Con más de medio siglo de experiencia, Marco Antonio Garduño, dedicó prácticamente toda su vida al arte de la cerería y la creación de velas.
Actualmente en su familia está la quinta generación de estos artesanos que luchan por mantener vivo un legado en el Estado de México que ha ido extinguiéndose ante la industrialización y si bien incursiona con productos de temporada como es en el “Día de Muertos”, presumen hacerlo de forma tradicional y totalmente con las manos.
Su taller está en su propia casa en la calle Independencia, una de las principales del municipio de Tenango del Valle y ahí tiene todo para desarrollar su actividad, la cual me fue heredada desde su bisabuelo y que hoy llegó hasta sus hijos.
“Tenemos un arraigo, venimos de varias generaciones, nosotros no somos cereros de la noche a la mañana, si no tenemos un unas pocas generaciones”.
Y agregó que este oficio es tan importante para él que prácticamente le dedicó toda su vida.
“En mi persona yo tengo 65 años y te puedo decir que yo soy cerero desde el vientre de mi mamá, es una paradoja, es como un cuentito, pero es una realidad, porque mi mamá al estar trabajando la cera, yo percibía el aroma de la cera de colmena, cuando ella se quemaba, pues yo creo que también yo lo sentía”.
Un proceso que data desde la edad media
La fabricación de velas tiene registro desde por lo menos 500 años antes de Cristo, es un oficio tan antiguo que a muchos sorprende que exista en la actualidad. Su vocación obedece a su origen, iluminar habitaciones y en el imaginario colectivo de los mexicanos, el camino de las almas en el marco del “Día de Muertos”.
Su taller es frío y emana un aroma particular a cera y la temperatura le ha permitido moldear todas sus creaciones, las cuales le han valido múltiples reconocimientos nacionales.
“Nosotros no hemos incursionado con ninguna otra cosa más que el trabajo puro de lo que es la cerería, o sea, nosotros no hemos no hemos incursionado en cuestiones industriales, siempre siempre siempre se ha respetado, porque te vuelvo a repetir, nosotros de el proceso de la edad medida hasta actualmente, ese es el proceso”.
'Toño', cómo es conocido en su comunidad, dice que tiene un proceso similar al de la edad media. Primero, calienta la cera que va a ocupar en una hoya y una vez que está en su punto, la coloca sobre una mesa de metal cuál líquido.
Comienza a enfriarla con ayuda de una espátula y repite el proceso una y otra vez hasta que el líquido transparente adquiere una tonalidad blanquizca. La temperatura ha bajado y sigue con el tratamiento del material con las manos, como si se tratara de masa.
En determinado momento, pareciera que dejó la cerería para incursionar en la panadería, ya que el moldeado y sus años de experiencia le permiten dan forma a múltiples creaciones. En temporada de “Día de Muertos”, elabora calabazas, panes de muertos y calaveras.
Todas estas piezas llevan días para ser creadas, toda vez que las mismas pasan por diversas capas de cera en distintas temperaturas y se les dan detalles finales, según sea el origen de las mismas.
Su objetivo es abonar al rescate cultural de esta expresión artesanal.
“Es un respeto yo todavía tengo muchas a mi edad todavía tengo mucha mucha entusiasmo porque no me van a parar a nadie me va a parar de seguir haciendo mis cosas yo quiero tener yo quiero tener un un un museo quiero tener una sala en donde realmente entendamos de la gente sobre la cerería antigua y la cerería moderna”.
Las luces que iluminan los momentos importantes de la vida
Madeline Garduño Camacho es hija de Toño y creció entre los punzones, pabilos y la cera del taller de su papá. Ella forma parte de la quinta generación de cereros y busca apoyarlo para que no se pierda esta traición.
“Nos toca hacer esta promoción este rescate artesanal de del trabajo que hacemos en la familia, toda vez que… la industria de la cerería se ha venido a menos y nosotros este a través del trabajo de mis papás, pues bueno promover este rescate de la de la cultura y de las tradiciones”.
Cuando se va a la iglesia, se celebra un cumpleaños, hay una cena romántica, o incluso en la muerte, hay una vela que acompaña. En el marco del “Día de Muertos”, elaboran diversas piezas, con su toque totalmente artesanal y buscan hacer competencia a las industrias, ya que su producto, aseguran está hecho con el corazón.
“Ahora en los supermercados, en cualquier lugar, tienes acceso a una vela o una veladora de manera muy económica, pero no sigue todo este proceso y esta tradición artesanal y evidentemente, pues sí, la gente, de pronto opta por este otro tipo de artículos y no precisamente los artesanales.
Hacemos la invitación para que puedan eh adquirir los productos artesanales del Estado de México, de Tenango del Valle, porque se sigue a través de su compra, de tenernos en sus hogares, fomentando estas tradiciones”.
El taller de data familia está ubicado en la calle Independencia sur, número 304, en el municipio de Tenango del Valle, Estado de México.
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