Solo un par de décadas bastaron para que los teléfonos celulares se convirtieran en los acompañantes más íntimos de más de la mitad de la población mundial, eso considerando que, según datos la Unión Internacional de Telecomunicaciones, el 78% de las personas en el mundo tiene uno.
Ya sea para ir a la tienda o salir de viaje, estos aparatos se han vuelto indispensables en el día a día, sin embargo, los estudios demuestran que hay algunos lugares en los que definitivamente no deberían estar, entre ellos, el sanitario. Estas son algunas de las razones por las que es mejor deshacerse del hábito de ver la pantalla del celular en el baño.
Una fuente de infecciones
Probablemente la menor de las preocupaciones que alguien puede tener al entrar al baño sea la de contraer una infección microbiana gracias a su teléfono, sin embargo y de acuerdo con los estudios, es un problema que debería considerarse dos veces.
Más de una investigación ha reportado que estos artefactos son hogar de un amplio espectro de microorganismos. Un análisis publicado en la revista Nature en 2022 detectó 5 mil 714 bacterias, 675 hongos, 93 protistas, 228 virus y 4 mil 453 bacteriófagos en un total de 26 celulares, mismo que pertenecían a un grupo de trabajadores sanitarios.
Es probable que la gran mayoría proviniera de otros lugares ajenos al cuarto de baño, sin embargo, en la lista se detectaron algunos organismos de origen fecal. Por otro lado, si bien no todas las cepas localizadas fueron sinónimo de enfermedad, algunas de las más destacadas dentro de la lista tenían el potencial de originar infecciones estomacales, en el tracto urinario, en la piel o en vías respiratorias.
“Los teléfonos móviles se contaminan constantemente con todo tipo de microbios al ser tocados por las manos de sus usuarios miles de veces al día, incluso en el baño. Por lo tanto, se han convertido en una extensión de nuestra mano. Están "sucios" porque se limpian o desinfectan con poca frecuencia”, concluye el estudio.
Como acotación, los expertos aseguran que parte de la solución radicaría en desinfectar el celular “con la misma frecuencia con la que nos lavamos las manos”. Un paño con alcohol o una toalla con solución limpiadora desinfectante pueden ser de gran ayuda.
Riesgo de hemorroides
Las bacterias fecales sobre las pantallas de los celulares resultan por demás desagradables, sin embargo, no son el único problema. Uno de los descubrimientos más recientes respecto al uso de los teléfonos inteligentes en el baño es que está asociado con un aumento del 46% en el riesgo de desarrollar hemorroides, enfermedad que históricamente se ha relacionado con el estreñimiento y el esfuerzo al defecar.
De acuerdo con la investigación publicada en la revista PLOS One, los participantes que usaron teléfonos en el baño pasaron significativamente más tiempo allí que quienes no los usaron. El 37.3 % de los usuarios de teléfonos inteligentes pasó más de cinco minutos por visita al baño, en comparación con el 7.1 % de quienes no los usaron.
Los autores del artículo sostiene que sentarse en un inodoro estándar, sin ningún apoyo para el suelo pélvico, aumenta desproporcionadamente la presión en las almohadillas hemorroidales.
“Si esta presión persiste en el tiempo, dichas almohadillas pueden inflamarse y desarrollarse, por lo tanto, hemorroides considerables”, se lee en la investigación.
A pesar de que el reporte presenta diversas limitaciones, el equipo aseguró que podría sentar un referente para reforzar la recomendación de limitar el uso del teléfono inteligente en el baño a menos de 5 minutos, de hecho, y según un reporte del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido, el lapso saludable es de entre dos o tres minutos.
Prolapsos, desgarros y hernias
En un artículo para The Conversation, el profesor de anatomía Adam Taylor también alertó sobre los riesgos que se conjugan con el uso del celular y el tiempo que se pasa dentro del baño. Fisuras, desgarros, hernias y hasta prolapsos entran dentro de la lista.
Esto se debe a que, según explica el especialista, entre más tiempo pasa alguien scrolleando, mayor es la presión experimenta la zona rectal y los músculos del suelo pélvico.
En general, y como explica un artículo de Milton Keynes University Hospital, muchos problemas anales y rectales se deben a malos hábitos intestinales, así que son prevenibles.
Finalmente, más allá del lugar, investigaciones como la publicada en el European Journal of Medical Research destacan que el uso prolongado de estas tecnologías puede tener un grave impacto en la salud mental, "como deterioros funcionales significativos y persistentes, angustia y adicción conductual", sin contar los diferentes efectos que experimentan las manos, pulgares e incluso algunos tendones debido a los movimientos repetitivos, así que, restar unos minutos de su uso en el baño no estaría de más.
LHM