El domingo 19 de octubre se reportó un suceso que sorprendió al mundo entero: un robo al Museo del Louvre, en París, que duró aproximadamente siete minutos y que terminó con el saqueo de varias piezas y joyas exhibidas en la Galería de Apolo. Sin embargo, en el pasado han ocurrido hechos similares en distintos países, incluyendo México.
En 1911, en el mismo Louvre, se reportó el robo de La Gioconda (La Mona Lisa), de Leonardo da Vinci; en 1990, ocurrió un saqueo al Museo Isabella Stewart Gardner, del que se sustrajeron 13 obras de Vermeer, Rembrandt, Manet y Degas; años más tarde, en 1994, la pintura El Grito, de Edvard Munch, desapareció de la Galería Nacional de Oslo… Pero el hecho en México ocurrió durante la Navidad de 1985, en el Museo de Antropología.
En esta edición de Archivo Criminal, MILENIO te cuenta cómo fue el robo al Museo de Antropología, quiénes fueron los responsables y cuál fue el botín.
El robo del siglo en México: Así ocurrió
Según un artículo del propio Museo de Antropología, el robo ocurrió durante la madrugada del 25 de diciembre de 1985, aunque se supone que los ladrones ingresaron al recinto en plena Nochebuena.
Las investigaciones sobre el caso señalan que, previo al atraco, los responsables acudieron al menos 50 veces al museo, ubicado sobre la avenida Paseo de la Reforma y Calzada Gandhi, en la colonia Chapultepec Polanco, alcaldía Miguel Hidalgo, para observar las rutinas del personal de seguridad, estudiar el lugar y seleccionar las piezas que robarían.
El día del robo, los criminales ingresaron al inmueble luego de saltar una barda metálica del museo, ubicada sobre Paseo de la Reforma. Posteriormente, cruzaron un jardín y utilizaron una escalera para infiltrarse al sótano, por donde se introdujeron por los ductos de aire acondicionado hasta llegar a las salas de exhibición Maya, Oaxaca y Mexica.
El atraco duró aproximadamente tres horas, entre la 01:00 y las 04:00 horas, aprovechando que los guardias de seguridad estaban festejando la Navidad.
De acuerdo con los testimonios, las personas que se encontraban de guardia tenían la tarea de recorrer cada dos horas los 15 mil metros cuadrados que constituyen el museo, pero esa noche los vigilantes se concentraron en un solo lugar para celebrar Navidad, señaló el Museo de Antropología.
el datoDeclaración de uno de los responsables
Luego de la detención de los responsables, uno de los criminales declaró que las puertas de las salas del museo estaban abiertas, lo que les facilitó robar las piezas de las vitrinas de exhibición, aunque esto se supo casi cuatro años después del hecho.
En realidad, el robo fue descubierto hasta las 08:00 horas del 25 de diciembre de 1985, cuando fue el cambio de guardia y los nuevos vigilantes se percataron de que faltaban algunas piezas en el museo.
La noticia del robo al Museo de Antropología generó tanto impacto que llegó a los oídos del entonces presidente de México, Miguel de la Madrid, quien instruyó a las autoridades competentes a que comenzaran, de inmediato, las acciones de investigación y peritajes para dar con los responsables y recuperar las piezas.
Cabe señalar que en la investigación participó personal de la entonces Dirección de Servicios Periciales de la Procuraduría General de la República (PGR), Ministerio Público, Policía Judicial Federal, Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) a través de la Dirección General de Aduanas y personal de aeropuertos, así como autoridades de la Secretaría de Educación Pública (SEP) y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).
También se levantó una alerta ante la Secretaría General de la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) para notificar el robo y describir las características de las piezas faltantes.
“El boletín fue enviado a 158 países junto con un expediente que incluía fotografías, huellas dactilares y pruebas periciales que pudieran contribuir en las investigaciones. Por su parte, la Asociación de Amigos del Museo Nacional de Antropología reunió la cantidad de 50 millones de pesos para entregarla como recompensa a la persona que proporcionara datos que condujeran a la recuperación de las piezas.”
Ladrones profesionales o simples estudiantes: los responsables
El robo al Museo de Antropología fue una noticia que se escuchó por todo el mundo, lo que hizo que los criminales se paralizaran y permanecieran en el anonimato por casi cuatro años, en los que escondieron las piezas robadas.
Durante varios años, las autoridades mexicanas pensaron que el golpe había sido cometido por una banda de asaltantes profesionales que presuntamente se dedicaban al robo de arte.
Incluso llegaron a pensar que el robo estaba ligado con el saqueo de otros museos en el mundo, por lo que las líneas de investigación apuntaban a que las piezas ya no se encontraban en México; sin embargo, cuando las autoridades dieron con los responsables se sorprendieron al conocer de quiénes se trataba.
