El acervo genómico más grande de América Latina es la herramienta clave para entender por qué los mexicanos enferman con mayor frecuencia de padecimientos metabólicos y del corazón.
“La vulnerabilidad de los mexicanos se debe a una interacción compleja entre genética, metabolismo y ambiente”, es una de las conclusiones de la responsable del Laboratorio de Inmunogenómica y Enfermedades Metabólicas del INMEGEN, Lorena Orozco Orozco.
“Nuestras raíces genéticas nos predisponen a almacenar grasa con mayor eficiencia, una ventaja evolutiva que en contextos de abundancia calórica se convierte en un riesgo elevado para desarrollar obesidad, resistencia a la insulina y diabetes tipo 2”, señaló.
El Estudio Prospectivo de la Ciudad de México, desarrollado por el Instituto Nacional de Medicina Genómica (INMEGEN), reveló que la composición genética de los mexicanos los hace más propensos a desarrollar diabetes tipo 2, obesidad y enfermedades cardiovasculares y renales debido a una combinación de variantes genéticas heredadas, origen mestizo con fuerte ascendencia indígena y exposición a estilos de vida urbanos y dietas hipercalóricas.
“La obesidad y la diabetes no son solo resultado de malos hábitos, sino de un conjunto de variantes heredadas que amplifican el impacto de una dieta alta en azúcares y grasas y de una vida sedentaria”, explicó Orozco Orozco.
En colaboración con la Universidad de Oxford, la UNAM y la Fundación Carlos Slim, los investigadores identificaron más de 30 millones de variantes genéticas, muchas de ellas exclusivas de la población mexicana.
Orozco agregó que “la información genética obtenida de más de 150 mil personas adultas de Coyoacán e Iztapalapa muestra que las variantes más comunes entre los mexicanos alteran la forma en que el cuerpo metaboliza la glucosa y las grasas, lo que incrementa el riesgo de enfermedades cardiovasculares, hipertensión y daño renal”.
La especialista subrayó que “este acervo científico sin precedentes demuestra que la vulnerabilidad metabólica de México tiene una base genética y no solo depende del estilo de vida, aunque ambos factores se potencian mutuamente.
“Este estudio representa una oportunidad única para comprender cómo los factores sociales, genéticos y de estilo de vida influyen en las principales causas de enfermedad y mortalidad de los mexicanos”, destacó Orozco.

Mexicanos mueren más jóvenes por causas metabólicas
Roberto Tapia Conyer, especialista en salud pública de la UNAM y uno de los fundadores del proyecto, recordó que el estudio “nació en 1994 con la meta de entender por qué los mexicanos se enferman distinto y por qué mueren más jóvenes por causas metabólicas”.
Tapia Conyer destacó que “los resultados confirman lo que intuíamos hace décadas: que el mestizaje mexicano, con su riqueza genética, también contiene una combinación de variantes que incrementan el riesgo de enfermedades crónicas”.
El experto agregó que “esta información nos obliga a diseñar políticas de salud que reconozcan la genética de nuestra población, no solo copiar modelos extranjeros”.
Tapia Conyer señaló que el Estudio Prospectivo “reúne a más de 50 instituciones nacionales e internacionales y miles de investigadores que dedican su talento a salvar vidas”.
El epidemiólogo John Emerson, académico de la Universidad de Oxford y líder del componente de salud poblacional del estudio, explicó que “la prevalencia de obesidad y diabetes tipo 2 en México es una de las más altas del mundo porque las variantes genéticas comunes en el país modifican el metabolismo de la glucosa y de los lípidos, lo que incrementa la acumulación de grasa abdominal y la inflamación vascular”.
Cinco kilos, más riesgo de muerte por infarto
Añadió que “el 47 por ciento de las mujeres y el 32 por ciento de los hombres de la cohorte padecían obesidad al inicio del estudio, y esos mismos factores genéticos se asociaron con mortalidad prematura por enfermedades cardiovasculares y renales”.
Emerson detalló que los análisis de seguimiento en más de 150 mil personas permitieron “documentar con precisión las causas de muerte y las asociaciones entre las variantes genéticas, el índice de masa corporal y la hipertensión”. También explicó que “un aumento de cinco kilogramos por metro cuadrado en el índice de masa corporal eleva el riesgo de morir por infarto, accidente cerebrovascular, insuficiencia renal o crisis diabética”.
Agregó que “la presión arterial alta es el factor genético más constante y determinante en la mortalidad cardiovascular”.
