La historia ya era oscura por sí sola: una familia originaria de Michoacán asesinada y sus cuerpos abandonados en una camioneta en calles de Guadalajara, Jalisco. Luego, las investigaciones dieron un vuelco inesperado en una trama que parecía otro capítulo de violencia rutinaria: entre los cuerpos estaba Esmeralda Ferrer, una influencer destacada en redes sociales por su contenido sobre viajes, moda y lujo. Junto a ella, su esposo y sus dos hijos. Todos ejecutados.
Pero no sólo eso, tres hombres, uno de ellos trabajador del taller Amortiguadores y Suspensiones El Araña -donde presumiblemente les fue quitada la vida a los cuatro miembros de la familia-, fueron "levantados" después de que el empleado rindiera declaración sobre lo ocurrido, ante la Fiscalía General del Estado.

Por si fuera poco, más allá de empezar a aclararse, el caso empieza a complicarse con la aparición de dos figuras envueltas en misterio: un trabajador apodado "El Chino" y el dueño del taller. Ambos estaban en el mismo escenario, aunque sus papeles siguen sin definirse. Dos sombras que hoy se han vuelto centrales en el rompecabezas en que se ha convertido el asesinato de Ferrer.
¿Quiénes son los tres desaparecidos por el caso de Ferrer?
La vida de tres familias no cambió: fue arrancada de tajo. La desaparición de José Manuel Arredondo Roldán, Gary Omar Silva González y Héctor Manuel Valdivia Martínez no es una estadística más en Jalisco. Es la historia de tres hombres trabajadores que un día salieron y nunca regresaron. Su único delito: la solidaridad.
Todo comenzó cuando Héctor Manuel, intendente con 25 años de servicio en la Secretaría de Educación de Jalisco, buscó un empleo durante las vacaciones y encontró una vacante en Amortiguadores y Suspensiones El Araña.
Ahí conoció a otro chalan como él, conocido como El Chino. Este hombre, junto con el dueño del taller, se convertirían en dos fantasmas dentro de esta historia: la del intendente escolar desaparecido, junto con su cuñado y su sobrino. Pero se retomará más adelante, porque para entenderla es necesario contar primero otra tragedia ocurrida en el mismo contexto.
El multihomicidio que estremeció a Guadalajara
El calor de esa mañana del 18 de agosto en la colonia San Andrés, en Guadalajara, aún no pegaba con fuerza cuando el olor puso al descubierto el horror que conmocionaría a la ciudad. Un hedor, como a gas, salía de una camioneta pick-up con los vidrios empañados.
Dentro, el silencio más absoluto y atroz: una familia asesinada. Un hombre, una mujer. Pero faltaba lo más sádico: un niño y una niña también. Era el multihomicidio que estremeció a Guadalajara.
La mujer no era un número. Era una influencer de 32 años, un rostro conocido en TikTok, sonriente desde Michoacán. Esmeralda Ferrer. Su vida era un escaparate que dejaba ver sus gustos buchones, rodeada de camionetas de lujo. Escondía un negocio familiar de compraventa de vehículos y cultivo de jitomates.
La policía investigó. A través de las cámaras del C5 trazó la ruta final del vehículo. Su punto de origen: un taller mecánico con nombre ominoso, Amortiguadores y Suspensiones El Araña. Un nombre que, en retrospectiva, sonaba a profecía cumplida.

El cateo fue rápido. Entre grasas y herramientas, la policía encontró a dos hombres. No eran los dueños, solo los eslabones más débiles de la cadena.
Justo eran: Héctor Manuel, de 47 años, quien había pasado 25 de ellos barriendo aulas en la Secretaría de Educación, y El Chino. Sólo se sabe que este último era un trabajador del taller; nadie conoce su edad ni su pasado.
Para la familia de Héctor Manuel, El Chino, es un completo desconocido. Su esposa, Alma, nunca había oído hablar de él.
La policía se los llevó a los dos a declarar a la Fiscalía.
¿Quién es y dónde está El Chino?
Tres días después de rendir declaración por la familia ejecutada en la colonia San Andrés, Héctor Manuel y El Chino fueron puestos en libertad. Tras ser liberados, sólo la familia del intendente de la Secretaría de Educación fue a recogerlo. Necesitaban verlo. Apapacharlo. Su esposa Alma: besarlo. A recogerlo habían llegado también José Manuel y Gary Omar.
En un acto de compañerismo, tras salir de la Fiscalía, Héctor pidió a su familia un "ride" para su compañero del taller: El Chino.
Avanzaron unas cuantas cuadras. En una de las avenidas más transitadas de Guadalajara, El Chino pidió que lo dejaran sobre la avenida Lázaro Cárdenas y Gobernador Curiel, cuando de pronto un comando armado de más de 15 hombres los levantó a plena luz del día. La impunidad los devoró.
Se llevaron a Héctor Manuel; también a José Manuel, un padre que tejía sueños en su taller de cintas de bies, con lo que construía el futuro de sus dos hijas, quienes crecieron entre hilos y costuras.
“Ellas lo extrañan todos los días. Mi esposo es inocente, es un buen hombre que solo fue a ayudar”, relata su esposa, Lidia, cuya voz se quiebra en un llanto que ya no encuentra consuelo.

