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  • Jalisco se prepara para La Romería, donde dos millones de corazones caminan con la Virgen de Zapopan

  • Para los tapatíos, La Romería no es únicamente un acto de devoción, sino también un recordatorio de que La Generala protege a la ciudad
Cientos de miles de tapatíos salen a las calles para acompañar a la Virgen de Zapopan (Foto: Fernando Carranza)

La madrugada del 12 de octubre, cuando la ciudad apenas despierta, las calles se transforman en un río humano. Dos millones de peregrinos, entre rezos, danzas, cantos y mandas, acompañan a la Virgen de Zapopan en su regreso a casa, en la Basílica. El aire huele a incienso y a pólvora de cohetes que anuncian su llegada, mientras los pasos de los fieles marcan el camino. Guadalajara late al ritmo de esta tradición centenaria: La Romería.

Esta tradición es única porque condensa siglos de historia y de sincretismo religioso. Para los tapatíos, La Romería no es únicamente un acto de devoción, sino también un recordatorio de que La Generala protege a la ciudad.

Una de las celebraciones religiosas más grandes del mundo

La Romería es Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad de la Unesco. Para Samuel Gómez Luna Cortés, cronista de la ciudad, este reconocimiento internacional no es casualidad. 

“En primer lugar, por la tradición, la antigüedad que de ella emana; segundo, porque es una de las manifestaciones de la fe tanto populares, que la Iglesia y, en este caso, también las autoridades federales civiles, pues, cada año apoyan que se lleve a cabo, porque forma parte de la tradición de la ciudad de Guadalajara y que nos da identidad”, relata.
Dos millones de corazones caminan con la imagen de La Generala como acto de devoción y pedir su protección cada 12 de octubre
La fiesta y colorido alrededor del recorrido convirtieron a la Romería en Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco (Foto: Fernando Carranza)

Su fuerza, afirma, radica en que no es sólo una manifestación organizada desde arriba, sino apropiada por el pueblo. Cuando se torna meramente popular, no hay manera en la que una autoridad pueda evitar su celebración. 

“No solamente es una manifestación, insisto, de corte popular, sino que implica una serie de elementos que podemos observar y destacar: el sincretismo religioso, como ciertas posibilidades para que la ciudadanía genere toda esta festividad”, dice el cronista, quien asegura que ayuda también a entender cómo la evolución de la ciudad puede ser narrada a través de estas expresiones religiosas.

La declaratoria de la Unesco en 2018 colocó a La Romería en el mapa internacional. Desde entonces, Guadalajara es observada por antropólogos, documentalistas y peregrinos de otras latitudes que llegan para ser testigos de la multitudinaria procesión cada 12 de octubre, entre música y danzantes que toman las calles de manera natural.

La Zapopana acompaña a los tapatíos por casi 500 años

La Virgen de Zapopan llegó a Jalisco en 1530, traída por Fray Antonio de Segovia desde Michoacán. La pequeña figura de apenas 32 centímetros, hecha de pasta de caña de maíz, pronto fue reconocida como símbolo de paz. Su llegada ayudaría a que las tierras no solamente tuvieran mansedumbre, sino a evitar actos de violencia. De ahí el primer título con que se le reconoce: La Pacificadora.

El concepto de la virgen ya existía en el mundo prehispánico, considerada una deidad femenina que, de alguna forma, alimentaba y proveía abrigo: una figura amorosa. Por eso, los pueblos indígenas encontraron en la imagen de la Virgen de Zapopan un refugio y una coincidencia con sus creencias.

El culto se consolidó en el siglo XVII, con los milagros que concedió cuando las epidemias y plagas azotaban Guadalajara. Los pobladores, desesperados, pidieron la intercesión de la Virgen. 

“Para 1695 hubo una serie de pestes que asolaban la ciudad… Y recordemos que todavía para esa época la ciencia médica se encontraba en desarrollo prácticamente inexistente. De ahí que se pidiera la intervención de la divinidad”, precisa el cronista.

