Buscando posicionarse rumbo a la presidencia, Monreal presentó su proyecto de nación en materia fiscal. El documento bosqueja una política que aparenta favorecer a las clases medias, pero que en realidad reduce los impuestos que pagan los ricos y amplía herramientas de evasión fiscal.
Monreal no es un tonto. Él sabe que su propuesta es regresiva y terminará afectando a las clases medias. Pero sabe también que el poder económico sabe leer entre líneas y entenderá que su propuesta (disfrazada de lenguaje correcto y palabras confusas) es un plan para favorecerlos.
El plan es un levantamiento de mano estratégico, curado y táctico. No para que lo voltee a ver AMLO, sino para que lo hagan las élites.
Las señales son claras. Por ejemplo, Monreal plantea crípticamente volver al ISR “más plano”. Esto solo puede significar una de dos cosas: (a) que las clases medias paguen tasas más similares a las que pagan los ricos o (b) que los ricos paguen menos.
Las dos alternativas benefician al top-1% más rico. Actualmente, éstos pagan solo 15% de los impuestos a pesar de tener el 28% de la riqueza. “Aplanar” el ISR hará que paguen aún menos y aumentará la desigualdad.
De hecho, todas las propuestas que buscan apoyar a las clases medias proponen exactamente lo opuesto: un ISR menos plano. Los mejores estudios piden que el top-1% pague entre 40 y 60 por ciento de ISR, no 36 como lo hacen ahora.
Monreal también plantea suspender las restricciones al sello digital de comprobantes fiscales. Es decir, busca quitarle al SAT la principal herramienta que ha utilizado Raquel Buenrostro para que los grandes contribuyentes paguen. Al SAT solo le quedará la alternativa de ir a tribunales, es decir, luchar en el terreno de juego en el que el poder económico se siente más cómodo: el litigio fiscal.
Lo que Monreal plantea no servirá, como él argumenta “para evitar que paguen justos por pecadores” sino para someter al Estado ante los bufetes de abogados fiscales de los grandes contribuyentes.
Además, Monreal creará una gran fiesta de cabildeo permitiendo que se renegocie qué alimentos tienen tasa 0% de IVA. Dice que reducir la tasa 0% mejorará la progresividad, pero esto no es cierto porque el IVA por naturaleza es regresivo. Si se quiere ser progresivo se deben crear impuestos al ingreso.
A lo anterior hay que agregar propuestas de Monreal que son francos guiños a las élites como que el 40% del predial recaudado en colonias ricas debe gastarse ahí (i.e. menos progresividad), que se deben crear más impuestos al consumo (i.e. recaudar de clases medias y bajas) y que los usos de suelo comerciales deben flexibilizarse (sin mencionar el problema de vivienda).
Como cereza del pastel, Monreal hace guiños culturales a las élites, mostrándoles que les es afín: sugiere que los informales son criminales y que no es justificable aumentar impuestos a menos de que primero se erradique por completo la corrupción (la excusa perfecta del Consejo Coordinador Empresarial).
En general, si algo muestra con claridad el proyecto fiscal de Monreal es su capacidad de hacer política. De disfrazar con lenguaje incluyente una propuesta que beneficia al top-1%, las élites y el poder económico. Ojalá esto haya sido un error y se corrija con ayuda de expertos.
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