El 2025 será recordado en Jalisco como el año en que el sarampión, una enfermedad que se creía bajo control, regresó con fuerza, desafiando al sistema de salud y exponiendo vulnerabilidades en la cobertura de vacunación.
Lo que comenzó en agosto como un brote focalizado en Arandas escaló hasta colocar al estado como el segundo a nivel nacional en número de casos. Sin embargo, una respuesta sanitaria masiva y tardía, que incluyó la aplicación de más de 600 mil dosis de vacunas, logró contener la propagación hacia el cierre del año, aunque dejando al descubierto lecciones críticas para el futuro.
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El año cerró con al menos 470 casos confirmados y la trágica confirmación de una muerte, con una segunda en estudio –ambas de menores de edad pertenecientes a familias jornaleras migrantes–, según el último informe de la Secretaría de Salud estatal, Héctor Raúl Pérez Gómez.
Alarma sanitaria
La primera alarma se encendió en agosto en el municipio de Arandas, en la región de Los Altos de Jalisco.
Los primeros reportes oficiales se registraron en octubre de 2025, cuando la Secretaría de Salud Jalisco confirmó 97 casos y mantenía otros siete en estudio.
En ese momento, Arandas se posicionó como el principal foco de contagio, con más de 80 casos confirmados, seguido de municipios del Área Metropolitana de Guadalajara como Tlaquepaque, Guadalajara y Zapopan.
Para noviembre, el estado ya reportaba 208 casos, con Arandas concentrando más del 66 por ciento de los contagios, con 139 casos, seguido a gran distancia por Tlaquepaque con 20 casos y Guadalajara con 12.
La característica que definió la crisis fue la movilidad, particularmente de jornaleros agrícolas temporales que se desplazan por trabajo y que representan aproximadamente el 65 por ciento de los casos totales. El virus saltó de las comunidades agrícolas a las aulas, obligando al cierre temporal de grupos escolares e, incluso, de una escuela privada completa en San Pedro Tlaquepaque en el mes de octubre.
Emprenden vacunación
El diagnóstico de las autoridades fue contundente y se mantuvo constante a lo largo de la emergencia: Más del 90 por ciento de los contagios ocurrió en personas sin vacuna o con esquemas incompletos.
Ante este panorama, la Secretaría de Salud Jalisco lanzó una campaña agresiva de vacunación, aplicando cientos de miles de dosis en operativos puerta a puerta en zonas de riesgo, con el apoyo de instituciones como la Universidad de Guadalajara, que habilitó módulos de vacunación en sus centros universitarios.
El brote de Jalisco formó parte de un resurgimiento del sarampión en México, donde se han confirmado miles de casos a nivel nacional.
Este fenómeno local refleja una tendencia hemisférica preocupante: en 2025, las Américas perdieron la certificación de eliminación del sarampión que habían obtenido años atrás, debido principalmente a un brote prolongado en Canadá.
Hacia el último día del 2025, las autoridades reportaron que la transmisión comunitaria en Jalisco se mantiene contenida.
El costo, sin embargo, se midió en vidas perdidas, aulas vacías y en la movilización urgente de todo el sistema de salud.
El episodio sirve como un recordatorio de que, frente a enfermedades prevenibles, bajar la guardia en la vigilancia epidemiológica y en la cobertura vacunal tiene consecuencias inmediatas y graves.
SRN