Desde entonces, su presencia ha acompañado a los tapatíos en sequías, tormentas y tragedias. Una de las historias más recordadas ocurrió cuando la Virgen fue llevada al Lago de Chapala en medio de una sequía severa y, tras su visita, las lluvias regresaron. “Hasta la fecha, cada año se sigue haciendo el recorrido también en el lago para ayudar a que tengamos un muy buen temporal”, comparte.

Para 1734 aproximadamente, es cuando comienzan los recorridos que hoy conocemos como parte de las visitas que la Virgen de Zapopan realiza en los templos de la entidad.

Dos millones de corazones caminan con la imagen de La Generala como acto de devoción y pedir su protección cada 12 de octubre
La fiesta ha sido apropiada por el pueblo, a tal grado que las autoridades también acompañan la celebración (Foto: Fernando Carranza)

Con el paso de los siglos, la devoción fue creciendo y la Virgen de Zapopan adquirió nuevos títulos: La Generala, porque su imagen está custodiada por una guardia de honor que se asemeja a un ejército; y Taumaturga, por los milagros atribuidos a su intercesión. “Cada año inclusive cumple las mandas como es acompañar a La Generala para que regrese con bien a su casa”, explica Gómez Luna.

Para los devotos, seguirla no es sólo un acto de fe, sino también de identidad. El cronista lo resume así: “Con esta misa, lo que se genera es que en Guadalajara volvamos a tener como este compromiso… acompañar a la Virgen, hacer de alguna forma promotores también de la misma, y la Virgen nos va a proteger de la peste, el rayo y la inundación”.

¿Cómo surgió la Guardia de Honor de la Virgen de Zapopan?

Una de las imágenes más emblemáticas de La Romería es la de hombres y mujeres vestidos de azul y blanco, con corbata negra, que custodian la imagen durante todo el recorrido: la Guardia de Honor de la Virgen de Zapopan.

Su origen se remonta a 1945, cuando el padre Gilberto Saldaña la fundó. En un inicio estaba integrada solo por varones, encargados de jalar con el “calabrote”, una gruesa soga, el vehículo que transportaba la imagen. Con el tiempo, se incorporaron mujeres y jóvenes, y el uniforme se transformó en el que conocemos actualmente. 

“Evidentemente es gente de la Guardia de Honor que tiene un compromiso, como se conocen, como laicos comprometidos, que muchos inclusive hacen la promesa de continuar con esta devoción que puede ser heredada”, explica Gómez Luna.

En sus filas conviven fieles de distintas edades y condiciones sociales, todos unidos por la fe. Además de custodiarla, se encargan de los rituales y de organizar parte de la logística. Publican un boletín titulado El Peregrino, donde registran historia, testimonios y noticias relacionadas con la Virgen.

Dos millones de corazones caminan con la imagen de La Generala como acto de devoción y pedir su protección cada 12 de octubre
Jaliscienses acompañana a La Generala de regreso a su Basílica en Zapopan (Foto: Fernando Carranza)

Guadalajara no duerme para venerar a la imagen

En la víspera de La Romería, Guadalajara no duerme. En la Catedral se celebra la misa del patronazgo y los fieles esperan las primeras horas del 12 de octubre para iniciar el recorrido de siete kilómetros hasta la Basílica de Zapopan. 

“Es muy bello observar cómo la gente se conglomera a lo largo de toda la romería… Y es muy bello porque lo mismo hay porras, hay cantos, hay gritos, hay desfile, se escuchan las vivas, la gente está rezando, está ayudando al peregrino, alguien ofrece agua, alguien ofrece una naranja, alguien ofrece la posibilidad de utilizar el sanitario”, describe el cronista.

