Ciencia y Salud
  • El tratamiento que puede reducir las muertes por VIH Sida existe

En los últimos años hay una tendencia de disminución en casos de VIH Sida en Lationamérica. | Freepik

Se trata de una condición que gracias a los avances de los fármacos ya no mata en los primeros años de diagnóstico.

El VIH ya no es una crisis que termina en los primeros años del diagnóstico. Es una condición que envejece con quienes la viven, y la mayor amenaza hoy no es portar el virus, sino que el sistema de salud llegue tarde a reconocerlo.

Las investigaciones sobre la enfermedad han llegado a tal grado de éxito que hay tratamiento preventivo que podría reducir de 32 a mil a 5 mil 200 muertes anuales en Latinoamérica, pero ¿qué lo impide? El financiamiento.

Uno de cada cuatro casos de VIH en América Latina se diagnostica en personas adultas mayores, y la gravedad radica en que muchos reciben el resultado cuando ya presentan múltiples comorbilidades como diabetes, hipertensión, falla renal, cáncer, enfermedad pulmonar crónica, asma, artritis, deterioro cognitivo, así como condiciones propias del envejecimiento como osteoporosis y fragilidad.

“Pensamos siempre en los hombres jóvenes, pero no en la gente más grande. ¿Cómo le voy a pedir una serología VIH a esta señora de 75 años? Esa persona puede seguir teniendo sexo. La percepción de riesgo también disminuye en las etapas posmenopáusicas. Se tiene la idea errónea de creer que, como las mujeres ya no están en edad reproductiva, ya no requieren del uso del condón”.

Por ello, dijo, es fundamental desarrollar un modelo clínico adaptado a la longevidad. “El reto dejó de ser farmacológico, en el que la meta es lograr una carga viral indetectable tomando una sola pastilla.

“Hoy tenemos que centrar el modelo de atención en la persona y en el historial clínico de lo que le está ocurriendo. Nuestro reto es tratar el VIH y mantenerlos sanos globalmente, manejar la diabetes, la hipertensión y la falla renal. También es importante subrayar el autocuidado, ya que las mujeres cargan con el marido, con la casa, con los nietos, antes de preocuparse de ellas mismas”.

Consecuencias a largo plazo

El envejecimiento con VIH implica más enfermedades simultáneas y en mayor proporción que en la población sin el virus.

Las personas con VIH tienen más comorbilidades por la edad. Esa combinación de envejecimiento biológico e inflamación asociada al virus se llama inflammaging (inflamación crónica que se desarrolla con la edad avanzada y acelera la cronicidad de las enfermedades)”.

Entre los padecimientos más frecuentes se encuentran cáncer, enfermedad pulmonar crónica, aterosclerosis y deterioro cognitivo. En mujeres mayores, además, se confunden síntomas nuevos con efectos hormonales. “¿Estoy mal del VIH o es la menopausia? No lo sé”.

Cortés también señaló que el sistema no está preparado para atender necesidades específicas. “¿Quién de los infectólogos hoy día sabe manejar una sequedad vaginal? Muy poco, probablemente casi ninguno. Lamentablemente, las mujeres son cada vez más invisibilizadas”.

Especialistas señalan que a pesar de los avances médicos, la ignorancia alrededor de este virus persiste.
Pruebas rápidas de VIH-SIDA. | Foto: Roberto Amaya

El daño renal ocupa un lugar crítico en la atención de adultos mayores con VIH.

“El conflicto renal en las personas que viven con VIH es multifactorial”, dijo Cortés, quien advirtió que la viremia prolongada (la entrada de virus en el torrente sanguíneo desde donde se pueden extender a todos los órganos) agrava el deterioro.

“Mientras más tiempo tenga una viremia elevada, más daño eventual voy a tener en ese riñón”. Recomendó evitar combinaciones en una sola pastilla cuando hay insuficiencia renal. “No son la alternativa ideal porque no puedo ajustar las dosis”.

Para prevenir complicaciones, insistió en una evaluación constante. “Tenemos que monitorizar la función renal por lo menos dos veces al año”.

Para Cortés, la polifarmacia asociada al envejecimiento no es un fracaso terapéutico, sino una señal de éxito clínico.

“Que alguien esté tomando muchas pastillas porque llegó a viejo y tiene muchas enfermedades es muy bueno, significa que no se murió joven”.

La tarea pendiente es garantizar que esa vejez sea digna y con atención integral.

“Tenemos que enfrentar a nuestros adultos mayores en todas sus riquezas”, dijo por el Día Mundial del Sida, que se conmemora cada 1 de diciembre.

Recortes financieros dejarán sin diagnóstico ni tratamiento

La disminución del apoyo financiero internacional, así como los recortes presupuestales locales en salud, ha provocado que en América Latina una de cada siete personas que vive con VIH no sepa que lo tiene y que aumente el número de personas sin acceso constante al tratamiento antirretroviral, aun cuando existen terapias novedosas y efectivas, coincidieron expertos. Especialistas de ONUSIDA, de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), del Fondo Mundial y de organismos internacionales reconocieron que, ante este panorama, habrá limitaciones para cumplir las metas 95 95 95 para 2030, especialmente en lo relativo a la reducción de la mortalidad.

Los informes expuestos señalaron que, si se expandiera la PrEP (profilaxis preexposición que permite a personas sin VIH tomar medicamentos para evitar adquirir el virus), se alcanzaran las metas de tratamiento y se fortaleciera la atención primaria, la región podría evitar al menos 26 mil muertes anuales, al pasar de 32 mil a unas 5 mil 200 hacia 2030.

Giovanni Ravasi, del Fondo Mundial, advirtió que la región se encuentra en un punto de inflexión.

