Comunidad

Socachile y niños “perritos” cautivan en el socavón

El mirador y los niños disfrazados de perritos, los dos atractivos del mágico socamundo.

Como si fuera día feriado, este fin de semana familias visitaron el socavón de Santa María Zacatepec, en Juan C. Bonilla. La curiosidad, el deseo de conocer a los niños disfrazados de perritos y adquirir un recuerdito, fueron el motivo para que más de 400 personas dejaran sus hogares a pesar de la pandemia.

Al llegar, lo primero que se puede apreciar son dos estacionamientos, cuyo costo es de 20 pesos. De inmediato se percibe un olor a carnitas y memelas, luego entre los puestos aparecen las dos casas que ofrecen la oportunidad de observar el socavón desde sus azoteas por 5 pesos. En tan solo 30 minutos se pudieron observar hasta 25 personas por cada techo.


Más adelante un corredor de tezontle rojo lleva al visitante a los puestos de pan de fiesta, elotes recién cortados y asados, memelas del socavón, guisados, micheladas y hasta botanas como los 'socachapulines' y las 'socapapas'. Incluso, se escucha a un vendedor gritar: “Chicharrines y botanas a solo 15 socapesos”.

Sin embargo, este fin de semana los 'Socachiles en Nogada' fueron la novedad, mismos que son comercializados por Daniela Durán Chantes y sus pequeños: Hilary y Joshua. Estos últimos conocidos por disfrazarse de Spay y Spike (los perritos que cayeron al socavón), ya se hicieron virales por aparecer bailando en un vídeo musical de la Banda Lupita. Ahora están en Santa María Zacatepec y bailan en su puesto de juguetes y Socahiles en Nogada, además comparten su alegría a quienes visitan la zona e invitan a bailar a los curiosos, eso sí, esta convivencia es solo para disfrutar, no para obtener una ganancia monetaria, destaca la madre de los menores.


Entre música y la amable sonrisa de los anfitriones también se descubren puestos de “recuerditos”, donde los visitantes se olvidan de que hay pandemia y se ponen el cubrebocas en la barbilla o en la cabeza, acercándose a los vendedores, quienes en todo momento usan la mascarilla.

Ahora no solo se vende la taza o plato de socavón, sino que varían sus materiales como cerámica o talavera. Además, los visitantes pueden adquirir una playera entre 10 modelos distintos o las gorras con diferentes colores y mensajes. Y si los pequeños quieren un juguete hay varios puestos, destacando los perritos de hule que chillan al ser apretados.


Al final del corredor se observa la malla ciclónica y detrás de ella el socavón, la gente contempla por varios minutos la estructura. Los más jóvenes se sacan selfies y luego proceden a la foto familiar, donde todos olvidan la sana distancia y posan abrazándose; no falta el perro que se atraviesa, porque los turistas, entre tanta algarabía, dejan sueltas a sus mascotas, a diferencia de los perros de los comerciantes y vecinos, que permanecen amarrados en sus casas o en sus puestos. Y es así como se viven los nuevos fines de semana en el socavón.

​AFM


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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