Al sobrino del intendente, Gary Omar, también lo levantaron. Ingeniero, de fe y corazón solidario, durante ocho años se ganó el respeto en su empresa no sólo como un ingeniero industrial competente, sino como un hombre creyente y bondadoso.
“No se merecía esto. Él siempre ha sido un hombre de bien, creyente, trabajador y noble. Su nobleza fue su trampa”, expresa Jessica, su pareja, devastada por una ausencia que no entiende.
Héctor, además, era mesero los fines de semana, educando siempre con el ejemplo. De día, intendente en la SEP durante un cuarto de siglo; en vacaciones, ayudante en un taller para ganar un ingreso extra; y los fines de semana, mesero, donde su sonrisa y entereza se ganaron el cariño de todos. “Él es inocente. Es un buen padre, un buen esposo. Sus hijos lo esperan, su familia lo necesita”, clama Alma, su esposa, desde una casa que ha perdido su alegría.
Del famoso El Chino nada se sabe. Nadie lo reclama. Nadie le llora. Nadie pide por su liberación.
Junto con él, otro fantasma en la historia es el dueño de Amortiguadores y Suspensiones El Araña. La policía no ha informado nada sobre él. No se sabe si es buscado para aclarar el multihomicidio y las tres desapariciones, ni su relación con El Chino.

CEDHJ investiga omisiones de la autoridad
La Comisión Estatal de Derechos Humanos de Jalisco informó que familiares de las tres personas privadas de la libertad después de salir de la Fiscalía acudieron el pasado viernes a presentar una queja, la cual ya fue turnada a la Primera Visitaduría, especializada en este tipo de casos. Esta determinará si hubo omisión de alguna autoridad.
Raúl Bermúdez Camarena, director de Quejas en la CEDH Jalisco, fue claro: “Quiero informarles que esta queja ya fue calificada, fue turnada a la primera visitaduría especializada para conocer en materia de desapariciones”.
Ahora será la responsable de mantener comunicación constante con los familiares de los desaparecidos y de determinar si existe responsabilidad, por acción o por omisión, de alguna autoridad en materia de procuración de justicia.
Es decir, se investiga desde ahí si autoridades judiciales están involucradas en la desaparición. Será la propia indagatoria la que determine si hubo violación a derechos humanos por parte de funcionarios o personal de la Fiscalía.

Familias se unen en torno a la tragedia de la desaparición
Los familiares de las personas desaparecidas exigieron limpiar el nombre de las víctimas, pues niegan cualquier vínculo con el caso de la familia localizada sin vida.
Detallaron que Héctor sólo trabajaba en el taller cateado durante el periodo vacacional para obtener un ingreso extra, y que sus otros dos familiares desaparecieron únicamente porque son una familia unida que se reunió para ir por él a la Fiscalía.
Hoy, estas tres familias se han convertido en una sola voz que resuena en las manifestaciones frente a Casa de Gobierno: “No eran criminales, eran nuestros maridos, los padres de nuestros hijos”.
Su espera es un tormento diario de mesas vacías, noches en vela y una incertidumbre que carcome el alma. “Nos sentimos muertas en vida”, confiesan al unísono, implorando a las autoridades que actúen con la urgencia que merecen las vidas de tres hombres de bien.
Porque José Manuel, Gary y Héctor Manuel no son una cifra. Son el rostro de una tragedia que sigue ocurriendo: la de los inocentes que desaparecen a plena luz del día, mientras el mundo sigue girando.
OV