La cumbia como cultura está presente desde hace algunas décadas en la ciudad, pero para el colectivo Sabotaje es importante generar la documentación sobre quiénes y por qué llegó este género musical a Monterrey.
Desde el pasado 8 de julio lanzaron la convocatoria para generar el Centro de Documentación de la Cumbia (CDC), solicitando a los interesados compartir escritos y memorias de canciones, fotografías o volantes de conciertos cumbieros a través de Facebook.
Los hermanos Jorge y Óscar González han emprendido esta tarea después de organizar conciertos en el espacio La Comunitaria. Poco a poco se fue generando un acervo de fotografías, videos y viniles, siendo el origen del proyecto.
"Una de las principales búsquedas del proyecto es como darle un reflejo, con otros medios, como la fotografía en redes sociales, es un intento de visibilizar lo que sucede en estos lugares", comenta Óscar González en entrevista.
El uso de las redes sociales ha propiciado un acercamiento directo con músicos, sonideros, familiares de coleccionistas y amantes de la cumbia en diversos puntos de la ciudad.
"Le estamos dando por redes, porque es un alcance donde la música sonidera y vallenata tiene mucho impacto", agrega su hermano Jorge.
La primera fase de la convocatoria vence el 15 de septiembre. En próximas acciones con Sabotaje pretenden llevar parte del material a conciertos y fiestas para dar a conocer el proyecto.
La familia y los coleccionistas
Una de las sorpresas para el colectivo es encontrarse con la disponibilidad de los hijos de coleccionistas, preocupados por la preservación de su memoria y acervo musical.
Además, el ejercicio ha servido para confirmar que en Monterrey existe una cultura del coleccionismo musical que empieza a ser reconocida.
"Algo que nos llama la atención es que son los hijos de los coleccionistas, como ejemplo del señor Héctor Amaya, nos contactó para mandarnos videos y fotos", explica Jorge González.
Un caso es el de la familia del sonidero Gabriel Dueñez, que además de su acervo de miles de discos LP, destaca una colección de 100 casetes en formato rebajado la cual se busca digitalizar y preservar.
En los últimos años se ha generado una cultura de apreciación del disco vinil, retomando a la música norteña y cumbia como sus principales exponentes, por lo que para Sabotaje es importante tener un contexto histórico.
"Vemos a una nueva generación que está empezando a revivir el tema del disco, pero pareciera que es el inicio de todo. Sentimos que si no se hace un lazo con las generaciones pasadas, termina siendo el ego de que piensan que todo es nuevo", agrega Óscar.
Sonido Morelos
Conocido en el mundo de los sonideros como Morelos, José Ortega fue uno de los aventurados que viajaban a Colombia y Centroamérica a comprar discos de cumbia, hace poco más de 40 años.
"Cuando empecé a traer el vallenato aquí a Monterrey en los 80 no lo conocían, se tocaba más la música tropical", recuerda José Ortega Morelos.
Su historia como promotor independiente de música se documentó en el libro Ojos suaves, de Mirjam Wirz.
"Yo empecé a venir por un señor Murillo, para traer los discos, y pensaba que nomás había la onda del Piporro y vaya sorpresa que me di", recuerda el oriundo de Peñón de Baños, La Colombia Chiquita de la Ciudad de México.