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  • El ‘boom’ del cristal dispara anexos irregulares: se cuentan más de 80 sólo en Ecatepec

  • Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción, como ocurre en Ecatepec.
No es el fentanilo: el cristal detrás de las adicciones en jóvenes | Milenio

DOMINGA.– Después de acabar su jornada laboral en un taller mecánico, Fernando asistió a una fiesta a la que lo invitaron unos conductores de pipas. Ahí le ofrecieron por primera vez ‘crico’ o cristal, como se nombra a la metanfetamina en las calles. Inició su consumo de sustancias siendo adolescente y solía consumir cocaína, pero esa noche iba ‘seco’. “No tenía yo cocaína y se me hizo muy fácil aceptarlo”.

Fernando tenía 23 años y pasaría los siguientes dos años de su vida luchando contra una adicción que comenzó de manera fortuita durante aquella reunión y que lo llevó a un anexo no certificado, diseñado bajo el modelo de Alcohólicos Anónimos. Ahí encontró a jóvenes y adultos, entre los 20 y 50 años. Algunos habían sido internados por su familia y otros habían llegado solos. Muchos compartían historias de carencias económicas y afectivas; había casos de alcoholismo y otros enganchados a la misma droga, el cristal.

“Antes eran alcohólicos puros, ahora ya la mayoría [son] alcohólicos y drogadictos o drogadictos [con] poco alcohol”, dice Jesús, quien es padrino en un anexo de Ecatepec. “Con el cristal es el que ahorita está con todo. Es la droga de impacto ahorita y en jóvenes”.
Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
Los anexos en Ecatepec muchas veces son la alternativa mas accesible para tratar el consumo de sustancias | David Gerardo


“Asistidos” es como llaman a los usuarios recluidos en los anexos. Fernando pasaba sus días en una casa junto a unas 25 personas, con horarios estrictos para despertar, bañarse, comer tres veces al día, lavarse los dientes y dormir; la finalidad era retomar hábitos que había perdido durante su periodo de consumo. Entre su rutina hacía “servicios”, como denominan a las tareas del hogar, y escuchaba “juntas de recuperación”. Ahí, asistidos y padrinos, compartían testimonios que funcionaban como guía para ayudar a mantener la sobriedad.

Permanecer en el anexo cuesta unos mil pesos —que se paga cada tres meses—; además de unos 400 a la semana destinados a la manutención, lo que la familia de Fernando podía cubrir con esfuerzo. Así, ha logrado mantener su abstinencia durante dos años.

Pero no todos sus compañeros lo han logrado. “De los que estaban internados conmigo, no hay ni uno”, dice.


Los anexos irregulares es la única opción para muchas familias en Ecatepec


En la última década, la población mexicana pasó de tener tasas altas de alcoholismo a consumo problemático de sustancias ilícitas, en especial, un creciente consumo de cristal. Cada día son más las personas en México que buscan ayuda para atender esta adicción, y es tal la demanda que centros de rehabilitación no certificados, conocidos como “anexos”, son una alternativa muy socorrida.

En el municipio conurbado de Ecatepec, Estado de México, operan decenas de anexos a los que acuden personas con problemas de alcoholismo, se internan por voluntad propia o son las familias quienes los “anexan” con la esperanza de superar la adicción. Aunque no ofrecen tratamientos médicos ni cuentan con aval oficial, en los últimos años estos espacios se han llenado de personas con consumo problemático de cristal, un potente estimulante sintético.

La Comisión Nacional de Salud Mental y Adicciones, de la Secretaría de Salud federal, sólo reconoce tres centros de rehabilitación certificados en este municipio –el quinto más poblado del país–, pero basta buscar en Google Maps para ver que existen por lo menos 86 espacios operando en la zona.

​El informe más reciente sobre consumo de sustancias en México, publicado en 2024 por el gobierno federal, señala que en 2013 la demanda de tratamiento por consumo de metanfetamina era apenas de 9.5%, muy por debajo de alcohol y marihuana; sin embargo, para 2023 subió a 49.1%. La proliferación y operación de estos anexos no es exclusiva de Ecatepec, ocurre lo mismo en todo el país.

Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
El cristal es una de las drogas más consumidas en el Estado de México | Especial 


Aunque no están regulados, no hay garantía de recuperación e incluso se ha documentado que en estos espacios se registran internamientos forzados, abusos físicos y psicológicos, hacinamiento y una nula rehabilitación, hay personas que aseguran haber encontrado una nueva oportunidad de vida en un anexo.

“Sales peor, sales resentido, sales enojado, sales fastidiado. O sea, no, yo no vuelvo a regresar a esa chingadera”, dice Aníbal, alcohólico y exconsumidor de metanfetamina sobre su paso por un anexo.

