Aula

El cerebro marca tiempos al aprendizaje: neuroeducación

La especialista Leticia Rodríguez Contreras explica cómo las investigaciones sobre la comprensión del cerebro y sus etapas de desarrollo, están revolucionando la educación desde el aula y la familia.

La neuroeducación propone una transformación en la práctica educativa. Analizar la manera en que se desarrollan las conexiones en el cerebro y la forma en que éste aprende, abre una ventana de posibilidades para cambiar la estrategia en que docentes y familias potencian el proceso de aprendizaje en las aulas y hogares.

Leticia Rodríguez Contreras, doctora en Neuroeducación, sostiene que la investigación científica enfocada a la educación es hoy más necesaria que nunca.

“Durante años, el estudio del cerebro estaba reservado a los neurólogos, pero abrir ese conocimiento a la sociedad, y especialmente a la educación, ha sido un gran acierto”, afirma. Desde su cargo como supervisora de zona escolar promueve el uso de esta ciencia para transformar la manera en que se enseña y se aprende en la primera infancia.

Licenciada en Educación por la Universidad Pedagógica Nacional, con Maestría en Neuroeducación, título emitido por la Universidad Internacional de la Rioja y cursó doctorado en Neuroeducación, expresa, por ejemplo, que conocer las ventanas del aprendizaje, es decir, de períodos clave en el desarrollo cerebral en los que ciertas habilidades tienen mayor facilidad de lograrse, es muy importante para detonar aprendizajes en los primeros años de vida.

Primera infancia

“De los 0 a los 6 años, el cerebro está en su máxima capacidad de crecimiento y conexión neuronal. Es la etapa de la neurogénesis activa, donde se crean los ‘cableados’ que después darán paso al pensamiento abstracto”, agrega.

Durante esta etapa temprana, conocida como primera infancia, el cerebro responde de forma intensiva al entorno. La neuroplasticidad -la capacidad del cerebro para adaptarse y reorganizarse- permite que cualquier estímulo adecuado pueda favorecer aprendizajes duraderos.

Por eso, recalca, “es vital permitir que los niños gateen, exploren, jueguen, manipulen objetos. Ahí se está formando la base de su pensamiento y sus emociones”.

Estas ventanas no se abren dos veces. La especialista subraya que, si se pierde esa oportunidad de estimulación, el aprendizaje puede ser más complicado de generar en otras edades. “No se trata de presionar al niño, sino de respetar sus tiempos. A veces les exigimos cosas que aún no pueden dar, porque su maduración cognitiva no está lista. Ahí es donde el adulto debe tener conocimiento y paciencia”.

La especialista quien realiza trabajo educativo como supervisora escolar en Reynosa, Tamaulipas, ha diseñado materiales para que los docentes conozcan más sobre neuroeducación y desarrollen estrategias en momentos en que el potencial del niño se abre a temas específicos.

Su idea es utilizar la ciencia desde la planeación de actividades psicomotrices hasta estrategias para fortalecer la atención y la memoria de trabajo. “Los docentes ya no solo enseñan; hoy también aprenden cómo funciona el cerebro de sus alumnos y eso cambia todo”, añade.

Retos para la neuroeducación

Rodríguez también advierte sobre un desafío: la presencia excesiva de tecnología en la vida de los niños. “Un celular en manos de un bebé no enseña nada. Solo ofrece una estimulación visual y auditiva rápida, que fragmenta su atención y altera su desarrollo. La atención sostenida es clave para el aprendizaje y hoy muchos niños carecen de ella”.

La doctora señala que algunos alumnos llegan con escasa tolerancia a la frustración, baja motivación y dificultad para autorregularse emocionalmente. En esto, la neurociencia también aporta.

“El sistema límbico, donde se regulan las emociones, no nace desarrollado. Se moldea a través de las relaciones humanas, del ejemplo adulto y del lenguaje emocional que compartimos con los niños”.

Por ello, propone incluir en la escuela una alfabetización emocional, que permita a los pequeños identificar, nombrar y regular lo que sienten. “No basta con saber leer y escribir. Si no los enseñamos a reconocer su enojo, su tristeza o su miedo, crecerán sin herramientas para manejar la vida”, afirma.

Leticia Rodríguez considera muy valioso involucrarse activamente en la crianza, sembrar hábitos sanos de sueño, alimentación y juego, y ofrecer tiempo de calidad.

El futuro de la neuroeducación

Mejorar los procesos de aprendizaje y acompañamiento de niños, adolescentes y jóvenes a través de la neurociencia en la educación, se logra, al identificar y conocer cómo piensan y accionan.

“A nivel internacional existe la iniciativa por descubrir más del cerebro humano, y con dicho hallazgo, se busca aplicarlo en la educación”, explica José Jorge Prado Mendoza, doctor en Ciencias de la Educación.

Jorge Prado, quien imparte clases en el Instituto de Estudios Superiores de Educación Normal, General Lázaro Cárdenas del Río de Lerdo Durango, señala que un maestro tiene que volcar su atención sobre el alumno, conocer sus características, sus necesidades, peculiaridades, cómo reacciona ante lo que el docente hace.

“Hoy estamos llamados a identificar la forma en que está funcionando el cerebro de nuestros estudiantes y lo que necesitamos saber, -sin involucrarnos en el terreno de la salud-, es conocer si está comiendo adecuadamente, cómo están sus tiempos de sueño, si realiza ejercicio o actividad recreativa, si cuenta espacios para socializar con otros. Hay que tratar de conocer cómo funciona su cerebro a partir de acciones que sabemos lo mantienen saludable”.

Prado Mendoza sostiene que, “hoy el reto de los maestros al tener 30 ó 35 chicos en el aula está en aprender el Diseño Universal para el Aprendizaje, el cual reconoce que, a los alumnos se les deben dar formas de cómo registrar la información, cómo procesarla y, cómo generar motivación”.

Con esta enseñanza se espera que ningún alumno se quede atrás, que todos aprendan, “aún niños que viven en la adversidad, aprenden, por lo que al tener un alumno en pleno desarrollo se puede hacer mucho. Si a un chico de secundaria o prepa se le dice cómo funciona su cerebro se puede lograr formar mejores ciudadanos”, concluyó.

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Gabriela Vázquez
  • Gabriela Vázquez
  • Editora de suplementos en Milenio Laguna. Ha colaborado en secciones de Negocios, Metrópoli y Reportajes Especiales. Egresada de la Universidad Autónoma de Coahuila. Sus temas de interés: educación, salud, tecnología y equidad. Apasionada de las plantas.
Claudia Luévano
  • Claudia Luévano
  • Reportera web y de Suplementos Especiales. Licenciada en Comunicación, egresada de la Universidad La Salle Laguna. Escribo reportajes y entrevistas sobre educación, además de diversos temas en las ediciones especiales de Milenio Laguna y coberturas de eventos comerciales.
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