Los gases más antiguos de la Tierra son el origen de nuevas aguas en el fondo del océano. Aunque no se ha podido comprobar si fue aquí en donde nació la vida, es un hecho que, desde su origen primigenio y hasta hoy día, el agua la ha moldeado a través de una serie de accidentes.
La historia de Camila Jaber, apneista y recordista nacional, es un ejemplo de ello. Nació rodeada de agua y aprendió a sumergirse en ella, no imaginó que un día la corriente la llevaría a nadar con ballenas jorobadas, romper un récord nacional y dar clases a sirenas.

Cómo te conviertes en apneista
Hace 13 años el cubano Francisco Rodríguez, mejor conocido como Pipin Ferreras, viajaba continuamente al Caribe, para entonces ya se había consolidado como uno de los pioneros de la apnea deportiva, también conocida como buceo libre: descendió 112 metros sin mayor apoyo que la resistencia de sus pulmones.
Por cuestión de azar o suerte, mientras pescaba, una pareja entusiasta se encontró con él en las playas de Cancún, Quintana Roo. Ese mismo día, en casa, contaron a su hija sobre el encuentro y lo que Rodriguez había compartido sobre sus inmersiones marinas. Lo primero que la niña pensó fue que ese hombre era como una sirena.
“Si no hubiera sido por ese encuentro no creo que me hubiera enterado que existía. Había una persona en la zona que lo estaba empezando a practicar, pero pasaron muchos años para que creciera al nivel que está ahorita”, cuenta Camila.
Nació en Ciudad del Carmen, Campeche, paisaje isleño rodeado por la Laguna de Términos y el Golfo de México. A los 8 años —edad en la que ella y su familia se mudaron a Quintana Roo— tenía en claro dos cosas: que amaba nadar y que el mar nunca es el mismo. “Se me inculcó mucho la magia y un poco, el misticismo del agua”.
Durante toda su adolescencia realizó más de un deporte acuático, incluyendo buceo con tanque, aunque al principio lo disfrutó, pronto comenzó a buscar algo más.
“Con este tipo de buceo vas nadando lento, vas viendo, pero en ese tiempo estaba muy pequeña como para apreciar lo pequeñito. Yo quería maravillarme de la inmensidad”.
Ha pasado más de una década desde la primera vez que Jaber realizó su primera inmersión sin ayuda de un tanque. En julio de este año rompió el récord nacional de apnea al alcanzar los 90 metros en el agujero azul más profundo del mundo en solo 2:46 segundos.
@camilajaber__ muy orgullosa de compartir estos momentos con ustedes! de estas marcas! de practicar este deporte! de ser mexicana! de lo mucho que aprendo de mí misma en el agua! de crecer con este deporte! de el equipo que he formado!????????
♬ Manifestation - Perfect, so dystopian
Enseñar a sirenas
Si bien Camila practica este deporte, las competencias no son algo de lo que pueda vivir, por ello, actualmente se dedica a hacer apnea para películas o televisión. Uno de sus trabajos más recientes fue en la segunda temporada de Merlina, una serie de misterio sobrenatural con el sello de Tim Burton.
Curiosamente, desde niña, soñaba con ser una sirena, nunca imaginó que a sus 29 años terminaría enseñando a un grupo de actrices a nadar como una. La apneista pasó de los cenotes azules en Cancún a los sombríos escenarios de la Academia Nunca Más, una escuela para lobos, gorgonas, vampiros y videntes.
“Tengo la fortuna de haber encontrado este nicho. Trabajé en la serie, entrené, di clases de apnea al elenco y también fui una sirena”
Aunque lleva varios años haciendo este tipo de trabajo, cada escena implica comenzar de nuevo, especialmente cuando hay que integrar el buceo libre a la trama.
“Más allá de la profundidad, el reto principal es mantener la calma, actuar debajo del agua, seguir una secuencia. Es poner en uso mi entrenamiento en un contexto muy distinto”, comparte.
Si bien había una estructura dentro del guión y escenas pensadas, Tim Burton le dio libertad creativa. “Nos tocó experimentar y hacer muchas pruebas y muchos ensayos de cómo se podría ver o lo que podría suceder el día de la filmación”.
Pocos saben que la apnea también implica aprender a trabajar en equipo. Al bajar, quienes están en la superficie quedan atentos a la línea de vida y las sutilezas del agua. Es algo que Camilia traslada a las filmaciones: tanto en el descenso marino, como en el rodaje, cada punto tiene que alinearse y permitir que el movimiento fluya con el engranaje de cada pieza.
