Próximo a reabrir sus puertas como el Laboratorio Ciudadano de Cultura (LABNL), el Antiguo Palacio Federal recuperó la imagen que por muchos años lo convirtió en un edificio único en su tipo para Monterrey.
Conocido como el Edificio de Correos por los regiomontanos, el inmueble ubicado en el cruce de las calles Zaragoza y Washington fue sujeto a trabajos de conservación por la Secretaría de Infraestructura y el Consejo para la Cultura y las Artes del estado (Conarte).
La construcción del Antiguo Palacio Federal fue el detonante para que el estilo arquitectónico art decó llegara a la ciudad, con su construcción entre 1928 y 1930. Por estas fechas, el inmueble cumplió 90 años en la ciudad.
A partir de los primeros meses del 2021, el inmueble será sede del LABNL, un espacio abierto al público, artistas e investigadores, quienes contarán con la asesoría para desarrollar proyectos vinculados al arte, tecnología y ciudad.
La conservación y recuperación comenzó en julio del presente año, con el trabajo de las empresas Kaans Administración SA de CV y Kabatas SA de CV, con una inversión de 83.2 millones de pesos.
“En lo general, el edificio estaba en buenas condiciones, lo más importante que nos significó a nosotros es que estaba muy compartimentado con muchas oficinas en su interior”, explicó Melissa Segura Guerrero, secretaria técnica de Conarte.
Inmueble con historia
El Antiguo Palacio Federal se construyó durante la administración del gobernador Aarón Sáenz, como un ejemplo de modernización de Monterrey. De esta época también son la Escuela Industrial Álvaro Obregón -se inauguraron el mismo día- y, más tarde, el hospital Universitario.
Por años funcionó como sede de dependencias federales, así como oficinas de Correos de México. En su tiempo fue el primer rascacielos de la ciudad, además que utilizó técnicas constructivas novedosas como fue su estructura con acero de la Fundidora Monterrey.
“Fue resaltar estos atributos patrimoniales que tiene el edificio, con una estructura que fue de lo más moderno de su época”, comentó Ana Cristina Mancillas, coordinadora de Patrimonio Cultural en Conarte.
A inicios del nuevo milenio, el inmueble fue sede del Conarte, llegando a contar con salas de exhibición y librería. En 2009 recibió a más oficinas gubernamentales y se olvidó de su vocación cultural, lo que provocó críticas de la comunidad.
Su recuperación
Se trató de trabajos de conservación y recuperación del edificio, tanto de su aspecto externo como en la liberación de espacios a su interior.
Para esta tarea se contó con el trabajo de los arquitectos Manuel Martínez y Héctor Domínguez, así como la asesoría de Carlos Lupercio, investigador de la UANL.
Se cuidó de respetar elementos como pisos, puertas de madera, las escaleras con las cabezas de la serpiente emplumada como remates, así como el friso de la cara sur, entre otros detalles.
Además se liberaron espacios en su interior, al retirar plafones que formaban las oficinas anteriores, se resanaron las fisuras al exterior del inmueble, se recuperaron escalones dañados de los accesos, además de que se buscó una paleta de colores más cercanos a la original.
Los trabajos contaron con la asesoría y visto bueno del Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal).