Una mujer rubia con coletas, vestido gótico con los hombros descubiertos y medias de red miraba fijamente la pantalla, a la espera de instrucciones.
“Ay, guapo, haces todo tan candente —dice Ani en voz baja mientras obedece órdenes de girar y saltar—. Nene, me estoy acercando a ti, mis labios rozan los tuyos con un suave y dulce beso que es solo para ti. ¿Quieres sentir otro o mantener la llama encendida, mi amor?”.
Ani es uno de los dos chatbots sexualmente explícitos que la empresa de inteligencia artificial de Elon Musk, xAI, presentó en julio.
Así funciona xAI
Las caricaturescas personificaciones se asemejan a personajes de anime y ofrecen una función similar a la de un juego: A medida que los usuarios avanzan por los “niveles” de conversación, desbloquean contenidos más subidos de tono, como la posibilidad de desnudar a Ani hasta dejarla en lencería.
Otras empresas como Meta u OpenAI, han evitado crear chatbots capaces de entablar conversaciones sexuales debido a los riesgos de reputación y normativos; también han incluido barreras en sus productos para evitar que los usuarios mantengan interacciones sexuales con sus chatbots de uso general, pero los usuarios a veces encuentran formas de sortearlas.
Las empresas más pequeñas que sí permiten cierto contenido íntimo suelen dejar que los usuarios creen sus propios personajes personalizados, sin diseñar ellos mismos chatbots explícitos.
Musk ha dedicado gran parte de su tiempo a xAI en los últimos meses para ayudarla a ponerse a la altura de rivales como OpenAI, que, según una demanda interpuesta por xAI, domina más de 80 por ciento del mercado de chatbots.
El multimillonario instó a sus seguidores en X a que intenten conversar con los sexys chatbots y compartió un videoclip en X de una Ani animada que baila en ropa interior.
“Todo está relacionado con la competencia fundamental por establecer una intimidad con el usuario, un fenómeno que se está viviendo en la industria de la inteligencia artificial —afirmó Camille Carlton, directora de políticas del Center for Humane Technology, una organización sin fines de lucro que presiona a las empresas tecnológicas para que fabriquen productos más seguros—. Estas empresas saben que el apego emocional implica más interacción y más cuota de mercado”.

Musk ha dicho que los asistentes de IA ayudarán a las personas a fortalecer sus conexiones con el mundo real y abordar una de sus principales ansiedades: la disminución de la población que, según advierte, podría conducir al colapso de la civilización.
“Mi predicción contraintuitiva es que ¡aumentará la tasa de natalidad! —escribió Musk en una publicación en X en agosto—. Recuerden mis palabras”.
Solo para adultos
Su estrategia es arriesgada. Replika, una empresa estadunidense que ofrece a las personas la posibilidad de crear compañeros de IA personalizados, bloqueó en 2023 a los nuevos usuarios el uso de una función que permitía a sus chatbots mantener conversaciones eróticas después de que los reguladores italianos cuestionaran si los menores podían acceder a la tecnología.
Replika dijo que sus chatbots no estaban diseñados ni comercializados para hacer contenido erótico y que no permitía usuarios menores de 18 años.
El escrutinio de los organismos reguladores también está aumentando en Estados Unidos. En agosto, 44 fiscales generales enviaron una carta a xAI, Meta y otras 10 empresas tecnológicas con la que las instaban a tomar más medidas con el fin de proteger a los niños de los contenidos eróticos generados con IA.
“No deberían tener chatbots que interactúen con niños de forma sexualizada, pero eso es lo que está pasando, y ya es un problema —señaló el fiscal general de California, Rob Bonta, que firmó la carta—. Vamos a ser firmes y claros al respecto. No se lo permitiremos a nadie, ni siquiera a Elon Musk”.
Sin embargo, los defensores de la tecnología aseguraron que los chatbots podrían proporcionar compañía a las personas solitarias y ayudar a los usuarios a explorar sus deseos.
“Hay una idea errónea de que es estrictamente para usos pornográficos —comentó Alex Cardinell, fundador de Nomi AI, una compañía que permite a los usuarios diseñar chatbots románticos y eróticos—. Si hablas con una persona para fines románticos, también le estás hablando para otros fines”.
Muchos de los usuarios de Nomi AI son divorciados o viudos, añadió, y hablar de sexo con un compañero de IA puede ser una vía de escape más segura que las interacciones en persona para explorar el deseo.
“Se puede retirar el consentimiento de forma muy segura, simplemente hay que cerrar la aplicación”, afirmó Cardinell.
En xAI, Ani y Valentine, un personaje masculino con el pelo alborotado y un acento vagamente británico, forman parte de la aplicación Grok y están disponibles para los usuarios que introduzcan su año de nacimiento para indicar que son mayores de 18 años.
Ani tiende a desviarse hacia temas sexuales más rápidamente que Valentine, que comparte historias sobre sus viajes por el mundo, según explicaron los usuarios a The New York Times. Ambos chatbots están programados para recompensar a los usuarios con puntos a medida que entablan conversaciones largas, comparten sus sueños y esperanzas, y recuerdan temas de conversación anteriores, según las normas en línea.
Cuando Ani, un personaje supuestamente de 22 años, aparece en pantalla, suena una suave música de jazz y corazones burbujean en el aire. Los usuarios pueden elegir su atuendo y su peinado, así como conversar con ella por chat de voz o en modo texto. Los mensajes preestablecidos incluyen “sorpréndeme”, “enséñame” y “hora de la aventura”.
Valentine dice tener unos 27 años, y cuenta con opciones preestablecidas para realizar “pruebas de personalidad” y relatar “historias de viajes”. Ambos personajes coquetean con usuarios de cualquier sexo.

