El futuro de una amistad no sólo se define por las buenas experiencias, las risas y las horas de “café y chismesito”, también por las pláticas incómodas que deberían ocurrir tras una molestia o inconformidad. De hecho, de éstas dependerá que la relación aún pueda trabajarse o, en caso contrario, termine en buenos términos.
“Claro que es incómodo, pero, más allá de los años de amistad, también es sano poder decir adiós y tener nuevos comienzos”, comentó la psicóloga, Isela Guadalupe Román Tirado, en entrevista con MILENIO.

Pláticas incómodas: herramienta para crecer
Con el paso de los años, las redes sociales han adquirido un papel mucho más importante en la socialización. Hoy en día un like, comentario, follow back o un simple emoji tienen el poder de crear tensión o molestias dentro de la amistad. Mientras que en la vida off-line estos sentimientos pueden nacer de alguna actitud rara, pláticas cortantes o secretismos.
Sin importar cuál sea la situación, si los acuerdos se han roto y hay inconformidad de por medio, la única solución es conversar. Por muy incómodo que ello pudiera resultar.
“Al final, plantearnos situaciones incómodas es crecer; es conocer a la otra persona”, señaló la psicoterapeuta.

Como la psicoterapeuta lo refiere, aperturarse al diálogo es una oportunidad para conocer el punto de vista de la otra persona, conocerla aún más y fortalecer el vínculo: “Saber que las dos partes estamos ahí para apoyarnos, para transitar en esta conversación y después materializarlo en acciones”.
No obstante, antes de mandar ese mensaje de “¿Podemos hablar?”, es crucial tener claro cuál es el objetivo de tener una conversación incómoda con un amigo o amiga.
Para ello, comentó Román, la persona debe identificar el por qué esa situación resultó incómoda o por qué no las partes afectadas no quisieran conversar. Asimismo, reiteró, recordar que el propósito inicial de este tipo de conversaciones no es más que “conocer a la otra persona”, así como su disposición para arreglar y trabajar en pro de la amistad.
“Pueden ser unos minutos de incomodidad, pero pueden ser acciones que cambien la amistad y la haga crecer”, reiteró.
Claro que ninguna amistad está exenta de las pláticas y preguntas incómodas, pues surgen tan pronto las normas o acuerdos no se cumplieron. Cuando eso ocurre, lo ideal es abrir la conversación y poner sobre la mesa aquellas actitudes que sí pueden pasar por alto, cuáles no se pueden tolerar y abrir la posibilidad a restablecer los acuerdos.
“Si la otra persona rebasa los límites, ahí sí se puede sentir como una traición. Pero se tiene que hablar y evaluar para poder ver si desean seguir en la amistad (...) Es poder comunicar y ver en qué punto están las dos partes de la amistad”.
Por supuesto, habrá ocasiones donde ambas partes aún estén dispuestas a trabajar y arreglar los problemas. De igual manera, estarán quienes ya no tengan esa disposición; y también se debe respetar su decisión.
“Puede que nosotros ya no estemos en la disposición y decir: ‘¿Sabes qué? Nada más te lo comunico y me voy de esta amistad’. O también la otra persona puede que no esté en el mismo punto”.
eL DATO...Las características de la amistad
Isela Román señaló que el éxito de una relación de amigos recae en el cumplimiento de tres factores: la comunicación, la reciprocidad y la responsabilidad afectiva.Siendo esta última la más importante para la psicóloga porque engloba esa consciencia de que “todo lo que yo haga, va a tener un efecto positivo o negativo en la otra persona”.
Las amistades que se “esfuman”
Una tradición de fin de curso en algunas escuelas— usualmente de nivel primaria o secundaria— es escribir un pequeño mensaje en la playera del uniforme del amigo o amiga.
Así, durante los últimos días del ciclo escolar es común ver a decenas de jóvenes salir de sus colegios con las playeras llenas de “recaditos” y uno que otro dibujo. Aunque lo más probable es que algunos no vuelvan a dirigirse la palabra ni a saber nada de la otra persona. Sin peleas ni enfados ni traiciones de por medio; sólo el tiempo haciendo de las suyas.
Las amistades que dejaron de existir sin razón aparente también ocurren con jóvenes adultos y adultos. A veces por razones circunstanciales y otras por la genuina intención de no sostener más esa amistad. Y esto tiene dos escenarios: pasar desapercibido o resultar verdaderamente perjudiciales.
“Es difícil porque si la otra persona se va sin decir nada, puede dejar muchas dudas”, comentó Isela. “Por eso es muy importante la comunicación. El ‘a pesar de que yo ya no tenga interés de seguir en la amistad contigo, te lo tengo que comunicar para que todo esté claro, no haya espacio a dudas y tengamos un final sano’”, detalló.

O como la psicóloga lo señaló a MILENIO: “Una amistad se conforma de dos seres individuales. Y estos seres van creciendo, van cambiando, van teniendo diferentes etapas. Cuando conocimos a una amistad y pasan años, ya no es la misma persona”.
Con esto en mente, las decisiones que se tomen ante los cambios y retos de cada etapa de su vida, así como de una eventual separación, serán mucho más conscientes y sinceras.
“Se debe preguntar si ‘¿Yo puedo seguir con esta persona que está cambiando; respetar su individualidad, y acompañarla en ello?’, y ser muy respetuosos con ello. Porque también tenemos que ser honestos: ¿Es sano acompañar o seguir acompañando a la otra persona? ¿O tal vez no y tenemos que separarnos?”.
ASG