“Desafortunadamente, lo que yo he visto en las investigaciones en las que he participado, es que son lugares que no tienen la capacitación necesaria para atender todos los tipos de consumo o a todas las poblaciones que les llegan”, dice la psicóloga Claudia Rafful, doctora en Salud Pública.

Pero, a falta de otras opciones de atención cercanas o económicas, los anexos se han convertido en las alternativas para atender a los consumidores y sus familias.

Jóvenes buscan ayuda en centros públicos y privados por consumo de cristal


Entre los años 2018 y 2019, según el Observatorio Mexicano de Salud Mental y Adicciones (2024),  la demanda de tratamiento en México por consumo de cristal superó al alcohol y la marihuana. Desde entonces, información oficial muestra que 27 estados del país reportan la misma tendencia: cada vez más personas buscan ayuda en centros públicos y privados por su adicción a la metanfetamina.

Bruno Diaz, director de Investigación y Enseñanza en los Centros de Integración Juvenil (CIJ), una instancia pública de tratamiento a personas con problemas de adicción, menciona que la edad promedio de las y los jóvenes que piden ayuda en estos centros oscila entre los 23 o 24 años, aunque hay gente de mayor edad e incluso 10% son menores de 12. “Tenemos al día de hoy que 40% –cuatro de cada diez pacientes– vienen a tratamiento por el consumo de cristal. Y la marihuana está bajando pero en la proporción en que aumenta la metanfetamina”, agrega Díaz.

La psicóloga Rafful señala que si bien las campañas de prevención generalmente se enfocan en menores de edad, hay evidencia de que la población adulta concentra el problema de consumo.

Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
Fundación San Juan IAP es uno de los centros para tratar la adicción al cristal que ganan terreno en Ecatepec | David Gerardo


​Este planteamiento cobra sentido cuando se conocen historias como la de Fernando, el joven mecánico, ahora de 27 años que inició muy chico su historia de adicciones y vivió dos años de consumo problemático. “Salía yo un viernes [del trabajo] y consumía normal cocaína, y al otro día se presentaba una persona con cristal y decía yo: ‘pues es gratis, ¿no?’ O sea, te la invitan y todo”, recuerda.

El método de consumo de cristal más común es fumado. Pero si se inyecta, llega mucho más rápido al cerebro. Fumado, como Fernando se acostumbró, es también una de las maneras más rápidas para que la sustancia haga efecto. Se preparaba rutinariamente un “bazuko”, un cigarro ordinario al que le iba agregando el cristal molido. “Según yo consumía para seguir trabajando, pero pues ya no trabajaba, ¿cómo voy a trabajar? Mientras más consumía, más me volví dependiente. Empecé como diciendo, te digo, unas pequeñas rayitas chiquitas y acabé con todo”, recuerda.


La química cerebral que provoca el consumo del cristal


Los efectos del cristal pronto le pasaron factura a Fernando a nivel físico. “Empecé a tomar un color gris en mi persona, unas ojeras grandísimas de no dormir cuántos días, sin comer. Mi aspecto físico era deplorable. Pesaba alrededor de 40 kilos ya”, dice sobre su etapa más fuerte de su consumo, que lo llevó a un anexo.

Es cuestión de meses para que una persona pase de su consumo inicial de cristal a tener problemas a nivel físico, mental y personal por su adicción. Rafful explica que la metanfetamina es un estimulante con un reforzamiento positivo muy fuerte, que modifica los neurotransmisores del cerebro y se necesita consumir cada vez más para experimentar el estado de ánimo placentero que se sintió la primera vez.

Entre sus efectos, agrega la especialista, está la supresión del sueño y el apetito, energía excesiva, elevación de la temperatura corporal y un estado de alerta permanente que, en casos de consumo problemático, puede derivar en estados de paranoia, agresiones físicas o suicidio.

Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
De 2017 a 2022 el consumo de anfetaminas, metanfetaminas, éxtasis o estimulantes de uso médico creció 218% | Especial

No hay un tratamiento médico estándar para tratar la adicción a la metanfetamina, añade, debido a que es un estimulante que cambia los procesos cerebrales. Hay tratamientos efectivos para otros, como la cocaína, pero no hay uno que sea considerado exitoso a nivel internacional para el consumo de cristal.

De ahí que la atención brindada en los anexos sea insuficiente, pues no está diseñada para tratar el consumo y las secuelas que deja el cristal, sumado a los señalamientos de maltrato a los usuarios.

Muchos jóvenes en tratamiento no concluyen el proceso y no regresan


Tras su mala experiencia en un anexo, Aníbal, alcohólico y exconsumidor de metanfetamina, cuenta que se convirtió en padrino en la Fundación San Juan IAP, un centro de rehabilitación en Ecatepec. Un padrino es alguien que cuida y guía a pacientes en recuperación, y que usualmente también son exconsumidores.


