La principal versión surgida desde las entrañas del sector educativo en Tamaulipas, ante la propuesta de la Secretaría de Educación Pública (SEP) para el inicio del periodo escolar 2021-2022 en todos los niveles, principalmente en el básico (preescolar, primaria y secundaria), es tener definido cómo serán las clases a partir del 30 de agosto.
Entre la discusión en redes sociales por esta medida, al menos en la entidad las autoridades involucradas, los sindicatos, institutos particulares y sin olvidar a Salud, determinarán en ocho días si los niños tomarán sus materias de forma presencial en un grupo limitado en aulas y con la aplicación de los protocolos de higiene, o bien todo será a distancia.
Dentro de la llamada tercera ola de contagios por covid-19, donde el estado superó los 600 casos en un día y para remediar esto se decidió aplicar ley seca los fines de semana (traduciendo la restricción de la titular Gloria Molina: “todo es culpa del maldito alcohol”), la incertidumbre es cada día mayor cuando nos acercamos a la fecha.
Esto trae, como se suponía, un choque político. La Federación dice que sí y el gobierno estatal dice que no. Alimenta la conversación y el debate en las casas, oficinas y en el enorme cuadrilátero disfrazado de redes sociales. Por un lado, opinan los contrarios a mandar a sus hijos a los planteles, pero otros tienen una idea muy opuesta.
Todas las dudas, sugerencias y negaciones, serán recogidas por la SET, el SNTE, la Secretaría de Salud y las dependencias antes de tomar una decisión final, misma que tendrá consecuencias.
Permitir la asistencia de estudiantes y profesores trae los riesgos de acrecentar la cantidad de pacientes cuando ninguna instancia, sea federal o estatal, tiene un manual en teoría y la práctica de cómo garantizar espacios limpios, algo parecido a los hoteles y restaurantes.
También, las clases a distancia provocará estrés en el hogar, desatención de los alumnos, sedentarismo y falta de ingresos como circulante, pues hay una industria que vive de la actividad.
Viene un gran reto para los tres niveles de gobierno. Sabremos si en conjunto o cada quién por sus prioridades, arrancan el nuevo ciclo. _