La pandemia de coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad covid-19, es un reflejo de lo que la humanidad está haciendo al perturbar y destruir los ecosistemas, señaló el divulgador científico David Quammen durante una conferencia virtual junto al biólogo marino Enric Sala, auspiciada por la organización Campaign for Nature.
"Una de las cosas más importantes que hay que entender sobre esta pandemia es que no es flor de un día, no es un evento independiente que nos ha pasado, es parte de un patrón que refleja lo que estamos haciendo", dijo el experto.
Quammen señaló que la creciente destrucción de los ecosistemas naturales es la principal culpable del covid-19, al haber aumentado la interacción humana con animales salvajes portadores del nuevo virus.
"Perturbamos los ecosistemas y, mientras lo hacemos, zarandeamos los virus para que caigan del árbol", agrego.
Y es que los patrones de consumo de los habitantes del planeta afectan la incidencia del ser humano en el medio ambiente y el consiguiente contacto con especies salvajes portadoras de patógenos. "Esta situación viene de decisiones que todos hacemos, esto no va de gente en China que quiere comer pangolín", expuso Quammen.
El científico destacó que todas las nuevas enfermedades víricas provienen de especies salvajes, con las que los humanos interactúan cuando van a bosques tropicales y otros lugares donde hay incontables tipos de animales, cada uno de ellos portando virus únicos.
Por ello, invitó a ser más consecuentes en nuestras decisiones, siendo las de mayor impacto la frecuencia con la que se viaja, cuántos hijos se decide tener y qué se come.
Incursión humana propicia nuevas enfermedades
La aparición de nuevos virus es un fenómeno que se ha dado desde hace siglos, pero ha sido mucho más intensa en la últimas décadas debido al crecimiento de la población mundial y a un incremento del consumo.
Según Quammen, la fiebre hemorrágica boliviana -identificada en 1959-; el virus de Marburgo, que fue transmitido a humanos en 1967 a través de unos monos que habían sido llevados a un laboratorio alemán desde Uganda; la aparición del ébola en 1976; o la epidemia de VIH que se inició en la década de 1980, muestran cómo el impacto ambiental de las actividad humana acelera la aparición de nuevas enfermedades víricas.
Invertir en la naturaleza, la mejor vacuna
"Invertir en la naturaleza es la mejor vacuna que tenemos", consideró Enric Salas, quien avisó de que la supervivencia de los humanos depende de la de bosques, océanos y de miles de especies, fundamentales para la economía.
El también explorador de National Geographic desde 2007 opinó que los eventos climáticos extremos, los desastres naturales y otras catástrofes generadas por la destrucción de la biodiversidad y los ecosistemas, como las pandemias, "son el mayor riesgo sistemático para la economía mundial".
yhc