El Servicio de Urgencias del Estado de México (SUEM) entrena desde cachorros a los integrantes del Grupo de Rescate K9, unidad integrada por especialistas y perros que tienen como propósito el buscar y localizar a personas con vida o sin ella en situaciones de desastre.
Con 5 años desde su institucionalización, este equipo ha tenido la oportunidad de formar a diversos miembros desde que tienen meses de vida y es que para los rescatistas, es fundamental contar con las herramientas suficientes para la salvaguarda de personas.
Ahora bien, estos ejemplares caninos llevan una vida enfocada en el trabajo y la disciplina. Desde los dos meses de edad se les arropa y se les enseña algunas técnicas básicas a través de diversos comandos que deben de seguir.
En una práctica observada por MILENIO, se dio cuenta que todos estos lomitos están en buenas condiciones de trabajo, son alimentados de manera adecuada y sobretodo, son tratados con respeto por parte de sus entrenadores, quienes todos los días les dan de comer, pasan tiempo con ellos y eventualmente realizan sus ejercicios.
Carlos Mazy es el líder de este grupo. Es paramédico y formador guía de perros de búsqueda de personas desaparecidas y explicó el origen de esta agrupación.
“Las unidades caninas nacen con la necesidad de una herramienta de apoyo para localizar personas desaparecidas en incidentes como terremotos o personas que se extravían en grandes áreas, es fundamental la necesidad de tener una unidad canina en el Servicio de Urgencias del Estado de México, con la intención de ampliar su grupo de equipos especiales”, explicó.
Este equipo de trabajo confía plenamente en las capacidades de los peludos para sus tareas, por la complejidad de las búsquedas y sus habilidades en campo.
“Actualmente no existe ningún aparato ni ninguna persona que supere el olfato del perro en trabajos de búsqueda de personas, entonces la importancia de tener una unidad canina en un servicio de urgencias, creo que le da un plus al SUEM y podemos estar a la vanguardia con algunos otros estados que también tienen equipos especiales de rescate”, indicó.
Cachorros al rescate
El proceso de formación -explicaron- es desde pequeñitos y contempla el darles disciplina a través de un programa de obediencia básica enfocada al trabajo y códigos como son “junto”, “sentado”, “echado”, “quieto” y “venir”.
Conforme crecen, las instrucciones son todavía más complejas; sin embargo, sus compañeros de equipo confían en ellos como integrantes de la unidad canina, porque desde pequeños se han reforzado una serie de conocimientos.
A decir de Ángel Ernesto Muñoz, paramédico y rescatista del SUEM, la formación de los cachorros es crucial, porque cuando crecen, forman parte de las filas del equipo de rescate y actúan en situaciones de riesgo reales.
“Es un trabajo muy placentero, muy satisfactorio, al ver que este tipo de cachorros, pues aprenden muy rápido los comandos que se les indican, son perros prácticamente hechos para el trabajo, entonces es muy gratificante trabajar con perritos”, expresó.
Algunos de ellos han participado en operativos, pero la experiencia, de la mano de un buen entrenamiento y la mano experta de un entrenador, son fundamentales para que sus misiones tengan éxito.
“Ya hemos acudido a algunos operativos, algunos servicios, hace 15 años que empecé con este proyecto de perros de búsqueda de rescate. Mi primer perro fue un beagle, se llamaba Rocky y con ese perrito tuvimos un servicio en Almoloya de Alquisiras, fuimos a buscar a una persona que tenía 6 días desaparecida y localizamos el cuerpo de la persona sin vida, desafortunadamente, pero se logró hacerla la localización para entregárselo a sus familiares”, mencionó.
Estas son algunas de las experiencias del equipo, pero su “intención prioritaria es que el perro localice a la persona, ya sea viva en una estructura colapsado o en un espacio abierto para que pues esté nuevamente con su familia, si ya no hay otra opción y la persona ya no se encuentra con vida, la intención y el objetivo es localizarlo y que regrese con sus familiares”.
Trabajan durante años de la mano y la patita
Esta unidad cuenta con por lo menos cuatro cachorros que no tienen más de un año de vida, pero también con otros dos perros adultos. Todos conviven, pero sobretodo, desarrollan diversas actividades de búsqueda de rescate.
Ahora bien, cada perrito desarrolla un perfil especial, por lo que con base a sus aptitudes se determina para que son aptos en atención a las distintas ramas de la canofilia, entre las que destacan la búsqueda de personas vivas, cadáver fresco, cadáver putrefacto y restos humanos óseos.
Actualmente el SUEM tiene 2 cachorros funcionales operativos en búsqueda de personas vivas en estructuras colapsadas o grandes áreas, mientras que el resto está en formación.
Ahora bien, para que un perrito enfocado en la búsqueda de localización de personas sea certificado, puede demorar hasta dos años con un intenso entrenamiento diario.
La médico y activo del SUEM, Sandra Torres, destacó que el trabajo de estos lomitos en la localización, pero también en la formación de equipos con sus compañeros.
“El cachorrito que llega es muy noble, no sabe de golpes, no sabe de nada, entonces nosotros tenemos que irlo adiestrando poco a poquito a que se acostumbren a la correa… Es muy noble la profesión porque ellos rescatan y buscan a las personas”, apuntó.
Por el momento, estos perritos operan en el Estado de México, pero no se descarta que en un futuro presten sus narices y olfatos en otras emergencias del país.
PNMO