El obispo de la diócesis de Irapuato, Enrique Díaz Díaz, lanzó un llamado enérgico a las autoridades para que no oculten la gravedad de la violencia que se vive en Guanajuato, y exhortó a la ciudadanía a no normalizar la inseguridad que afecta a comunidades enteras.
El prelado advirtió que la violencia se ha convertido en uno de los problemas más serios que impactan la educación, la vida comunitaria y la formación religiosa, afectando directamente a jóvenes, niños, padres de familia y espacios educativos.

“Tenemos que ir al fondo de la violencia que es la educación, que las autoridades hagan su parte, que no se maquillen cifras, que no se escondan, que no se acostumbre a que pasan tantas cosas graves y parecería que seguimos como si nada. Ojalá que lo podamos tener muy en cuenta, muy presente”, declaró Díaz Díaz.
El obispo lamentó que la sociedad, en muchos casos, muestre indiferencia ante los hechos violentos, lo que genera un preocupante acostumbramiento a la inseguridad.
“Sobre estos temas de violencia, desgraciadamente cada día escuchamos noticias, escuchamos situaciones y a veces parecería que ya nos vamos acostumbrando. En estos días me tocó platicar con una familia y asaltaron a una persona; querían quitarle su teléfono celular y todos los alrededor, según me relató ella, pues como que nomás dijeron alguna palabra. Logró rescatar el teléfono”, compartió.
Díaz Díaz insistió en que la lucha contra la violencia debe centrarse en la educación y la formación de las nuevas generaciones, evitando responder con más violencia.
“No podemos acostumbrarnos a la violencia, tenemos que seguir trabajando, luchando por combatirla, no con más violencia. El viernes pasado, en un encuentro de educación, se señaló que la violencia es uno de los problemas graves que están afectando a las escuelas, la catequesis, a los jóvenes, a los niños y a las familias”, expresó.
Finalmente, subrayó que la violencia no debe generar desesperanza, sino motivar a exigir a las autoridades acciones concretas.
“No podemos ignorar que está sucediendo la violencia, pero no podemos caer en el pesimismo de decir que no se puede hacer nada”, concluyó.