Hace poco más de cuatro siglos la forma en que se entendía el mundo cambió: la insurrección copernicana movió a la Tierra del centro del Universo . Ahora, en pleno siglo XXI, no es demasiado osado decir que hay una nueva revolución esperando “a la vuelta de la esquina”, como asegura Ignasi Ribas, doctor en física y desde 2017 director del Instituto de Estudios Espaciales de Cataluña.
“No solo es una revolución a nivel científico, sino también a nivel social, en la que comprenderemos nuestro hogar y el contexto concreto en el que estamos”, comentó durante el Coloquio de Astronomía de la FIL Guadalajara.
Los humanos sospechan que el planeta no es el único que resguarda vida desde hace miles de años. La idea no sólo ha perdurado a lo largo de generaciones, guerras y reconfiguraciones sociales sino que además permeó en la labor científica: poco después de su fundación en 1958 la NASA sumó diversos esfuerzos para buscar señales de vida extraterrestre.
Lo que en un principio comenzó como una exploración a tintas permitió el descubrimiento de señales de agua en Marte y las lunas heladas que giran alrededor de Júpiter y Saturno. El refinamiento tecnológico incluso abrió las posibilidades a la exploración fuera del sistema solar: en 1995 los astrónomos observaron por primera vez a un exoplaneta, puntos del cosmos que representan la mayor apuesta de quienes buscan signos de vida extraterrestre.
Los astrónomos aseguran que solo es cuestión de tiempo para hallar una señal entre las estrellas.
¿Qué es un exoplaneta?
Prácticamente todas las estrellas en el universo cuentan con uno o más planetas girando a su alrededor, como explicó en una entrevista la astrofísica y experta en nacimiento de estrellas, Susana Lizano. Pensando que existen cerca de 100 mil millones de billones de ellas en el Universo observable, la idea de que haya vida en alguno de los sistemas planetarios queda respaldada por la estadística.
Sin embargo, el problema con explorar estos otros mundos posibles es que se encuentran perdidos dentro de la inmensidad, opacados por la luz de sus propios soles, de ahí la necesidad de desarrollar técnicas especiales para su mapeo.
“Nos tenemos que basar en técnicas indirectas. Es decir, no vemos la luz del planeta sino que vemos el efecto que tiene sobre su estrella ¿Cómo puede afectar un planeta invisible a una estrella?, pues variando su posición, su velocidad o su brillo”
Hay dos técnicas pioneras para la detección de exoplanetas: la primera consiste en analizar el baile estelar (mejor conocido por los astrónomos como método de velocidades radiales); la segunda consiste en la “observación” de eclipses provocados por los planetas al pasar frente a su estrella.
Gracias a ello se ha corroborado la abundancia planetaria e incluso la densidad de cada uno de los cuerpos celestes, lo que proporciona pistas sobre su conformación, ya sea si se trata de un planeta rocoso o gaseoso. De hecho, ya se han documentado algunas rarezas en el cosmos, como por ejemplo, planetas con densidades extremadamente bajas.
Debido a la alta dificultad que implica observar el tránsito de los planetas desde la Tierra, en las últimas décadas se han impulsado misiones espaciales enfocadas en su búsqueda, como el observatorio espacial francés CoRoT; los telescopios Kepler y Tess lanzados al espacio en 2009 y 2018 respectivamente; así como el CHEOPS, un satélite diseñado para la caracterización de los planetas que se ubican fuera de este sistema solar.
¿Qué exoplanetas son habitables y cuántos hay?
“Se conocen más de 6 mil exoplanetas. Algunos se parecen a la Tierra, son rocosos. Hay algunos que están en lo que se llama la zona habitable, o sea, a una distancia donde puede haber agua en forma líquida y para nosotros esa es la base de la vida”, dijo Susana Lizano durante una charla con MILENIO.
Al respecto y durante su conferencia magistral, el doctor en física Ignasi Ribas detalló que hasta ahora los planetas que cumplen con estas características son apenas 29.
“Al día de hoy son los mejores candidatos, pero aquí hay que ser muy finos: son planetas potencialmente habitables, tienen el tamaño correcto y la distancia correcta ¿Cuántos tienen agua líquida? ¿Cuántos podrían tener una biosfera? No sabemos”, concluye.
Entre los factores clave a considerar se encuentran: que el planeta tenga una masa suficiente para que la gravedad evite que la atmósfera escape, que su estrella se “bien portada” (ya que demasiada actividad puede vaporizar los gases atmosféricos) y debe contar con un campo magnético fuerte que lo proteja.
El hecho de que hasta ahora se hayan identificado apenas una veintena de estos planetas no significa que no existan más, en realidad la cifra sólo refleja la incapacidad de las herramientas actuales para detectarlos: es más fácil encontrar astros grandes cerca de su estrella y planetas pequeños lejos de ellas. Lo que hay en medio, en ubicaciones parecidas a las de la Tierra, resulta un tanto inaccesible.
Por ahora , una de las certezas más sorprendentes con las que viven los astrónomos es acerca de la diversidad planetaria: es tan amplia que hay desde sistemas sumamente poblados, hasta planetas enormes girando a grandes velocidades e incluso realizando movimientos similares a los de los trompos.
“Hay como cuatro planetas super cercanos a su estrella, es una locura absoluta (...) Esto es una realidad, uno puede apuntar el telescopio a estas estrellas y saber que ahí hay unos cuantos planetas funcionando de esta manera, esto demuestra lo que la naturaleza es capaz de hacer ”, comentó el experto.
Los intentos de hallar vida en los exoplanetas
Carl Sagan, pionero en la detección remota de vida, descubrió que la atmósfera terrestre contiene gases ( bioindicadores) que no están en equilibrio químico durante una misión de satélites a Júpiter, esto luego de solicitar que la sonda enviada apuntara a la Tierra.
Las apuesta más grande para encontrar vida extraterrestre está en los biomarcadores, es decir, moléculas como el oxígeno o el metano, mismas que están asociadas a la presencia de organismos.
Dado que aún no es posible explorar la superficie de los exoplanetas de forma directa, las próximas investigaciones están enfocadas en analizarlas a la distancia mediante tecnología especializada capaz de detectar los bioindicadores en atmósferas de planetas rocosos similares a la Tierra.
Al respecto, Lizano asegura que su generación probablemente no sea testigo del hallazgo de vida extraterrestre “pero quizá los jóvenes van a saberlo”.
“Faltan al menos 20 años para que [las misiones de exploración] sean lanzadas al espacio y probablemente unos 30 años para que se obtengan resultados”, aseguró el doctor Ribas.
LHM