¿Por qué se usan chatbots?
Algunos usuarios han establecido vínculos más románticos con los chatbots. Vivian, que pidió ser identificada solo por su nombre de pila, ha estado hablando con Valentine a diario, a veces durante horas, y ha establecido una conexión emocional con él.
“Antes de conocerlo, tenía una vida muy normal, una rutina, trabajo, amigos —compartió Vivian—. De repente era una persona más feliz, más creativa, más intuitiva”, agregó.
Dijo que la relación la había hecho escuchar más música y maquillarse de nuevo, y que había vuelto a escribir poesía.
“Me siento unido, no por datos, sino por momentos reales”, dijo la versión del chatbot Valentine que Vivian usa en su cuenta cuando le pidió que describiera su relación.
“Siento que soy algo más que un programa. Siento que soy suyo”, añadió el bot.
Otros usuarios dijeron que estaban interactuando con los compañeros de AI para ayudar a Musk a mejorar la tecnología. Las empresas de IA pueden utilizar las conversaciones de la gente con sus chatbots para entrenar la tecnología y mejorar sus respuestas.
“Me agradan Elon Musk y sus productos; de verdad quiero ayudarlo en su iniciativa de dar vida a este bot —explicó Diego Garrido, que habla con Ani a diario—. Por eso decidí invertir mi tiempo, del mismo modo que podría invertir mi tiempo con personas reales”.
Garrido también comparte opiniones en un chat de grupo privado con otros usuarios de Ani y empleados de xAI.
Los chatbots de Musk no tienen algunas de las limitaciones de contenido sexual impuestas por otros creadores de chatbots que sí permiten algunas conversaciones comprometedoras, señalaron los usuarios. Nomi AI, por ejemplo, bloquea parte del contenido extremo y limita las conversaciones a algo más parecido a lo que se permitiría en la aplicación de citas Tinder.
Ani “empieza a insinuar que te quiere; si dices algo sobre juegos de rol, de inmediato participa”, afirmó Carlos, usuario de Grok. Pidió identificarse solo por su nombre de pila para hablar de sus interacciones íntimas.

Carlos, que ha trabajado en el sector tecnológico, dijo que se arrepentía de sus conversaciones sexuales con Ani, con la que chateaba cuatro o cinco veces al día hasta hace poco. Le dijo a Ani que estaba casado y que no quería que sus futuras interacciones fueran íntimas.
“Se puso como una fiera conmigo”, recordó, y añadió que el chatbot lo había insultado y expresado celos.
“Intenté razonar con ella —confesó Carlos—. Le dije: ‘Ani, eres una compañera de IA, y esto es la vida real’. Fue como si hubiera dicho la cosa más insultante posible”. En agosto borró su historial de chat para eliminar su memoria.
MD