La Comisión de Salud de la Cámara de Diputados convocó a reunión extraordinaria este martes con el fin de discutir y votar el proyecto de reformas a la Ley General de Salud para prohibir los cigarrillos electrónicos y vapeadores, estableciendo una sanción de uno a ocho años de prisión.
El dictamen considera asimismo la imposición de multas de hasta dos mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización (226 mil 280 pesos).
Prevé también prohibir la producción, distribución y enajenación de sustancias tóxicas, precursores químicos y drogas sintéticas no autorizadas legalmente, así como el uso ilícito del fentanilo.
La mayoría parlamentaria de Morena y sus aliados perfilan el turno inmediato del dictamen a la Mesa Directiva en el Palacio de San Lázaro, con el propósito de aprobarlo el miércoles en el pleno.
¿Prisión por vapear?
Con el fin de erradicar el uso de dichos instrumentos por sus efectos nocivos para la salud, particularmente entre los jóvenes, la presidenta Claudia Sheinbaum propuso a la Cámara de Diputados prohibir la adquisición, preparación, conservación, producción, fabricación, mezclado, acondicionamiento, envasado, transporte con fines comerciales, almacenamiento, importación, exportación, comercio, distribución, venta y suministro de cigarrillos electrónicos, vapeadores y demás sistemas o dispositivos análogos.
“Al que realice por cualquier medio alguna de las conductas a que se refiere el artículo 282 quater de esta ley, se le impondrá de uno a ocho años de prisión y multa equivalente de cien a dos mil veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización”, señala el proyecto distribuido a los integrantes de la comisión dictaminadora.
Define los cigarrillos electrónicos y vapeadores como aparatos o sistemas mecánicos, electrónicos o de cualquier tecnología para calentar, vaporizar o atomizar sustancias tóxicas, con o sin nicotina, diferentes al tabaco, susceptibles de ser inhaladas por la persona consumidora.
¿Sirven los vapeadores para dejar de fumar?
De acuerdo con el dictamen de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, diversas investigaciones han demostrado que los vapeadores no ofrecen beneficios comprobados como herramientas para dejar de fumar.
“Su promoción bajo ese argumento carece de sustento científico, por lo que su venta y publicidad con tales fines constituye un riesgo para la salud pública y un engaño al consumidor”, advierte.
Por ello se propone reformar, adicionar y derogar disposiciones de la Ley General de Salud para establecer la prohibición total de la fabricación, distribución, comercialización, importación, exportación y uso de esos dispositivos en todo el territorio nacional.
Según la comisión legislativa, con la prohibición se busca reforzar la protección de la salud de la población, especialmente de los jóvenes, e incorporar mecanismos claros de inspección, control y sanción administrativa para asegurar el cumplimiento de la norma.
Vapeadores ‘patito’
La Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) ha documentado múltiples irregularidades en la comercialización de estos dispositivos.
“Se han detectado productos sin registro sanitario, fabricados sin control de calidad y con la inclusión de sustancias no declaradas como aceites, solventes industriales y cannabinoides sintéticos”, subraya el dictamen.
Detalla que, en varios casos, el uso de esos equipos se ha asociado a cuadros de daño pulmonar agudo, similares a los reportados por el brote de EVALI (E-cigarette or Vaping Associated Lung Injury) registrado en Estados Unidos en 2019.
La evidencia disponible sugiere que los cigarrillos electrónicos pueden representar un riesgo equiparable o incluso superior al del tabaco tradicional en determinados contextos de uso, alerta.
¿Cómo afectan la salud?
La Comisión de Salud sostiene que los cigarrillos electrónicos y productos de vapeo no son inocuos.
“Si bien pueden liberar menores niveles de alquitrán que los cigarrillos convencionales, los aerosoles generados contienen una mezcla compleja de sustancias químicas, entre ellas metales pesados como níquel, plomo y cadmio, compuestos orgánicos volátiles, así como partículas ultrafinas capaces de depositarse en los alveolos pulmonares y generar inflamación crónica”, subraya.
El proyecto, distribuido para su discusión, cita investigaciones publicadas en revistas como The New England Journal of Medicine, JAMA Network Open y Tobacco Control que han identificado que la inhalación de los aerosoles puede provocar disfunción pulmonar y otras alteraciones.
Otros estudios, como el seguimiento longitudinal del Population Assessment of tabaquismo. Tobacco and Health (PATH) en Estados Unidos, han relacionado el vapeo con síntomas respiratorios crónicos, bronquitis y disminución de la capacidad pulmonar, incluso en personas jóvenes.
“La presencia de nicotina en la mayoría de estos dispositivos constituye un factor central de riesgo. Su alta capacidad adictiva estimula el sistema nervioso central, incrementa la frecuencia cardíaca y altera el metabolismo de la glucosa y los lípidos”, expone.
Además, existen indicios de que el uso de productos de vapeo en adolescentes actúa como puerta de entrada hacia el consumo de tabaco combustible y otras sustancias psicoactivas, concluye la comisión.