Dicen que es tiempo de mujeres, pero quienes conocen la historia saben que siempre lo ha sido. La frase de Karla Planter “Siempre ha sido tiempo de mujeres, desde María Izquierdo hasta Patti Smith. Las mujeres siempre han estado presentes en las más grandes transformaciones de la historia” resonó en un Auditorio Telmex abarrotado de académicos, burócratas y políticos locales, justo cuando tomaba protesta como la primera Rectora General de la Universidad de Guadalajara (UdeG). También hizo que más de una académica se enderezara con orgullo. Era una frase esperada, en el momento exacto y con el peso simbólico que amerita: por fin, la Universidad de Guadalajara tiene una rectora general.
Tuvieron que pasar más de dos siglos para que alguien dijera “rectora” con todas sus letras en el cargo más alto de la UdeG. Pero no se trató solo de poner a una mujer al frente para adornar el organigrama. Karla Planter llegó con discurso claro, con firmeza y con una agenda que pisa fuerte: una universidad más igualitaria, más incluyente, que nombre la diversidad y ponga la equidad al centro. Y lo hizo sin estridencia, pero también sin pedir permiso.
Además, no llegó sola. En el nuevo organigrama están nombres reconocidos como Graciela Gudiño en CUCBA, Gloria Hernández en CULagos, Mara Robles en CUCEA o Isabel López en CUAAD, y nuevas apuestas como Adira Fierro en CUNorte o Margarita Hernández en SEMS. No se trata de cuotas: se trata de liderazgos que ya estaban ahí, pero ahora están al mando.
En total, 13 de 20 nombramientos para dirigir los centros universitarios y el SEMS fueron para mujeres.
Esto no nació de la nada. En su último informe, Ricardo Villanueva reconoció que por más de 200 años la UdeG no nombró en femenino a sus egresadas. Promovió títulos que dijeran “licenciada” o “ingeniera” porque “lo que no se nombra, no existe”. Celebró también la elección de Karla como rectora general, como un gesto histórico más que político.
Y como dijo Karla: “Las mujeres han estado en las grandes transformaciones de la historia”, muchas veces desde los márgenes. Hoy, esa presencia es visible, legítima y está cambiando el rumbo de la Universidad.
Porque hoy, el poder en la UdeG ya no habla solo en masculino. Hoy se dice rectora. Se dice Karla. Y se dice futuro. Pero, sobre todo, se dice presente.
Y ya no hay vuelta atrás. Porque cuando el poder deja de tener un solo rostro, y empieza a parecerse más a la comunidad que representa, lo extraordinario deja de ser excepción… y empieza, por fin, a ser justicia.