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Apple se convirtió la semana pasada en la primera empresa pública estadunidense en la historia en alcanzar un valor de mercado de un millón de millones de dólares (un billón de dólares para los mexicanos y un trillón para los estadunidenses).

Para poner esta cantidad en contexto, equivale a la suma del PIB de Uruguay, Perú, Israel y Dinamarca y a cerca de 90 por ciento del PIB de México. De hecho, solo 16 países del mundo tienen un PIB más alto. El valor de mercado de Apple es tres veces mayor al de todas las empresas que conforman el IPC de la Bolsa Mexicana de Valores.

Lo que más me gusta de la historia de éxito de Apple es que se logró sin la ayuda del gobierno. No estamos hablando de una concesión pública o de un sector politizado como petróleo. Apple vale hoy un millón de millones de dólares gracias a su capacidad de innovar. Es un ejemplo de emprendimiento que jamás habría sido posible sin la economía de mercado. Hoy que está de moda en nuestro país criticar el capitalismo, Apple sirve de recordatorio de la riqueza que es capaz de generar para inversionistas, consumidores, trabajadores y la economía en su conjunto.

Hay razones de peso por las que Apple es la empresa más valiosa del mundo. Bajo el liderazgo de Steve Jobs, su visionario líder, se convirtió en una de las empresas tecnológicas más innovadoras de la historia. A lo largo de los años ha introducido nuevas categorías de productos, como la Macintosh, el iPod y, por supuesto, el iPhone. Este último en particular vino a redefinir industrias enteras y cambió por completo la manera en que interactuamos con la tecnología al introducir la era del smartphone.

Apple vale tanto porque a millones de consumidores en todo el mundo les gustan —más bien les encantan— sus productos. A la fecha se han vendido más de mil 400 millones de iPhones. Además de los consumidores, también ha hecho felices a sus inversionistas. Nunca una empresa pública ha generado mayores utilidades. Una persona que invirtió en Apple cuando se convirtió en una empresa pública en 1980, hoy habría multiplicado su dinero en más de 600 veces.

El éxito de Apple no habría sido posible sin el entorno competitivo que genera la economía de mercado. Y es ese mismo entorno el que la obliga a seguir innovando. No puede darse el lujo de dormirse en sus laureles. El sector en el que opera —la tecnología— es particularmente susceptible a cambios repentinos. La propia Apple estuvo a punto de quebrar en 1997. Es cuestión de tiempo para que una empresa desconocida introduzca un producto que venga a revolucionar nuestras vidas y que amenace la hegemonía de Apple. Hay que darle las gracias al capitalismo de que se dé esta dinámica.

juliose28@hotmail.com

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Julio Serrano Espinosa
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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