El genetista Jason Torres, de la Universidad de Oxford, informó que el Estudio Prospectivo “ha generado uno de los acervos genéticos más amplios del mundo, con más de 30 millones de variantes identificadas, muchas exclusivas de la población mexicana”.
Aclaró que “más del 70 por ciento de los participantes comparte algún parentesco de tercer grado o más cercano, lo que permite analizar la herencia de enfermedades complejas con una precisión sin precedentes.
Las variantes que predominan en México afectan la regulación de la glucosa, la respuesta a la insulina y la acumulación de grasa visceral, factores que aumentan el riesgo de síndrome metabólico”, explicó.
“Estas características genéticas, sumadas al entorno urbano, al alto consumo de carbohidratos y a la falta de actividad física, explican por qué los mexicanos somos más vulnerables a enfermar de manera temprana y severa”.
En el área de enfermedad renal, Luisa Fernández Chirino, investigadora de la Universidad de Oxford, presentó un estudio de genoma completo que identificó “dos variantes raras en los genes CLDN y SLC47A1 asociadas con pérdida de la función renal y alteraciones en el metabolismo de medicamentos como la metformina”.
Agradeció la confianza del profesor Sir Richard Peto, de la Universidad de Oxford, “quien creyó en México cuando nadie pensaba que era posible hacer un proyecto de esta magnitud”. Reconoció que “su respaldo fue decisivo para consolidar una red científica global que hoy publica en revistas como Nature y The New England Journal of Medicine”.

La enfermedad renal crónica se perfila como la quinta causa de muerte global en 2040 y su impacto en México es mayor porque estas variantes son más comunes en personas con ascendencia indígena.
“Nuestros hallazgos muestran que la genética no solo influye en el riesgo de enfermar, sino también en la manera en que los pacientes responden a los tratamientos”, añadió.
En el campo de la diabetes tipo 2, Eduardo Leonardo González explicó que “existen variantes raras y de baja frecuencia que influyen directamente en la forma en que el cuerpo procesa la glucosa”. Señaló que “estas mutaciones, presentes en genes como SIDC y ODFL, se transmiten entre familiares y se asocian con obesidad, hipertensión y descontrol glucémico”.
El Alzheimer y los mexicanos
Se trata de variantes de “efecto fuerte pueden explicar por qué algunos pacientes desarrollan diabetes más temprano o con complicaciones más graves”, puntualizó.
Sobre el deterioro cognitivo, Carlos González Carvallo informó que “la prevalencia de alteraciones cognitivas en adultos mayores fue de 29 por ciento y se relaciona con la presencia del haplotipo APOE ε4, que eleva el riesgo de Alzheimer y demencia vascular”. Añadió que “se identificaron doce variantes genéticas relacionadas con la función cerebral, de las cuales cuatro son completamente nuevas y específicas en la población mexicana”.
En el área de farmacogenómica, Tamara López presentó un metaanálisis genómico que identificó “357 variantes en 32 genes asociadas con la respuesta terapéutica a la metformina, el fármaco más utilizado contra la diabetes tipo 2”.
De igual manera explicó que “treinta de esos genes no habían sido descritos antes y podrían explicar por qué algunos pacientes mexicanos no logran un control glucémico adecuado”. Agregó que “estas variantes afectan procesos de señalización de insulina y metabolismo energético, lo que refuerza la necesidad de personalizar los tratamientos”.
Lorena Orozco destacó que el Estudio Prospectivo “es hoy un modelo de ciencia abierta que posiciona a México como un actor central en la investigación biomédica mundial”. Explicó que “todos los datos genéticos y clínicos están disponibles sin costo para investigadores de todo el mundo, especialmente de países de ingresos medios y bajos”. Subrayó que “este acervo es un patrimonio científico que permitirá diseñar estrategias de prevención y tratamientos adaptados a la realidad genética de nuestra población”.
Después de 30 años de investigación continua, el Estudio Prospectivo de la Ciudad de México se ha consolidado como una de las plataformas científicas más importantes del mundo.
“Este proyecto ya no pertenece solo a las instituciones, sino al país y a las generaciones futuras de científicas y científicos que seguirán construyendo conocimiento para salvar vidas”, dijo Roberto Tapia Conyer.
Agradeció la confianza del profesor Sir Richard Peto, de la Universidad de Oxford, “quien creyó en México cuando nadie pensaba que era posible hacer un proyecto de esta magnitud”.
Su respaldo, dijo, fue decisivo para consolidar una red científica global que hoy publica en revistas como Nature y The New England Journal of Medicine.
LG