En una sociedad aún conservadora, Jesús Armijo Nájera, mejor conocido en el ámbito artístico como “Dr. Witcher”representa a una nueva generación de modificadores corporales que están transformando la escena alternativa en La Laguna.
Su estudio, Macabra, no es solo un espacio de tatuajes y perforaciones, sino un laboratorio donde la biología, la estética y la contracultura se mezclan en una forma distinta de entender el cuerpo.
“Me dedico a perforaciones, modificaciones corporales, tatuajes y también pongo uñas”, resume Armijo en entrevista para MILENIO, entre risas sin estigmas ni prejuicios.
Su trabajo rompe con varios estereotipos: es un hombre heterosexual que pone uñas, un científico con doctorado que realiza procedimientos estéticos y un artista que combina precisión médica con creatividad visual.
De la biología al arte corporal
Aunque parezca un salto abismal, Dr. Witcher no ve contradicción entre su formación académica y su trabajo actual, pues es egresado de Biología por la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED), con maestría y doctorado en Producción Agropecuaria, reconoce que su conocimiento en anatomía y tejidos le permite ejercer con mayor seguridad.
“Mi carrera me enseñó a entender el cuerpo, los tejidos, cómo se regeneran, cómo prevenir infecciones. Todo eso lo aplico en mis perforaciones y modificaciones. Yo soy muy cuidadoso con la esterilización, uso autoclave, que casi nadie utiliza aquí”, afirma con orgullo.
En ‘Macabra Studio’, cada instrumento se esteriliza después de usarse, desde las agujas hasta las gasas.
“El tatuaje puede ser limpio, pero no estéril; en las perforaciones, sí puedes garantizarlo, y eso marca la diferencia entre un trabajo profesional y uno riesgoso”, explica.
El arte de transformar el cuerpo
Jesús comenzó perforando a sus amigos desde la secundaria, “Hace más de 15 años empecé con mis compas, y profesionalmente llevo unos ocho años. Abrimos el estudio con mi esposa, y cuando veía que la gente preguntaba por perforaciones y no teníamos quién las hiciera, decidí dedicarme de lleno a eso”.
Con el tiempo, amplió su experiencia hacia la modificación corporal, un campo que combina conocimiento médico y técnica artesanal.
“La más sencilla es un microdermal, un implante subdérmico que deja ver una joya en la piel. Pero también hago bifurcación de lengua, reconstrucción de orejas o colocación de implantes especializados. Todo requiere precisión y sutura estética”, comenta.
Esa mezcla de ciencia y arte le ha permitido destacar en una práctica que, aunque no es nueva, sigue siendo poco comprendida. “Hacer modificaciones implica entender el cuerpo como una obra viva. No es solo estética: es identidad”.
Poner uñas: Un oficio que nació de la casualidad
Su incursión en el mundo de las uñas, confiesa, fue casi accidental, “Fui a comprar material para el estudio y me regalaron un curso. Me dijeron que empezaba en cinco minutos, así que me quedé. Desde el primer día me gustó”.
Aquella decisión improvisada derivó en una nueva herramienta para quienes quieren verse diferentes y en cuatro semanas dominó la técnica básica de acrílico, pero con el tiempo evolucionó hacia el soft gel, una modalidad más moderna y duradera que le permite “concentrarse más en el arte, en los colores y los diseños, no tanto en la estructura”.
“Yo no pensaba dedicarme a esto, pero me gustó y se me dio fácil. Lo empecé practicando con mi mamá, mis hermanas y mi esposa, y poco a poco fui perfeccionando la técnica”.
Muchas clientas llegan a su estudio pensando que serán atendidas por una mujer y se sorprenden al descubrir que él es quien aplica las uñas. “Les llama la atención, pero al final se van encantadas con el trabajo”, asegura.
Romper estigmas en una ciudad conservadora
En un entorno donde aún perviven ciertos prejuicios hacia las expresiones corporales, Dr. Witcher se ha ganado un lugar por la calidad y el profesionalismo.
“Mucha gente cree que Torreón no está preparado para esto, pero la realidad es que hay una gran aceptación, sobre todo entre los jóvenes”.
El concepto del estudio de estética oscura, gótica, pero versátil refleja su personalidad. “Sí, nos gusta lo alternativo, lo dark, pero también hacemos florecitas, corazoncitos, infinitos. Lo importante es hacerlo bien”.
En sus redes, el arte corporal convive con mensajes de autocuidado, prevención de infecciones y profesionalización.
Entre lo estético y lo ético
Jesús considera que la modificación corporal debe practicarse con responsabilidad: “Una mala perforación puede tener consecuencias graves: infecciones, daños permanentes o incluso transmisión de enfermedades”, advierte.
Por eso insiste en que los artistas del cuerpo deben capacitarse constantemente y obtener certificaciones, “La profesionalización es la diferencia entre el arte y el descuido”.
Además de perforar, tatuar y modificar, ‘Dr. Witcher’ ofrece orientación a quienes buscan iniciarse en el campo: “Hay que entender que esto no es sólo moda, es cultura, expresión y compromiso con la salud de las personas”.
Un futuro que ya comenzó
Sobre el panorama de las modificaciones corporales y el tatuaje en la región, Armijo es optimista, “cada vez hay más estudios, más interés y menos tabúes. Antes se pensaba que esto era solo para rebeldes, ahora lo busca gente de todas las edades y profesiones”.
Y aunque en otras ciudades como Guadalajara, Monterrey o Ciudad de México la modificación corporal está más desarrollada, cree que La Laguna está avanzando rápido.
“Aquí la gente ya se cuida más, pregunta, investiga. Eso me da esperanza de que habrá una nueva generación de artistas más preparados y conscientes”.
Con su mezcla de ciencia, arte y rebeldía, ‘Dr. Witcher’ se ha convertido en un referente de la cultura corporal lagunera.
Su lema no oficial podría resumirse en una frase: “Todo lo que hago es para que las personas se vean y se sientan bien, en su propia piel”.
Ubicado en Galeana esquina con Bravo, ‘Macabra Studio’ ofrece una experiencia integral de autocuidado y expresión personal.
“Solo estudié un doctorado para que el apodo sonara creíble”, bromea al final. Pero detrás de la risa hay una certeza: en La Laguna, el arte corporal tiene un nuevo rostro, y lleva bata negra.
aarp