“Aquí pueden llegar las personas, aquí funcionamos a puertas abiertas, aquí nadie está a fuerzas, están por su voluntad. Y pues tienen su comida de los tres horarios: desayuno, comida y cena, sus juntas de recuperación”, dice Jovana, compañera de Aníbal y madrina de la misma fundación.

Al ser asociaciones civiles, los anexos son difíciles de regular porque formalmente no son centros de atención a la salud y cuando alguna autoridad los cierra, vuelven a abrir en calles cercanas o con otro nombre, señala Claudia Rafful. Sin embargo, son la alternativa más próxima y económica para recibir ayuda.

Rafful comenta que una de las medidas implementadas ha sido trabajar en alianza con anexos dispuestos a recibir capacitación sobre modelos médicos y psicosociales del consumo de sustancias, con el fin de ofrecer una mejor atención a quienes acuden a ellos. “Hay que combatir a los que sí están violando derechos humanos, pero no cerrar todos los centros de ayuda mutua, ya que mucha gente se atiende ahí”, reflexiona.

Bruno Díaz, de los CIJ, reconoce que el tratamiento para consumo de cristal tiene baja adherencia, es decir, muchos no concluyen el proceso, lo que genera un círculo vicioso de recaídas: “Las gentes vienen, se asoman al tratamiento, ya no regresan. Pasan algunos meses, vuelven a venir a tratamiento, quizás vienen algunas sesiones y abandonan”.

Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
Los carteles y anuncios que ofrecen una alternativa para tratar trastornos por consumo de sustancias son cada vez mas comunes en México | David Gerardo

Las mujeres con problemas de adicción al cristal


Aunque 85.1% de quienes buscan ayuda son hombres, el número de mujeres enganchadas al cristal aumenta, pero su acceso a tratamiento es más complicado debido a los prejuicios que rodean su consumo. “Eso tiene que ver con la discriminación que reciben si son madres, el miedo que tienen a que les quiten a los hijos o aunque no se los quiten, pues que los servicios de salud pues difícilmente tienen eh, las facilidades que necesitarían”, menciona la doctora Rafful.

“Viene una mujer por cada cuatro hombres, y esto porque hay más obstáculos para buscar tratamiento para las mujeres que para los hombres, obstáculos en la familia, en la comunidad”, señala Bruno Díaz en referencia a los CIJ.

Algo similar se vive en los anexos, ahí también son minoría las mujeres, quienes viven con el temor de ser juzgadas y enfrentarse a comentarios y comportamientos machistas. “Muchas de las veces a nosotras las mujeres se nos complica más porque estamos con esa onda de que el machismo, de que me van a juzgar, qué van a decir de mí”, dice Jovana.



El cristal apunta a convertirse en la sustancia ilícita de mayor consumo


Fernando cuenta que durante años probó distintas sustancias: “Probé floripondio, probé el DMT. O sea, probé gotas, eh, chochos, activo, fui universal”. Recalca que su adicción principal era la cocaína, reemplazada después por el cristal. “Conocí el cristal a los 23 años, de ahí en fuera fueron dos años a los 25, que me anexé”.

Después de recibir atención psicológica, psiquiátrica, y en última instancia, estar recluido en un anexo, Fernando ha logrado mantener su abstinencia al consumo de metanfetamina . “Algo que hoy en día agradezco no es ni lo económico ni las personas que tengo, ¿sabes? Ni la familia ni mucho menos. Lo que hoy más valoro y atesoro es mi tranquilidad”.

Expertos apuntan que el cristal se convertirá en la droga de mayor consumo. Ya proliferan los anexos irregulares como alternativa para combatir su adicción.
Bruno Diaz, director de Investigación y Enseñanza en Centros de Integración Juvenil | David Gerardo

Si bien no hay un modelo único de atención a la adicción de metanfetamina, con el tiempo los tratamientos han evolucionado y su efectividad ha ido en aumento: “Tampoco me gustaría dejar un mensaje completamente desalentador. Si las personas necesitan atención, pues hay que buscarla y el sistema pues hará lo que está en sus manos”, agrega Rafful.

El cristal apunta a convertirse en los próximos años en la sustancia ilícita de mayor consumo entre la población, explica Díaz: “Uno de cada dos de nuestros pacientes ya está reportando uso de metanfetamina. Podríamos incluso pensar que en los próximos años las metanfetaminas sí llegarán a ser la principal droga ilícita de consumo”.

Este trabajo fue realizado sin fines de lucro para la Unidad de Investigaciones Periodísticas (UIP) de la Coordinación de Difusión Cultural UNAM, y publicado originalmente en la plataforma de Corriente Alterna. Queda prohibida su reproducción total o parcial sin autorización previa de la UIP.

GSC

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