Las condiciones meteorológicas a nivel global se encuentran en sus puntos más extremos. Regiones donde el termómetro registra récords, ya sea en temporada de verano o de invierno, se han convertido en un enorme reto para el ser humano, sin importar su condición social, económica, religión o la ubicación de su hogar.
En lo que se conoce como cambio climático, la mayoría del orbe —y donde se concentra la población urbana— sufre anualmente fuertes precipitaciones, tormentas muy severas, calor extenuante, heladas prolongadas y un grado de congelamiento complicado de sobrellevar. MILENIO fue testigo que el mismo fenómeno afecta a estaciones tradicionalmente más agradables, como la primavera y el otoño.
Estas consecuencias derivan del grado de industrialización alcanzado por las naciones más potentes y se extienden a continentes medianamente desarrollados. Previendo lo anterior, el Acuerdo de París estableció reducir las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y limitar el incremento de la temperatura global hasta 2 grados centígrados; sin embargo, apenas en noviembre pasado la realidad dio una dura sacudida.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) fue muy clara: el sector petrolero y el gas natural se mantendrán como líderes en la demanda durante los próximos 25 años. Las fuentes limpias han ganado terreno, pero no como los especialistas esperaban y, con la turbulencia geopolítica, un Donald Trump del lado opositor y los conflictos bélicos, se prolonga el dominio de los hidrocarburos hasta 2050.
La noticia tuvo eco en México, con opiniones divididas. Impulsores de proyectos eólicos, fotovoltaicos, de hidrógeno verde, biocombustibles y otras alternativas naturales que permiten la movilidad, la fabricación de insumos y el desarrollo de infraestructura se muestran preocupados ante el último informe emitido en la cumbre efectuada en Brasil.
Sin echar las campanas al vuelo, empresarios del ramo petrolero y de sus derivados, tanto firmas nacionales como extranjeras, ven con agrado dicha expectativa, aunque reconocen que la obligación de migrar hacia la llamada transición energética no tiene vuelta atrás.
El informe y sus contrastes
En noviembre pasado se realizó la más reciente Conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre el Cambio Climático, cuya sede fue Belém, al norte de Brasil. Se aprovechó el encuentro para dar a conocer el estudio anual de perspectivas energéticas con enfoque hacia 2050, un corte de caja sobre la industria y su rumbo.
Entre los datos presentados se aclara la enorme participación del petróleo y el gas, con un crecimiento de 13 por ciento. Se calcula alcanzar los 113 millones de barriles diarios, lo que rompe el mito o la proyección de lograr su punto máximo en 2030. Un ganador es el gas natural licuado (GNL), necesario para la operación de la inteligencia artificial y los centros de datos.
Un argumento tan sólido como inquietante se encuentra en la generación de electricidad, que apunta a una “nueva era”. Se incrementará casi al doble rumbo a 2035, pero ni los parques eólicos ni los fotovoltaicos serán los protagonistas. Según la AIE, tres cuartas partes de esa generación provendrán del gas, el petróleo y el carbón.
Un factor planteado entre los representantes de los países, productores o no de energéticos, es la geopolítica actual. Lejos de la ciencia, de las innovaciones, de las agendas locales de los gobiernos, de los proyectos de inversión y otras gestiones, pesan más las sanciones a Rusia, la dependencia de China en minerales críticos y la irrupción de Trump.
Distribución de la energía hoy y hasta 25 años
Actualmente, el 56 por ciento de los recursos para generar energía provienen del petróleo y el gas natural; el carbón cubre 25 por ciento, la energía nuclear aporta 5 por ciento, la bioenergía 9 por ciento y, al final, los parques solares y eólicos abarcan apenas 6 por ciento de la demanda global.
“En 2050, el petróleo y el gas natural apenas se reducirán 2 por ciento. Continuarán como los recursos de mayor demanda para satisfacer las necesidades del mundo; es decir, seguirán siendo esenciales, aunque el carbón bajará casi a la mitad, hasta 13 por ciento. En contraste, se duplicará la necesidad de renovables”, opinó José Ángel García Elizondo, expresidente de la Organización Nacional de Expendedores de Petróleo (Onexpo).
Los puntos para un clima más agradable
Todo esto choca con lo firmado en la COP de 2015. Dichos acuerdos, alcanzados en la capital francesa, fijaron varios objetivos ante los primeros esbozos de una naturaleza cada vez más enfurecida; por ejemplo, el impacto del huracán Katrina en 2005 en Nueva Orleans.
Se busca limitar el calentamiento global manteniendo la temperatura media mundial muy por debajo de los 2 grados Celsius y aspirar a limitarla a 1.5 grados; aumentar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático, además de alinear los flujos financieros con una trayectoria de desarrollo resiliente y baja en carbono.