La procesión avanza entre tapetes de aserrín, arcos de flores, lluvias de pétalos y repiques de campanas. A su llegada, las palomas blancas se liberan como símbolo de paz y esperanza. En la Basílica, la Virgen es recibida con aplausos, flores y una misa multitudinaria.

La imagen de la Virgen de Zapopan sorprende por su tamaño: apenas 32 centímetros de altura. Sin embargo, su poder simbólico es inmenso. Ha sido restaurada en varias ocasiones, la más reciente en 2022, y cada año se viste con un atuendo distinto, acompañado de un lema elegido por los franciscanos. 

“Lo más interesante es que la imagen de la Virgen mide escasos treinta y dos centímetros; digamos que es una imagen que, dentro de su pequeña estructura, nos demuestra la grandeza que tiene la fe en Jalisco”, señala.

La devoción pasa de generación en generación

Desde hace 25 años, Nora Isabel Baltazar acompaña a la Virgen de Zapopan. Tenía cuatro años cuando comenzó a danzar, motivada por la tradición familiar y la fe. Hoy, con 29 años y tres hijos, su vida sigue marcada por la devoción a La Pacificadora, transmitida por sus bisabuelos. 

“Desde los cuatro años soy danzante, porque mis abuelos, mis bisabuelos y mi madre son danzantes, mi hermana, mis tías, y yo siempre hemos danzado”, cuenta con orgullo.
La danza para Nora no es solo herencia: es también un acto de fe. “Toda mi vida siempre ha sido para ella, la Virgen de Zapopan, mis danzas, mis rezos, todo lo que me piden de la danza yo lo hago”.

Aunque reconoce que no siempre le es posible asistir a todos los ensayos, cada año se prepara para ofrecerle sus pasos a la Virgen de Zapopan.

“Yo lo hago con mucho amor, mucha devoción, mucha fe; le he pedido milagros, me los ha cumplido de muchas maravillas, es muy buena, mis pasos se los dirijo a ella porque me ha apoyado mucho”.

Junto a sus hermanos, su madre y su abuela acudía a La Romería como danzante. “Conservo fotos, y de ahí mi mamá dejó de ir; seguimos nosotros, mis hermanos y yo”. Hoy, ella repite el gesto: lleva a sus tres hijos a las danzadas, con la esperanza de transmitirles la fe y la tradición que la acompañaron desde pequeña.

Dos millones de corazones caminan con la imagen de La Generala como acto de devoción y pedir su protección cada 12 de octubre
La imagen de apenas 32 centímetros logra movilizar a millones de tapatíos a través de la fe (Foto: Fernando Carranza)

La fe de Nora hacia la Virgen de Zapopan no solo se expresa en la danza; también la vincula a un milagro que marcó su vida para siempre. “Mi niña, de ahora cuatro años, tenía complicación porque tenía el dispositivo pegado a la bolsa y tenía amenaza de aborto; pero al nacer mi niña todo fue bien y no nació con ninguna complicación”. Ese episodio fortaleció aún más su devoción. “Me enfoco en ella y en San Judas Tadeo, y les pido que me concedan milagros. Siempre he sido devota y es orgullo estar aquí siendo devota de la Virgen”.

Hoy, La Romería no solo es una expresión religiosa, sino también un testimonio cultural de la historia tapatía. “Creo yo que la imagen de la Virgen de Zapopan y la peregrinación que cada año se hace, pues, es digna de estudiarse, es digna de reconocerla y, sobre todo, entender que es una manifestación emanada del pueblo. Y cuando el pueblo se apropia de las cosas, no hay poder político humano que pueda destrabarlas”, expresa el cronista.

Así, cada 12 de octubre, Guadalajara se detiene para caminar junto a La Generala. La fe, la música, los colores y las promesas se entrelazan en un espectáculo único que ha resistido al paso del tiempo. Una tradición viva que sigue marcando la identidad de la ciudad y que, desde hace siglos, recuerda a los tapatíos que la Virgen de Zapopan siempre regresa a casa.

OV

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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