A causa del aislamiento provocado por el covid-19, el proceso de adaptación a lo social en los niños se va a prolongar o se verá afectado, señaló Cristina Sánchez Treviño, docente de la Facultad de Psicología (FaPsi), de la Universidad Autónoma de Nuevo León (UANL).
Esto, dijo la psicoterapeuta de niños y adolescentes, porque la escuela es parte fundamental para socializar y para el desarrollo de habilidades en los menores de edad.
De acuerdo con la especialista, la pandemia dejará repercusiones en este grupo de la población, mismas de las que se podrá ver su impacto real hasta que se presente el regreso a las aulas.
En la escuela, recalcó, es donde se desarrollan habilidades socioemocionales como la empatía, la cooperación, la tolerancia, entre otras, y que los niños salgan de esa parte egocéntrica, por lo cual, al estar en casa se disminuye esa posibilidad y las afecciones que pudiera traer consigo este escenario se verán reflejadas, desde ahora, pero en mayor escala, en un futuro, sobre todo para aquellos que tengan antecedentes de una dificultad para la convivencia.
Derivado de ello, dijo, la clave para que el impacto sea menor, en su realidad actual y postpandemia, recae en que los padres de familia puedan generar en sus hogares un ambiente saludable.
A partir de este encierro que empezó hace más de 10 meses en Nuevo León, es en el grupo de 5 a 9 años de edad donde se ha encontrado mayor miedo y ansiedad, lo cual se potencializa si han sufrido la pérdida de un ser querido.
“Obviamente sí va a haber repercusiones, quizá ahorita se puedan observar algunas manifestaciones, en general, no solo en la parte social.
“Nos va a tocar ya de regreso, esperemos que sea pronto, pero ahí es donde nos vamos a dar cuenta qué tantas afecciones ha ocasionado el covid-19 en los niños”, comentó.
Se detendría el avance en los más pequeños
A decir de la psicóloga, quien además labora para los tres niveles, preescolar, primaria y secundaria en la Unidad de Servicios de Apoyo a las Escuelas Regulares (Usaer), en los niños más pequeños, al estar en su casa y no en el jardín de niños, se verá un problema en el desprendimiento familiar.
Ya que en estos niños, dijo, se está generando un mayor apego y una mayor dificultad para luego desprenderse de los padres, debido a que el apego no siempre es positivo.
Además de una tardanza en poder salir de esa parte egocéntrica y desarrollar las habilidades con otros niños, dado que aunque ven a otros niños por la pantalla, no es lo mismo.
“En los pequeñitos, los que recién van ingresando al jardín de niños, pues es bien importante ese desprendimiento familiar para su crecimiento, y no lo están haciendo, están en casa.
“Lo que he visto, y esperemos que me equivoque, es que se va a detener de alguna manera ese avance, porque la convivencia se hace en vivo, el poder enfrentarse y que resuelvan situaciones”, precisó.
Al no darse en la actualidad esa socialización en las aulas, en los recreos, en las actividades, sí se va a notar un inconveniente para socializar, de acuerdo con lo esperado antes de la crisis sanitaria.
El niño, indicó, desde que nace va teniendo ese contacto con el mundo exterior a través de los padres, o de las personas que lo cuidan, y es a través de ellos donde se le va poniendo ese límite “entre el yo y el no yo”.
La parte social va en ese proceso, y los padres y el entorno inician con ello en esta etapa, y la escuela viene a reforzar las reglas.
“Y ahora se va a prolongar ese proceso de adaptación a lo social”, manifestó.
Consultas de terapia infantil, en aumento
Para Sánchez Treviño, en los niños de primaria se está generando una mayor ansiedad al no saber, entre otras incertidumbres, quiénes son sus compañeros, luego de que solo los conocen a través de la pantalla.
Lo cual, aunado a si hay estrés y ansiedad en los padres, el niño lo resiente, sobre todo en las situaciones de las familias que han tenido pérdidas, o que están enfermos, o que fueron víctimas de la otra crisis provocada por el nuevo coronavirus: el desempleo.
Por esta nueva realidad, comentó, las consultas, la terapia infantil ha subido de forma considerable.
“Ha habido más demanda, no se diga en las escuelas, hay mucha demanda”, destacó.
En los niños de primaria, de 6 a 12 años, es fundamental socializar, pues en esta etapa, reconoció, se dan muchos aprendizajes.
En este punto, reflexionó la terapeuta, desde antes de la contingencia ya veían muchos casos de dificultades de una convivencia no tan sana, no tan pacífica, desde este ciclo y no hasta secundaria.
Por eso, puntualizó, desde el 2018 en los programas de la Secretaría de Educación se incluyó la parte socioemocional.
Según la especialista, otro factor que se puede presumir se presentará en la entidad en los niños de este nivel es que las alertas emocionales se van a incrementar después de la pandemia.
Mientras que en el presente, detalló, lo que han observado es que los menores se muestran más inquietos, más hiperactivos, con mayor apego a los padres, y con temor.
En tanto que en los niños que ya tenían ese miedo, esa inseguridad o que eran inhibidos, esos aspectos van a aumentar al regresar a una vida escolar social presencial.
En la primaria se fortalecen las reglas, el respeto, se desarrolla la empatía, el autoconocimiento, el control de las emociones.
“Esas habilidades no digo que no se estén dando, pero sí se requiere de los otros, y las habilidades se desarrollan no aisladamente”, remató.
Adolescentes, los que más requieren socializar
Los adolescentes necesitan socializar, convivir, tener contacto físico, realizar sus juegos, hacer sus bromas.
Luego de que en los alumnos de primaria el pensamiento tiende más a lo concreto, en la secundaria, detalló, el pensamiento es más abstracto, aparecen los cuestionamientos, y cambia el entendimiento del entorno.
“En la secundaria hay muchas dificultades de seguimiento de reglas, de respetar a los compañeros, en la adolescencia se dispara la parte social, se da ese deseo de independencia.
“En el caso de los adolescentes es donde preocupa más, son los que más requieren esta socialización”, compartió.
En este ciclo, una de las cosas de especial énfasis es el trabajar en equipo y aceptar los diferentes puntos de vista, lo que se está complicando aún más al no hacerlo de manera presencial.
Un punto a tomar en cuenta, es el caso de aquellos niños que pasaron de primaria a secundaria en línea.
Y que no han vivido el proceso de adaptación a su nueva etapa en la forma que se tuvo antes, por lo que es probable, que al retomar las actividades en vivo se puede generar más inhibición, desconfianza y se va a tardar más en adaptarse.
En general, existe en la entidad cómo brindar apoyo a las familias que hoy o más adelante requieran de un profesional en temas de salud mental.
Por ejemplo, informó, en el área pública está la Unidad de Servicios Psicológicos de la Facultad de Psicología de la UANL, así como los diferentes DIF que existen en Nuevo León, y “muy recomendable” el Instituto de Salud Mental, en el cual, aseguró, desde antes de la llegada del SARS-CoV-2 había una gran solicitud de atenciones, mismas que se incrementarán en el retorno a las clases en vivo.
Frente a esta realidad y la nueva que se espera, la investigadora no dudó en señalar como su principal recomendación el hecho de que los padres son la clave para que el impacto del covid-19 y postpandemia sea menor en sus hijos menores de edad.
“Algo clave es empezar por los padres, empezar por estar bien yo como padre, atenderme, buscar el apoyo, manejar el estrés, estar bien yo como padre para poder transmitir un ambiente saludable en la familia”, puntualizó.