Las claves incluyen comprometer a todos los países a presentar y actualizar sus compromisos, establecer un sistema para informar y revisar avances, y que cada nación refuerce sus ambiciones climáticas con el tiempo —con un primer ciclo de revisión en 2020—, sin olvidar el financiamiento, la transferencia de tecnología y la creación de capacidades en los países menos desarrollados.
Un panorama para nada rosado
Los integrantes de la Unión Europea son impulsores constantes y consistentes de la transición energética, implementada primero en su territorio y posteriormente difundida a México y otras regiones con potencial para explotar fuentes renovables.
Uno de ellos es Francia. Recientemente, Emmanuel Braun, consejero para el Desarrollo Sostenible de la embajada gala en México y participante en el pasado Congreso Internacional de Energía organizado por el Gobierno de Tamaulipas en Tampico, fue directo al evaluar el impacto de este estudio.
“La consecuencia de mantener la apuesta por los fósiles es un problema climático a nivel mundial y sus efectos son muy concretos; México ya lo vive, al igual que Centroamérica, y en estos últimos incluso peor. Las repercusiones climáticas extremas se padecen en países que menos energías fósiles consumen. Falta una solidaridad a nivel global”, expresó.
Francia ha logrado reducir su huella de carbono gracias a la energía nuclear, considerada clave en su matriz energética. No es la solución total, puntualizó; sin embargo, es una opción interesante, disponible y madura, todo con tal de no volver a los fósiles.
“La política en Francia y en Europa es la misma: seguimos creyendo en la ciencia y en la necesidad de desarrollar energías alternativas a los combustibles fósiles. No hay una solución única en esta transición, es muy compleja; cada país tiene sus recursos, su infraestructura y sus relaciones comerciales. Hay que combinar todo e ir por lo que menos contamina”, reiteró Braun.
La referencia está en la temporada de ciclones, que abarca de junio a noviembre. Estos fenómenos se gestan principalmente en el Caribe, afectando primero a islas y a regiones del continente como Honduras, Costa Rica, El Salvador, Nicaragua o Guatemala, antes de adentrarse en territorio nacional, ya sea por el océano Atlántico o por el Pacífico.
Otis es, a la fecha, el más mediático del último lustro. En 2023 dejó literalmente en ruinas a Acapulco, pero basta recordar la “tromba” registrada en Reynosa en marzo y la fuerte precipitación en Poza Rica en octubre, ambos eventos ocurridos en 2025.
“Lo que se anuncia no es un porvenir rosado. Algún día la situación será tan grave que llegará una decisión drástica en el mundo para decir basta, hay que cambiar”, concluyó el especialista de la sede diplomática francesa.
Petroleras en México: es la hora de definirse
En el otro lado de la moneda, la industria ligada al petróleo —desde la evaluación, extracción y destilación, hasta la distribución y venta— ve de forma positiva el mensaje enviado por la AIE.
Merlin Cochran, director general de la Asociación Mexicana de Empresas de Hidrocarburos (Amexhi), abrió la puerta para que los integrantes, conformados por firmas nacionales e internacionales —agrupación impulsada tras la reforma energética de 2014—, contribuyan al sector.
“El anuncio de la Agencia Internacional de Energía le da una ventaja a la industria petrolera en México. Ahora la pregunta es cómo el ramo de los hidrocarburos será relevante hacia 2050 y qué papel querrá jugar el país para ese año”, añadió.
Para las petroleras con contratos otorgados por la Secretaría de Energía y la extinta Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), Cochran destacó la inversión de 40 mil millones de dólares tras la reforma, que ha contribuido con una producción de 100 mil barriles diarios, cifra que se cuadruplicará cuando inicie la extracción en los proyectos Zama (sureste) y Trión (Cinturón Plegado Perdido).
“La mitad de los recursos a producir hacia 2050 ya se han descubierto, aunque se trabaja para alcanzar esas metas. Si México quiere ser un productor de barriles con menor emisión, que impulse el desarrollo de su población y sea parte de ese mercado, es momento de tomar hoy las decisiones para ser relevante en ese futuro”, puntualizó Cochran.
Las nuevas gasolineras
Por su parte, el sector gasolinero realizó su propio análisis. La Comisión de Política Energética de la Onexpo, encabezada por García Elizondo —gerente de operaciones del corporativo tamaulipeco Grupo Garel—, detalló que la población mundial, actualmente de 8 mil millones de personas, crecerá a 10 mil millones en 25 años, con un promedio de aumento de un millón cada seis días.
Los nuevos habitantes requerirán energía sostenible, asequible y con menores emisiones de gases de efecto invernadero.
“En nuestra industria migramos poco a poco hacia la transición energética mediante la creación de estaciones de servicio multifuncionales. Ya no solo se despacha combustible y se ofrecen servicios adicionales; también se desarrolla infraestructura que utiliza energías limpias para generar su propia electricidad, además de centros de carga para vehículos eléctricos o híbridos, cuyo crecimiento en Tamaulipas se ha registrado principalmente en los últimos cinco años”, concluyó.