidió que mantengan esa fe que los hizo llegar hasta la Basílica y que sigan el camino de Dios.

La lección del camino

Nosotros nos llevamos un aprendizaje único: las peregrinaciones tienen un sentido, un propósito que solo entiende quien participa en ellas y que pueden lograrse si se realizan con fe.

AAC

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