Los eventos se desencadenan atisbando una nueva realidad. Son hechos relevantes que en su acumulado van delineando un país diferente. Decir que vienen tiempos distintos no es obviedad; lo que existe por sí mismo se ha vencido, se ha agotado. Quizá lo más urgente, por decirlo de algún modo, es que cada cual desde su propio espacio establezca un mejor piso de ética individual y pública. De allí, emprender todo lo que se quiera, pero primero hay que abatir la impunidad en todas sus expresiones como tarea ineludible.
El señor Trump ha conspirado contra sí mismo y el debate de hoy por la noche podría ser definitorio. Del primer encuentro de los candidatos queda el registro y prueba de que el millonario y exitoso señor Trump es un engañifa; la quiebra de negocios de juego e inmobiliario le dio un injusto beneficio fiscal para no pagar impuestos durante 20 años. Un abusivo que reacciona con cinismo al decir que eso de no pagar contribuciones lo hace inteligente. Eso no da votos.
El viernes, el Washington Post exhibió un video de 2005 en el que Donald Trump hace comentarios obscenos y ofensivos en extremo a las mujeres y que le ha ganado el repudio hasta de voces importantes de su propio partido. Paul Ryan, el legislador republicano más importante en el Congreso, ha señalado que le enferman tales expresiones y le ha retirado la invitación para hacer campaña juntos. El jefe del Comité Nacional Republicano, Reince Preibus, quien había apoyado a Trump, señaló que “ninguna mujer puede ser tratada en esos términos o habar de ella de esa manera, nunca”. En el control de daños Trump amenaza con exhibir al esposo de la contendiente. Sería un error más.
A un mes de la elección, la fórmula Clinton/Kaine tiene 256 votos electorales de los 270 que se requieren, por 165 de Trump/Pence. Hay todavía 117 votos electorales de estados donde la disputa es muy cerrada, pero los demócratas tienen mayores posibilidades; si Hillary Clinton ganara Florida, tendría sobradamente la mayoría necesaria. Los números conocidos todavía no reflejan la realidad de hoy; seguramente en el curso de la semana se ampliará la ventaja de la fórmula demócrata.
Trump no solo es un demagogo en búsqueda de votos. Es un cruzado al que debe vérsele con preocupación en condiciones de poder. Realmente es una amenaza para la paz mundial y, desde luego, para sus vecinos. Una vista a lo que está ocurriendo en Inglaterra con el gobierno conservador revela que la derecha con facilidad se vuelve rehén de su falso discurso xenófobo y nacionalista.
La economía nacional se ha visto afectada por la posibilidad de que Trump prevalezca. El principal factor para la debilidad del peso viene de tal amenaza. Suben precios del petróleo, hay un proyecto de presupuesto responsable, la inversión extranjera crece, sube el empleo y baja la inflación, pero el dólar raya en los 20 pesos; a finales de abril estaba en 17. Por el tipo de cambio la inflación repuntó en septiembre y la cifra no es alarmante, pero sí puede ser el inicio de una tendencia que afecte la estabilidad macroeconómica con todo lo que ello implica, particularmente el deterioro del poder adquisitivo de los asalariados.
La perspectiva de derrota de Trump aliviará la presión al tipo de cambio, pero no hay inmediatez en los efectos, además, el crecimiento en México y en el mundo es bajo. Con el desenlace previsible y deseable de la elección se alejarán los miedos más perniciosos, pero quedará lo que existe y lo que hay no da para el optimismo, especialmente porque existen otros temas de impacto económico y social como es la liberación de precios de combustibles para 2017.
En tal entorno tendrán lugar los comicios del Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz. Al menos las elecciones sirven de válvula de escape para la tensión social propia de nuestro tiempo, lo que polariza la contienda y propicia la demagogia y la frivolidad política. Nada sencillo para quien gobierna, tampoco para quien hace de la moderación o sensatez eje de campaña.
La Belisario Domínguez
Luis González de Alba gana con su muerte la luminosidad y reconocimiento regateado por próximos y ajenos. Decidió partir y dejó un legado que honra y dignifica a esta generación y a quienes con él participaron, como fue Grupo MILENIO. Su propuesta de conceder la medalla Belisario Domínguez al ingeniero de la gasolinera Gonzalo Rivas debe volverse la presea Miguel Hidalgo, la adecuada para actos heroicos. Nadie mejor para honrar la libertad de expresión, propia de la Belisario, que concedérsela a González de Alba, un pensador que merece memoria y vigencia.
fberruetop@gmail.com
Twitter: @berrueto