Juan Pablo Tovar es vecino del fraccionamiento San José Residencial, en Tlajomulco de Zúñiga, en el sur de la Zona Metropolitana de Guadalajara. Eran las 19:00 horas del lunes 8 de septiembre, cuando iba en su automóvil junto a su esposa rumbo a casa para descansar tras la jornada laboral, pero no llegaron a su destino hasta casi dos horas después.
La tormenta de esa tarde inundó las calles de acceso al municipio y tuvieron que quedarse en sus vehículos, como muchos otros más, en espera de que las autoridades se hicieran presentes en medio del caos.
Al menos cincuenta casas resultaron afectadas en la zona de Real del Valle y decenas de vehículos se quedaron atrapados en la avenida Adolf B. Horn, luego de que se desbordara el Arroyo Seco. Las inundaciones son parte del día a día durante el temporal en la zona metropolitana, pero esa noche quedó marcada en la historia de cientos de familias que tuvieron que dormir entre el miedo y el agua.
¿Cómo inició la pesadilla en Tlajomulco?
Al llegar a la zona de Colón y Periférico, el tráfico vehicular comenzó a hacerse lento. “Nosotros veníamos de aquel lado del Mercado de Abastos, tomamos lo que fue Colón, Periférico y ya en Periférico había un caos total, un paro total, demasiado tráfico que había, entonces nos detuvimos porque la lluvia estaba muy fuerte”, cuenta Juan Pablo.
Después de unos minutos, pudieron avanzar hacia la avenida Adolf B. Horn, pero otra vez se detuvieron: “Ya no pudimos entrar, la gente estuvo comentando que no se podía pasar porque se habían desbordado los canales”.
Los minutos se convirtieron en horas. La desesperación comenzó a apoderarse de quienes estaban en sus vehículos sin poder avanzar.
Los encharcamientos y el tráfico lento en la avenida son comunes, pero esta vez quedó completamente detenido.
“Venía con mi esposa, aquí está conmigo, y pues aquí apoyándonos uno con el otro, ¿no? Diciendo: ‘no, pues, ¿sabes qué? Pues aquí hay que parar, no le des más, espérate’. Entonces vimos todo el caos que había, el pitadero, la gente parada; avanzamos un poquito y la gente igual quedándose a dormir en sus vehículos porque ya no pudieron pasar”, relata Juan Pablo.

Buscaron alternativas para llegar a casa, pero al ver la situación y el riesgo que representaba avanzar entre el agua, no tuvieron otra opción más que resguardarse en su vehículo. Quedaron en la avenida Concepción, completamente inundada por el desbordamiento del Arroyo Seco, que pasa por San Pedro Tlaquepaque y Tlajomulco de Zúñiga. Ahí se quedaron toda la noche y parte de la mañana de este martes.
Angustia y sufrimiento que se repite
“Ya cada año es lo mismo; entonces, lamentablemente, tuvimos que dormir en el carro, tuvimos que dormir en nuestro vehículo porque ya no pudimos pasar. Exponernos a meter el carro donde sabemos que no se podía pasar, pues no, no quisimos darle más hacia adelante y nos quedamos aquí parados en nuestro vehículo a quedarnos a dormir, ¿no?”, lamenta Juan Pablo.
Su historia fue la de varios que pasaron la noche entre el agua en la zona Valle del municipio. Las avenidas Adolf B. Horn, Concepción y 1 de Mayo se convirtieron en albercas y estacionamientos, con decenas de autos que prefirieron ya no avanzar, a pesar de que ello representó no poder dormir en casa, no comer e incluso perder un día de trabajo.
“A mi coche no le pasó nada, pero yo decidí no continuar porque estaba muy alto el nivel del agua, entonces decidí mejor apagarlo y parquearme en una banqueta”, comparte José Manuel, quien estaba a solo 10 minutos de llegar a su destino, pero prefirió hacerle caso a su instinto de supervivencia y detenerse.
Eso implicó que tampoco pudiera ir a trabajar, pues en la zona donde él se quedó varado el nivel del agua aún superaba los 50 centímetros un día después de la tormenta.