Tuvieron que pasar casi cuatro años para descubrir que no fueron ladrones expertos, sino dos jóvenes de clase media: Carlos Perches y Ramón Sardina, de 25 y 26 años de edad, respectivamente, estudiantes de veterinaria en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Las autoridades descubrieron que, luego del robo al museo, los ladrones escondieron las piezas en una casa de una zona residencial en el Estado de México. Se trataba de la casa de los padres de Carlos Perches, ubicada en la colonia Jardines de San Mateo, donde encontraron los artículos en una maleta guardada en el clóset de su recámara.
Perches, convencido del gran valor de su botín, se trasladó a Acapulco, Guerrero, donde entabló relaciones amistosas y laborales con narcotraficantes, lo que llevó a las autoridades a dar con él y detenerlo, informó el Museo de Antropología.
En varios medios locales se señala que entre las confesiones de Carlos Perches destaca el hecho de que los ladrones utilizaron un vehículo tipo Volkswagen Sedán para llegar al museo y posteriormente escapar con las piezas robadas.
Investigaciones de MILENIO apuntan a que la identificación de los responsables del robo al Museo de Antropología ocurrió luego de la captura del narcotraficante Salvador Gutiérrez, El Cabo, el primero de enero de 1989, quien conocía al presunto capo al que Perches le había ofrecido los artículos robados.
Por su parte, Ramón Sardina —su cómplice— mantuvo un perfil bajo y logró escapar con siete piezas. MILENIO reportó que, por lo menos hasta 2020, se tenía conocimiento de que el estudiante seguía prófugo de las autoridades.
Por estos hechos, también fueron detenidos por su presunta complicidad Luis Perches Treviño (hermano de Carlos), Isabel Camila Masiero, Princesa Yamal, (quien tenía una relación con Ramón Serrano, narcotraficante al que le ofrecieron las piezas), Gary Nathan, Juan Castillo Carriles y Hugo Pérez Radilla.
En cuanto a Carlos Perches, el joven fue asesinado años después en prisión.

¿Cuál fue el botín del robo al Museo de Antropología?
Se sabe que el saldo final del robo al Museo de Antropología de 1985 fue de 140 piezas. Entre ellas:
“La casi totalidad de los objetos procedentes del Cenote Sagrado de Chichén Itzá; casi toda la ofrenda original de la tumba de Palenque; casi el total de los objetos de oro procedentes de la Sala Mixteca en exhibición; la famosa máscara zapoteca del Dios Murciélago y la invaluable escultura azteca que representa a un mono, constituyen el conjunto del más grande despojo que se haya hecho al patrimonio arqueológico mexicano y el más grande e importante robo sufrido por ningún museo de nuestro país”, informó el boletín de prensa que emitió el INAH para dar a conocer el robo.
- El ajuar funerario de K'inich Janaab' Pakal (con todo y máscara, collares, pulseras y anillos): conjunto de objetos que se encontraron en su tumba en Palenque para acompañar al gobernante en su viaje al inframundo y su renacimiento.
- El Pectoral del Dios Murciélago (una máscara): es una máscara-pectoral precolombina de la cultura zapoteca, elaborada con jade, concha y pizarra. Fue descubierta en Monte Albán, representa un rostro humano con una máscara de murciélago sobrepuesta y formaba parte de la ofrenda funeraria de un entierro múltiple.
- La vasija del Monito de obsidiana: es una pieza arqueológica prehispánica, considerada una obra maestra por su elaborada talla, que representa a un mono y fue creada en obsidiana negra.
- Disco de oro y turquesa de la Tumba 7 de Monte Albán: un disco de oro con la representación de un corazón y un cráneo humano recubierto de mosaicos de turquesa.
El 12 de junio de 1989 se anunció la recuperación de las piezas robadas. Dos días después, el presidente Carlos Salinas de Gortari entregó los artículos al Museo de Antropología y pidió:
“Actuar concertadamente en la tarea de defender y ampliar nuestras raíces culturales, no sólo como respuesta al agravio y hecho delictivo, sino como una actitud permanente e intensa del comportamiento público y particular.”
Por su parte, el entonces director del INAH, Roberto García Moll, declaró que las piezas eran las originales y se encontraban en buen estado. Posteriormente, se inauguró una exposición temporal donde se exhibieron.
Tras estos hechos, se modificó el Código Penal de la Ciudad de México para sancionar los delitos de robo y daño al patrimonio, que también se extienden a quienes intervienen como cómplices o encubridores.
Desde entonces, el Museo Nacional de Antropología instaló un sistema de alarmas electrónicas contra robo, se rehabilitó totalmente el sistema de detección de incendios, se integró un circuito cerrado de televisión y se duplicó el personal de seguridad.
RM