Toda su vida Ricardo Mejía Berdeja ha sido un mal perdedor, pero también un cambiacapas, porque a pesar de las oportunidades recibidas, cuando no se cumple su voluntad abandona el barco y se va con el mejor postor.
En 1994 fue diputado local por el PRI, en 1999 intentó ser diputado federal por el mismo partido y como no le dieron la candidatura, saltó al PRD para intentar ser su candidato a Gobernador en 1999, luego de esa aventura fallida volvió al PRI y Enrique Martínez lo nombró Subsecretario de Gobierno, donde conoció a Raúl Sifuentes y se la jugó con él a la Gubernatura, pero al no poder registrarse por no cumplir los requisitos, de nuevo abandonó al PRI, se mudó a Guerrero, se afilió a Convergencia, que después cambiaría el nombre a Movimiento Ciudadano, en donde fue Diputado Local, Diputado Federal, aspirante a Alcalde de Acapulco y coordinador en dicho estado de la campaña del panista Ricardo Anaya.
Al triunfo de Andrés Manuel López Obrador, volvió a cambiar de capa y se afilió a Morena, que más adelante lo recompensaría con la Subsecretaría de Seguridad Pública, pero a pesar de la posición obtenida se empecinó en ser candidato a la Gubernatura de Coahuila a pesar de que hacía 18 años que no vivía en la entidad y que otros aspirantes tenían mejor conocimiento y al no obtener la nominación, ahora irá por el PT como abanderado.
En resumen, Mejía Berdeja ha hecho campaña por el PRI, PRD, Movimiento Ciudadano, PAN, MORENA y PT, es decir, ha transitado por todos los partidos nacionales salvo el Verde, a los que por cierto buscó también para ser su candidato en Coahuila, por ende, si la lealtad de Mejía Berdeja es tan endeble, qué pueden esperar los votantes de Coahuila de él, por qué depositar su confianza en alguien que no sabe ser fiel.
Pero su terquedad será su propia loza, porque sí con la marca MORENA la tenía difícil, con el PT tiene garantizado menos del 10% de la votación y dividirá el voto de la 4T.
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