“Los países están buscando formas de mejorar la eficiencia y la sostenibilidad de las respuestas”, dijo en la reunión celebrada en Quito, Ecuador, y cuyo panel fue transmitido a medios internacionales como MILENIO.
“La integración no puede verse solo como un mecanismo administrativo. No es solamente una cuestión de eficiencia y sostenibilidad, sino que realmente son procesos fundamentales para poder prestar una atención integral y centrada en la persona”.

La OMS recordó que ha insistido en integrar “los programas verticales en los servicios de medicina general de crónicas, incluida la salud mental y la atención primaria”. Sobre la situación financiera, fue directo: “No podemos hablar de eficiencias y sostenibilidad sin mirar algunos datos del financiamiento”.

En América Latina existe una tendencia clara: “En los últimos años hay una tendencia de disminución”.

Y aunque más del 95 por ciento del financiamiento es nacional, “muchas de las intervenciones comunitarias y del fortalecimiento de la sociedad civil todavía tienen una cierta dependencia de recursos externos y, por lo tanto, su integración y sostenibilidad lleva desafíos importantes”.

Ravasi también habló de los riesgos.

“El beneficio de costo-efectividad posiblemente se manifieste a mediano plazo”.

Pero iniciar la integración “requiere gastos para la organización y la coordinación del proceso, capacitación de recursos humanos, adecuaciones logísticas, adecuación de infraestructura”.

Si estos elementos no se cuidan, advirtió, existe el riesgo de “reducción de calidad y reducción de equidad”.

El éxito depende, además, de contar con gobernanza y liderazgo claros.

“El proceso de integración tiene que ser basado en acceso equitativo y derechos humanos”, afirmó, y remató: “Tenemos que ganar la confianza del usuario en la atención primaria de la salud”.

Ricardo Castañeda Ancheta, asesor regional de Financiamiento Equitativo de ONUSIDA, describió un panorama fiscal profundamente adverso.

El VIH, la sífilis y la hepatitis B y C son las únicas enfermedades que se pueden detectar prueba rápida | Especial
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“La cooperación internacional se ha venido reduciendo”, dijo, y este año “los recortes han agravado” la provisión de productos y servicios. Explicó que esta reducción no es reciente.
“Cuando uno revisa los datos históricos, en realidad esta reducción se había venido dando desde hace varios años”.

Al deterioro se suma que “más de la mitad de la población vive en países donde se destinan más recursos al pago de intereses de la deuda pública que lo que se destina para salud”.

Para Castañeda, el mensaje central es claro. “Sin una atención primaria fuerte, la respuesta al VIH seguirá siendo frágil y difícil de financiar”. Si persisten los recortes, habrá retrocesos tangibles.

“Estamos hablando de impactos en personas, estamos hablando de aumento de nuevos casos, estamos hablando de aumento de las muertes”.

Por ello insistió: “Hoy, más que nunca, la movilización de recursos nacionales juega un rol muy importante”.

El experto subrayó que ninguna reforma será viable si no se protege la participación social. “Nada se puede hacer sin las comunidades y justamente eso es lo que nos muestra la evidencia”.

Mónica Alonso, de la OPS, presentó modelajes que ilustran lo que ocurrirá si la región continúa con el ritmo actual.

“La línea azul sería la proyección de cómo vamos”, dijo, y esa trayectoria solo lograría “una bajada del cuatro por ciento para 2030”.

Existe un escenario radicalmente distinto si se expande la PrEP y se incorporan nuevos medicamentos como lenacapavir (fármaco antiviral inyectable que se utiliza principalmente para reducir el riesgo de contraer el VIH en adultos y adolescentes), con lo que “lograríamos un impacto en nuevas infecciones estimado, una bajada del 73 por ciento”.

Alonso detalló que el objetivo es pasar de 140 mil nuevas infecciones al año a 40 mil. Pero si además se cumplen las metas 95 95 95, la región podría llegar a 10 mil casos. “Con estas intervenciones biomédicas es posible llegar”.

También explicó el impacto en mortalidad. “Pensamos que con esas mismas intervenciones podemos pasar de las 32 mil muertes que todavía hay anualmente a 5 mil 200”.

El encuentro subrayó que la integración de servicios no es instantánea ni automática. Requiere planificación, seguimiento y sostenibilidad.

Ravasi insistió en documentar cada etapa. “Es importante que se documente el proceso de integración no solamente en términos de resultados de salud, sino también en monitoreo del propio proceso, los costos y análisis económicos, pero también la satisfacción del usuario”. Destacó además el papel de la innovación tecnológica. “La historia clínica digital interoperable, la telemedicina y las derivaciones electrónicas fortalecen la integración vertical”.

Los expertos coincidieron en que la región tiene una oportunidad única para evitar retrocesos mayores. Si los países fortalecen la atención primaria, integran servicios, movilizan recursos internos y sostienen la participación comunitaria, América Latina podría salvar miles de vidas y colocarse en la ruta hacia la eliminación del VIH como problema de salud pública en 2030.

Si no se actúa con rapidez, las brechas en diagnóstico, prevención y acceso seguirán ampliándose en una región donde miles de personas continúan viviendo sin saber que tienen VIH y donde la mortalidad aún puede reducirse de manera drástica.

LP

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Blanca Valadez
  • Blanca Valadez
  • Periodista formada en la UNAM. Con 33 años de oficio, impulsada por la curiosidad y la aventura. Ha captado la voz de ilustres como Octavio Paz y Carlos Fuentes. Hoy explora los enigmas del cuerpo y la mente en relatos que resuenan en prensa, TV, radio y web.
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