Conocí a Francisco Fellove hace dos décadas, cuando gracias al empuje de Rocío Montes Moreno estaba a punto de celebrar sus 80 años con una presentación en el Hard Rock Café. De inmediato me impactó la bonhomía del cantante cubano, auténtico showman que hizo buena parte de su carrera en México, a donde llegó en 1955.
“De inmediato me encontré con el productor Mariano Rivera Conde, le gustó mi timbre de voz y me grabó varias canciones –recordaba en entrevista—. Aquí inventé el ritmo que llamé chúa chúa, en donde hacía instrumentaciones con la voz. Ese ritmo se hizo muy popular y caminamos como no te puedes imaginar. Lo que hizo Mariano no tiene nombre, fue un fenómeno. Él fue quien inventó a Benny Moré, a Toña La Negra y Pedro Vargas. Era un genio: ya fuera cubano o mexicano, él tomaba a un artista y hacía que tuviera éxito. Era una cosa increíble. Cuando yo grabé para RCA Víctor empezó mi faena”.
Además de las grabaciones, El Gran Fellove, como se le conocía, se convirtió en una figura constante en programas de radio y televisión gracias a esa peculiar forma de inyectar júbilo a través de su canto y sus bailes, que, a sus 80 años, no había perdido. Con una sonrisa declaró entonces: “Cuando canto quiero que la gente esté contenta, eso es todo lo que me interesa. Quiero que capten la espiritualidad que yo suelto. No hay cosa más linda que divertir a la gente, es lo máximo. Si la gente se divierte conmigo no hay problema, yo me divierto también. Porque yo no me pongo a sermonear a nadie, lo único que hago es que me paro en un escenario y a gozar. La música es para mí un alimento espiritual. Yo oigo música y mi cuerpo, mi sangre, se transforman y me dan una vida increíble, rejuvenezco”.
El sábado 7 de octubre a las ocho de la noche El Salón Los Ángeles celebrará el centenario de El Gran Fellove con la participación del pianista, arreglista y compositor Osmany Paredes, el percusionista Miguelito Valdés, el cantante y compositor Ibrahim Ferrer Jr., La Big Band Jazz de México, La Nueva Nostalgia y Chemaney y su Orquesta.