Viven pesadilla por diez horas en camiones
Quienes también vivieron una noche de angustia fueron los pasajeros de la ruta 619, que pasaron más de 10 horas atrapados dentro de un camión. El recorrido parecía rutinario para Miguel Ángel Morales, quien abordó la unidad alrededor de las 19:30 horas tras salir de su trabajo en la zona de Los Cubos, sobre la Calzada Lázaro Cárdenas.
El trayecto se complicó en cuestión de minutos: el tráfico inusual en Periférico y carretera a Chapala, aunado a la acumulación de agua en las vialidades, convirtió el viaje en un calvario.
El conductor intentó buscar rutas alternas, ya que la vía habitual era la avenida Adolf B. Horn, pero para las 22:30 horas la unidad quedó varada cerca de la zona de avenida 8 de Julio.
Dentro del camión, cerca de 50 pasajeros enfrentaron juntos la larga espera. Unos 15 optaron por abandonar la unidad y caminar entre el agua, enfrentándose al riesgo de que hubiera un registro abierto; mientras que otras 35 personas decidieron quedarse.
La noche transcurrió con muestras de solidaridad entre los usuarios, quienes se turnaron los asientos para permitir que los que viajaban de pie pudieran descansar.
Esta unidad no fue la única; al menos otras 30, entre alimentadoras y camiones, también estaban varadas en la misma avenida.
Miguel Ángel decidió dejar el camión a las 6:30 horas del martes y llegó a su casa una hora y media después, a pie. “Cuando crucé la zona inundada, el agua me llegaba por encima de la rodilla; la noche anterior llegaba hasta la cintura”, recordó.
Real del Valle quedó bajo el agua
De acuerdo con las autoridades, 50 viviendas de Tlajomulco resultaron afectadas por la lluvia. Real del Valle fue una de las colonias que padeció los estragos; parecía haber sufrido el paso de un tsunami, con gente atrapada dentro de sus casas, partes de autos flotando sobre las calles, canceles y puertas derribadas, y vidrios quebrados.
“Se echaron a perder todos los muebles, la sala, el comedor; el refri lo desconecté anoche, ahorita lo conecté, a ver si no me hace corto”, comparte Laura, resignada en su silla, viendo pasar los coches que hacen que el agua siga ingresando a su vivienda.
En algunas avenidas el agua alcanzó más de un metro de altura, lo que hizo que también los negocios lo padecieran.
Uno de ellos fue el de don Sergio, dueño de una cocina económica desde hace varios años, que volvió a perder todo su patrimonio en menos de un año. “Empezó como a las cinco y media, seis de la tarde, fue horrible; no es la primera vez que les ha pasado, ya es la segunda vez y el gobierno, oiga, ni sus luces, no se han parado para nada”.
Las clases también se suspendieron en las escuelas de la zona. “Mucha gente de la preparatoria aquí a espaldas (de San José del Valle) nos tocó dormir en la prepa por lo mismo, porque no había manera de cómo regresar a casa. Ahora sí que los maestros cancelaron clases y nos toca estar aquí”, relata Diego, estudiante de este plantel.

Autoridades más preocupadas por primer informe
Lo más complicado, según habitantes, fue la ausencia total de las autoridades. Para varios, este abandono se debió a que el presidente municipal de Tlajomulco, Quirino Velázquez, iba a presentar su informe este martes, algo que la gente afectada le reprochó.
“En lugar de que Quirino esté dando su informe, yo creo que es más importante que se dé cuenta de lo que está pasando aquí, en Villa Fontana y otras partes”, señaló Ruth.
“Brillan por su ausencia. Precisamente hoy Quirino está dando su informe, en lugar de que esté haciendo un recorrido, viendo los estragos acá, pero él dice que ‘arriba Tlajo’, pero dónde, ¿arriba del agua?”, lamentó Octavio.
A pesar de las críticas, el edil indicó que no se tuvo ningún daño estructural ni tampoco alguna situación que pudiera poner en alerta al municipio, y aseveró que las corporaciones estuvieron trabajando en la calle sin descanso desde la noche del lunes.
Por su parte, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus Navarro, aseguró que todas las familias afectadas serán apoyadas a través del Fondo Estatal de Desastres Naturales.
“Atender los daños a través del Fondo Estatal de Desastres y apoyar a estas familias con todo el menaje que necesiten para subsanar estas inundaciones”, expresó.
Autoridades de Protección Civil de Jalisco informaron que la ruptura de un muro de contención del Arroyo Seco fue la causa de las severas inundaciones.
Mientras las autoridades gestionan los apoyos, los habitantes lamentan sus pérdidas materiales y viven con el temor de que otro día de tormenta termine en una noche de caos bajo el agua.
OV