@netflixlat El trabajo de una sirena: ser hermosa, servir looks y no cambiar sus escamas ????????♀️ #Merlina #Temporada2 #Wednesday #Series #Sirena
♬ Sirenas. Merlina. Temporada 2. - Netflix Latinoamérica
El cuerpo al límite
La apnea de inmersión libre es un deporte de adaptación: la mente no sólo tiene que estar preparada para bajar en medio del abismo, sino también, consciente de que el cuerpo no va a respirar por varios minutos: el tiempo que duren los metros hacia el fondo y los de regreso a la superficie.
“Cuando tomas esa última respiración y te sumerges, si logras hacerlo bien, entras en un estado meditativo. Creo que es algo que el agua induce. Decimos que es como meditación asistida por el agua. Cuando estás aguantando la respiración no hay de otra: tu mente tiene que estar ahí y tiene que estar en el presente porque no puedes adelantarte a lo que va a pasar”
El datoApnea: más de una forma de no respirar
Los tipos de apnea deportiva se dividen principalmente por la modalidad: en profundidad (con peso o sin él), o en piscina (estática o dinámica). Las modalidades principales son estática (sin moverse), dinámica (recorrer la mayor distancia horizontal), inmersión libre (solo la cuerda para el ascenso/descenso), peso constante (lastre fijo para descender, uso de aletas para ascender) y sin límites (uso de un trineo para descender y un globo para ascender).
Dominar los pensamientos es algo que se obtiene con tiempo y estrategia: concentrando la atención en las ondas de sonido que viajan en el agua, abriendo los ojos para percibir el cambio de la luz, sintiendo el mar sobre el cuerpo que también se va adaptando a la profundidad.
Siguiendo las leyes físicas, el volumen de los pulmones conforme el cuerpo se sumerge se va reduciendo mientras una presión hasta 10 veces más grande que la de la superficie recae sobre ello.
Anteriormente se creía que los humanos no podían bajar más de 50 metros porque los órganos se colapsarían. Sin embargo, los apneistas han desafiado las medidas con récords de más de 100 metros mar abajo. En 2007, con ayuda de un peso metálico, el buzo australiano Herbert Nietzsche logró descender 253.2 metros.
Los pulmones de Camila, como los de las legendarias pescadoras de la isla de Jeju, en Corea del Sur, están adaptados para inhalar más. Los estiramientos le han ayudado a incrementar su capacidad a medio litro de aire.
Además, su reflejo de inmersión se ha hecho mucho más agudo. Esta respuesta fisiológica es algo que los humanos comparten con los mamíferos acuáticos como las ballenas o los delfines: al contacto con el agua y los cambios de presión, los receptores sensoriales desencadenan una respuesta inmediata.
El ritmo cardiaco baja, disminuyendo así su consumo de oxígeno mientras que los vasos sanguíneos de las extremidades se contraen para ayudar al corazón a concentrar todo el esfuerzo en mantener el flujo en los órganos vitales.
“Creo que este reflejo es una de las pruebas de que sí venimos del mar. Yo siento que cuando entro al agua se me dispara el reflejo: empiezas a tener esa sensibilidad”
Los apneistas exploran recovecos en el océano y en su cuerpo. Para evitar lesiones debido a la presión, conocidos como barotraumas, hay que aprender a controlar áreas que usualmente pasan desapercibidas,como la glotis (ubicada en el centro de la laringe) o el paladar blando.
“Antes de esto, jamás había pensado en el control de la glotis, pero después, la técnica es una de las cosas que más nos obsesionan. Al final, partede lo que entrenamos es la conciencia de poder tener control y acceso a parte del cuerpo que no sabíamos que estaba ahí”
Mirar el mar desde dentro
Jaber calcula que ha realizado cerca de 800 inmersiones desde que comenzó. Sin embargo, de todas ellas, tiene una muy presente.
“Me acuerdo perfecto la primera vez que vi a una ballena jorobada debajo del agua”
Había viajado a una islas en el Pacífico Sur. Una de las características de la región es que no reciben tanto plástico debido a que las corrientes lo desvían. Sin embargo, en aquella ocasión la deportistas encontró una bolsita mientras descendía. Es algo de lo que ha sido testigo en la última década: el incremento de plástico en el agua.
Tomó la bolsa y siguió bajando. Fue entonces cuando notó la presencia de un animal quince veces más grande que su tamaño.
“Yo las sentía tan inmensas. Cuando entramos al agua pensé que las ballenas ni se iban a percatar, pero en un momento nos rodearon: estaban conscientes de nuestra presencia, sí teníamos un impacto en ellas”
“Al mismo tiempo, estaba yo sosteniendo este producto hecho por los humanos que está por todos los rincones del planeta. Tuvo un doble significado para mí, sobre la responsabilidad y el papel que quiero jugar”
LHM