El Tuzobús arrastra tiempos de espera de hasta una hora, unidades insuficientes y las que dan el servicio sufren fallas en las puertas que son un riesgo para los usuarios, así como falta de baños públicos, elevadores fuera de servicio, rampas peatonales demasiado largas y poco accesibles para personas con discapacidad, documentó un estudio de percepción de la calidad del servicio elaborado por la Unidad de Planeación y Prospectiva de Hidalgo.
Además, las pantallas en las estaciones no muestran tiempos precisos de llegada, así como hay situaciones de acoso sexual al interior de las unidades, expone el análisis elaborado con mil 764 encuestas, del 2 al 6 de diciembre de 2024 en 34 estaciones de la ruta troncal, el cual fue mencionado por el titular de la dependencia, Miguel Ángel Tello Vargas, durante su anterior comparecencia.
Servicio incomodo
Los usuarios reportan tiempos de espera de hasta una hora, especialmente en horas pico, lo que genera frustración e incomodidad. Esta situación es crítica, ya que afecta a miles de personas que dependen del transporte masivo para sus actividades diarias, como trabajo y estudio, documenta el análisis.
Agrega que la escasez de unidades provoca que los autobuses circulen saturados, lo que dificulta el acceso y hace que el servicio sea incómodo. Muchos pasajeros no pueden abordar debido a la falta de espacio.
Los encuestados manifestaron que las alimentadoras, encargadas de conectar zonas periféricas con las rutas principales, también presentan baja frecuencia. Esto ocasiona retrasos importantes en la movilidad, ya que las personas no logran llegar a tiempo a las estaciones principales.
Los fallos en las puertas de las unidades son frecuentes y representan un riesgo para la seguridad de los pasajeros, ya que algunas no cierran adecuadamente. Este problema ha generado quejas sobre la falta de protección frente a las inclemencias del clima y las posibles caídas de usuarios.
Los encuestados mencionan que se llega a presentar olor a combustible dentro de los autobuses, lo que además de ser incómodo, puede implicar riesgos para la salud. También se han reportado filtraciones de agua.
La falta de baños públicos en varias estaciones se manifiesta como un problema recurrente, al afectar a los usuarios que esperan largos periodos sin acceso a instalaciones básicas. Aquellos sanitarios instalados frecuentemente no están en servicio, lo que agrava la situación.
Los elevadores en muchas estaciones están fuera de servicio, lo que representa una barrera para las personas con discapacidad o movilidad reducida. La falta de acceso adecuado limita la inclusividad del sistema de transporte.
Accesibilidad
Las rampas peatonales son descritas como demasiado largas y difíciles de utilizar, lo que supone un reto significativo para personas mayores y con discapacidades. Las barreras arquitectónicas dificultan el acceso al transporte y hacen que el sistema sea menos funcional para los sectores vulnerables.
El sistema no cuenta con avisos auditivos para personas con discapacidad visual, lo que les impide saber en qué estación se encuentran o cuándo deben descender. Esta omisión es una barrera crítica que afecta su independencia al utilizar el transporte público.
Las largas rampas y la falta de elevadores complican el acceso a las estaciones para personas con movilidad reducida, lo cual crea una experiencia frustrante para aquellos que dependen de estas instalaciones en su transporte diario.
Dentro de las unidades, los espacios para sillas de ruedas no son adecuados, lo que dificulta el viaje a las personas con discapacidad. Una situación reportada por los encuestados es que en ocasiones los conductores no se acercan lo suficiente a las plataformas, lo que hace más complicado el abordaje en sillas de ruedas.
El personal de seguridad, al asistir a los usuarios, especialmente adultos mayores o con discapacidad, ha sido descrito como poco dispuesto a ayudar. Esta falta de empatía puede contribuir a una percepción negativa del servicio y agrava la experiencia del usuario.
Las pantallas en las estaciones no muestran tiempos de llegada precisos, lo que genera confusión entre los pasajeros. Muchos usuarios esperan más tiempo del indicado, lo que afecta su capacidad para planificar adecuadamente traslados.
La aplicación móvil no es funcional en varios dispositivos o presenta problemas de compatibilidad, lo que limita su uso. Esto es especialmente problemático para aquellos usuarios que dependen de la tecnología para gestionar sus tiempos de viaje.
La falta de sincronización entre la información que muestran las pantallas y el horario real de los autobuses genera desconfianza en el sistema. Los usuarios no pueden tomar decisiones informadas sobre sus rutas, lo que afecta su experiencia general de movilidad.
Algunos usuarios han reportado situaciones que pueden generar acoso sexual dentro de las unidades, lo que crea un ambiente inseguro, especialmente para las mujeres. Expresan que se podría tomar medidas efectivas para prevenir y sancionar estos incidentes.
Se reporta algunos comentarios, con situaciones de robos dentro de las unidades. La falta de presencia de autoridades o una respuesta adecuada agrava la percepción de vulnerabilidad en el transporte público.
La ausencia de iluminación adecuada en algunas estaciones, especialmente en la noche, junto con la poca presencia de seguridad, contribuye a que los usuarios se sientan inseguros. Esto es especialmente preocupante para aquellos que viajan en horarios nocturno, concluye el análisis.