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Trump y la muerte del proceso de paz

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  • Irene Selser

El 70 aniversario de la creación del Estado de Israel transcurrió igual que cuando este se fundó el 14 de mayo de 1948: en medio de un baño de sangre, con 58 palestinos asesinados esta vez en Gaza por soldados israelíes y millares de heridos. La administración de Donald Trump y el Israel de Benjamín Netanyahu atribuyeron a los palestinos la responsabilidad de su propia muerte, cuando la apertura de la embajada de EU en Jerusalén es, además de una incendiaria provocación, una bofetada a los acuerdos de paz “casi moribundos”, como afirma Los Angeles Times. Tan moribundo, añade, “como las esperanzas de dos millones de personas hacinadas en una franja de tierra a lo largo del Mediterráneo entre Israel y Egipto. (...) La nueva sede supone un retroceso al proceso de paz”.

También The New York Times fustigó a Donald Trump. En su editorial, señaló que “la apertura de la embajada es un regalo sin su contraparte al gobierno de Netanyahu y un golpe violento asestado a los palestinos”. Agrega que “desde hace años, el gobierno israelí afirma que no hay interlocutores para el proceso de paz, comportándose como si en verdad no los hubiera, (mientras que Trump) prometió un gran plan para la paz sin mantener su palabra y poniendo, al contrario, todo el peso de los Estados Unidos detrás de la estrategia extremista de Israel”.

The Washington Post, a su vez, criticó el papel del yerno de Trump y esposo de su hija Ivanka, Jared Kushner, quien en lugar de abonar a la paz como supuesto interlocutor entre las partes a pedido del mandatario, usó su intervención el lunes en la inauguración de la sede para acusar a los palestinos y decir que “los que provocan la violencia son parte del problema y no de la solución”. “Como todo lo que toca Donald Trump —sigue el Post—, (la embajada) se convirtió en un símbolo de división”. Y en lugar de lo que podría haber sido “la piedra angular de un acuerdo de paz, (...) liquida la esperanza de una solución de dos Estados”.

A pesar de que ninguno de estos medios exoneró a los dirigentes palestinos de su responsabilidad en la crisis “por líderes corruptos, violentos o ambos” (NYT), “las balas reales” las dispara Israel (Post).

De ahí la afirmación del escritor israelí Amos Oz (79 años), de que “es un orgullo que algunos israelíes me llamen traidor por oponerme a la ocupación”.

Junto a sus pares Abraham B. Yehoshúa (81), David Grossman (64) y el historiador Ilán Pappé (64), Oz es una de las principales voces que desde Israel critican el expansionismo del proyecto y señalan al movimiento sionista (promotor del “retorno a Sión”, las colinas bíblicas de Jerusalén), como la ideología que desde finales del siglo XIX ha originado hasta hoy la mayor parte de los males que atormentan a ambos pueblos, israelíes y palestinos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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