Sociedad

Contra "AJ and the Queen": 6 años del "Transgender dysphoria blues" de Against Me!

La serie AJ and the Queen es un desastre insoportable. Básicamente invierte los atributos transgresores de las personas Lgbttti para presentarlas como las nuevas emisarias de la bondad humana, pero en travestida clave de un cristianismo lacerante. Por aquello de los sacrificios a los que son expuestos los personajes, es especial el de AJ, interpretada por la misma RuPaul, quien se ve obligada a desviar el rumbo de su gira de fama al involucrarse con una problemática niña, proveniente de un hogar tan disfuncional, que se hace pasar por niño para delinquir. Sí, el antecedente es la misma dupla de El perfecto asesino, de Luc Besson, pero con dragas en lugar de sangrientos mafiosos italianos. Y al menos la película protagonizada por una preadolescente Natalie Portman y Jean Reno era arriesgada, empalagosamente incómoda.

La de RuPaul se queda en lo empalagoso. La mediocre comodidad de lo correcto mediante la compulsión de dotar a la cultura drag de instintos maternales, como una que otra amiga que se casó apenas dejamos el bachillerato, con mucho tiempo que perder ahora que sus hijos se han casado a la misma edad que ella, según me cuentan cuando voy a Torreón. Curiosamente, siempre terminamos hablando de nuestros concursantes favoritos de RuPaul’s Drag Race. Están convencidas que solo les digo que Courtney Act o Aquaria son mis consentidas por llevarles la contraria, pero es cierto. Me confiesan, orgullosas, que gracias al Drag Race han entendido la diversidad sexual y no tendrían problemas si el día de mañana algunos de sus hijos o nietos les confesaran que no son heterosexuales. Supongo eso es un logro en la sociedad lagunera. Las primeras temporadas de RPDR eran fascinantes por lo terrenalmente honesto de los participantes. Ventilaban sus ansias de fama desde las madrizas que les había puesto la vida. Pero conforme el show fue cobrando fama, el reality se convirtió en un vertedero de estereotipos y tacones que simplifican la homosexualidad a estilos de vida prefabricados, o manosean la transexualidad según la urgencia de aumentar las audiencias, normalizando las puñaladas en la espalda que se dan las concursantes. Como fue el forzado caso de Gia Gunn en la cuarta temporada del All Stars.

A pesar de que RuPaul’s ha tenido de jueces especiales a nombres ajenos al marketing gay, como Henry Rollins, Blondie o Courtney Love, su universo ha terminado por desinfectar la apariencia de la homosexualidad, de por sí domesticada por las trampas de la igualdad y el corporativismo incluyente.

Es hasta cierto punto inexplicable que a punto de llegar a la temporada 12, se siga sin invitar a Laura Jane Grace, la vocalista trans de la infravalorada banda punk Against Me!

Diez días después del lanzamiento de AJ and the Queen en Netflix, el disco Transgender dysphoria blues, el primero de Against Me! con Laura Jane Grace al frente de forma oficial, cumplió seis años de salir al mercado, pero la noticia no pasó de los círculos de punks nerds o medios especializados como The Advocate y Out. Hasta los bugas compartieron la noticia con entusiasmo. TDB es un pinche discazo que rememora, entre melódicos riffs de guitarra influenciados por la velocidad política de Bad Religion, la transición de Thomas James Gabel a Laura Jane Grace, sin frívolos lugares comunes. Recuerdo cuando puse el primer track por primera vez, la canción homónima del disco. Sonó la batería beligerante y el pecho se me llenó de un espasmo de estrepitosa nostalgia. Tuve que secarme las lágrimas al escuchar a Laura gritar con su rasposa potencia: “Quieres que te vean como a cualquier chica, pero solo notan a un maricón, hasta aguantan la respiración como si los fueras a contagiar”. La pista 2, “True trans soul rebel”, incluye una de las líneas que más me ha noqueado: “Nací ya estando muerta… aprendí a dormir con una pistola bajo la cama. Debería estar viviendo una vida diferente”. Las letras de Laura Jane Grace se circunscriben a su descubrimiento como mujer trans, pero el punk le otorga cierta universalidad a los secretos ataques de ansiedad que te invaden cuando te sientes amenazado por tu propia diferencia. Cómo es la experiencia de salir del clóset.

Al año siguiente de lanzar TDB, dieron un concierto en El Plaza del entonces DF. Apenas si había gays. Pero los conciertos de Laura Jane, ahora con su nuevo proyecto al lado de los Devouring Mothers, logran unificar a heteros y Lgbttti con más sudor y fraternidad que cualquier diabética campaña contra la homofobia.

A pesar de que RuPaul’s surgió de la miseria punk, no ha enseñado que los conceptos de igualdad e inclusión proclamados desde la representación Lgbttti incrustan en terrenos que resucitan tradicionalismos que hasta hace no mucho eran la gasolina de la homofobia. 


Twitter: @distorsiongay

stereowences@hotmail.com

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Wenceslao Bruciaga
  • Wenceslao Bruciaga
  • Periodista. Autor de los libros 'Funerales de hombres raros', 'Un amigo para la orgía del fin del mundo' y recientemente 'Pornografía para piromaníacos'. Desde 2006 publica la columna 'El Nuevo Orden' en Milenio.
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