“La Comarca Lagunera enfrenta un panorama preocupante en materia ambiental debido a la presencia de diversos contaminantes que afectan directamente la salud humana”, advirtió la investigadora, doctora Esperanza Calleros, de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Juárez del Estado de Durango (UJED).
En un comunicado que comparte la institución, explica que esta región es considerada como una zona altamente contaminada, en particular por la emisión de partículas y micropartículas derivadas de la quema de combustibles fósiles y procesos industriales. “Estas partículas impactan directamente las vías respiratorias, especialmente en poblaciones vulnerables como niños y adultos mayores”.

Entre los contaminantes identificados, la doctora Calleros mencionó los óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y monóxido de carbono, gases que pueden provocar efectos adversos en la salud respiratoria. A estos se suma la presencia de metales pesados como el plomo, cuya exposición en la infancia “puede causar daños cerebrales, disminución del coeficiente intelectual, problemas de atención y comportamientos agresivos. También se asocia con alteraciones cardiovasculares y daño renal”, explicó.
Otro contaminante de alta preocupación es el cadmio, un metal pesado que, en exposiciones crónicas, puede ocasionar “daño renal grave, enfermedades pulmonares, cáncer pulmonar y osteoporosis”, además de afectar el desarrollo fetal.
Contaminación en el agua
Respecto al arsénico, la investigadora recordó que se trata de un contaminante natural presente en la región, especialmente en el agua, como resultado del abatimiento de mantos acuíferos, lo cual obliga a extraer agua de mayor profundidad con concentraciones elevadas de este elemento. “El arsénico está vinculado con cáncer de piel y vejiga, así como con enfermedades cardiovasculares, neurológicas, inmunológicas y alteraciones en la reproducción, tanto masculina como femenina”, detalló.

La doctora Calleros también destacó como uno de los indicadores más alarmantes la disminución en la calidad espermática a nivel mundial. “Hace unos 20 años, el valor considerado normal era de 20 millones por mililitro; hoy, según la Organización Mundial de la Salud, el límite mínimo aceptable es de 18 millones. Este descenso refleja un deterioro que también impacta la fertilidad femenina, prolongando el tiempo necesario para lograr un embarazo”.
Todos estos hallazgos han sido documentados a través de las investigaciones realizadas por el Cuerpo Académico de Patologías de Origen Ambiental (CA-137), integrado por las doctoras Esperanza Calleros, Rebeca Pérez Morales y el doctor Édgar Héctor Olivas Calderón, quienes, desde la Facultad de Ciencias Químicas de la UJED, impulsan estudios enfocados en el impacto de los contaminantes sobre la salud humana en la región.