Bianca es una niña que tiene autismo grado uno, conforme crecía, su mamá, Gisela Berenice notó que no hablaba como los niños de su edad, ella no emitía palabras. Por ello acudió al médico, quien le diagnosticó una discapacidad a su hija. Desde ese momento, su vida cambió y ambas comenzaron la búsqueda de espacios adecuados para su desarrollo.
En Puebla, 6.4 por ciento de la población de 5 años y más presentó alguna discapacidad, según datos de la Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica (ENADID) en 2023. Cifra que visibiliza a un sector que lucha por ser incluido socialmente y en la generación de políticas públicas.

Existen las discapacidades con las que se nace y las adquiridas. De acuerdo con los últimos datos del Consejo Estatal de la Población (COESPO), de 2020, un 10.2 por ciento de los poblanos nació con una discapacidad.
No todas las discapacidades son visibles. A decir de Juan Carlos Bermúdez Arguelles, médico adscrito al Sistema Municipal DIF, las discapacidades que se identifican en la primera infancia son síndrome de Down o cuando no se desarrolla algún miembro del cuerpo. Pero hay otras como la visual, auditiva, psicosocial e intelectual que no son tan fáciles de identificar oportunamente.
En este mismo sentido, Pilar Villegas Meléndez, titular de la coordinación de Centro Municipal de Equinoterapia y Rehabilitación Integral (CMERI) del Sistema Municipal DIF, destacó en entrevista la importancia de identificar una discapacidad en la primera infancia, pues así es posible recibir apoyo en centros de integración como el que ella coordina.
“En el desarrollo del bebé la discapacidad debe ser diagnosticada, porque así usted ya puede venir al CMERI desde los primeros meses del infante, para que reciba la atención a través de la estimulación, la terapia de lenguaje y ya en la adolescencia, en el área de inclusión social y laboral, donde hay una unidad tecnológico-especial educativa, en la que se da acompañamiento a través de escuelas”.
Si usted ya tiene un diagnóstico clínico puede acudir al CMERI, donde un médico verifica sus documentos y valora si puede otorgarle una constancia de discapacidad, la cual tiene una cuota de recuperación de 180 pesos.
El doctor Juan Carlos Bermúdez, explica que hay que acudir con original y copia dela Clave Única de Registro de Población(CURP), comprobante de domicilio, tres fotos tamaño infantil en papel mate y, en caso de ser menores de 18 años de edad, una copia del INE de los padres, pero lo más importante es llevar un resumen médico.
“Por ejemplo, si es una enfermedad visual deben traer un resumen del oftalmólogo, que nos diga cómo están sus campos visuales; si es una discapacidad auditiva, algunas audiometrías para ver el grado de audición que tiene, si es una enfermedad musculoesquelética evidente, no pedimos nada, pero si es psicosocial sí porque abarcamos mucho los problemas de interacción que derivan en problemas conductuales. En casos como el autismo también se requiere un documento que lo avale. Mientras que en lo que respecta a la discapacidad intelectual, cuando hay problemas de aprendizaje, aquí mismo se aplica el estudio de coeficiente intelectual”.
Gisela Berenice lleva a Bianca al CMERI, donde recibe terapia de lenguaje, equinoterapia, terapia ocupacional y física. Comparte lo que estas experiencias aportan:“le ayuda mucho a regular su discapacidad, la relaja, ella viene a hacer algo diferente y todo le ayuda. La verdad las cuotas son muy accesibles y ojalá que siga este tipo de ayuda porque hay niños que de verdad lo necesitan”.
En una visita realizada por MILENIO Puebla, se pudo constatar que el CMERI tiene dos grandes áreas: la de diagnóstico y rehabilitación, así como la de inclusión social y laboral.
En la primera se dan servicios de terapia de lenguaje, fisioterapia, terapia pulmonar, terapia asistida con equinos, terapia ocupacional y terapia física. Aquí fue notable que las madres en su mayoría son las cuidadoras, pues llevan a sus hijos e hijas a rehabilitación, la cual es dirigida por un médico, quien determina el orden y la frecuencia de terapias que necesitan.
Mientras que la segunda área se enfoca en dar talleres que faciliten la inclusión, ahí asisten personas de 15 años en adelante. Pilar Villegas señala que tienen “talleres de computación, gastronomía, y de atención al cliente entre otros. Aquí tenemos una tienda Oxxo simulada en las instalaciones y se ayuda a los participantes a manejar el anaquel, el inventario, frenteo del producto, y verificar las caducidades.
En esta parte también se da el refuerzo con un acompañamiento psicológico, y una regularización en la vida académica, porque hemos logrado que ellos obtengan un certificado de educación básica, que es primaria y secundaría, a través del Instituto de Educación Estatal para Adultos”.
En este espacio coinciden todo tipo de familias, las cuales aportan una cuota de recuperación según sus posibilidades. Todas viven situaciones similares por lo que es común que aprovechen el lugar para intercambiar consejos en torno a los cuidados.
De acuerdo con el Inegi, dentro de la población total de México, el segmento de 5 años y más con discapacidad fue de 8.8 millones en 2023. Puebla no está dentro del top tres, como Zacatecas, Durango y Tabasco. Pero de acuerdo a datos proporcionados por Comunicación Social del CMERI, ellos atienden de 0 a 3 años a 32 niñas y 45 niños; mientras que de 4 a 8 años hay 86 niñas y 228 niños.
También brindan el servicio a los de 9 a 12 años, siendo 32 niñas y 48 niños, y finalmente están los de 13 a 17 años, estando registradas 14 niñas y 27 niños. El doctor Juan Carlos agrega que las constancias que más emite son las de discapacidad motora.
El tener una infancia con alguna discapacidad es algo que impacta la vida de los niños, niñas, adolescentes y sus cuidadores, por lo que es preciso visibilizar a este sector y conocer los lugares donde pueden recibir servicios y ser partícipes de programas sociales.
AAC