La política tamaulipeca vivió un fin de semana complicado, aún difícil de digerir al continuar las campañas para la renovación o referéndum de aspirantes a alcaldías y escaños en el Congreso del estado.
El artero asesinato de Noé Ramos Ferretiz, quien buscaba reelegirse en El Mante, dejó otro precedente oscuro para la entidad y el país.
En un proceso manchado de sangre, con varios postulados que por el simple hecho de buscar un cargo público han sido privados de su vida en Guanajuato, Guerrero y Michoacán, lo ha acontecido el viernes pasado tiene demasiadas cosas por aclarar la Fiscalía General de Justicia, desde la manera como se perpetró el homicidio y qué lo motivó.
Ahora sí tiene mucha chamba el fiscal Irving Barrios Mojica, cuya imagen decadente de una corporación poco creíble históricamente tratará de, al menos, limpiar una parte si logra esclarecer con precisión y, sobre todo, sin tintes ideológicos, por qué el sujeto ayer detenido atacó con un arma blanca el pecho del postulado por la coalición PAN-PRI.
Hay muchas hipótesis que giran en torno al suceso, tanto a sus propios como a contrarios como autores intelectuales.
Lo cierto, Ramos Ferretiz tuvo, al igual que cosas a favor, situaciones en contra señaladas por muchos habitantes del mencionado municipio que, incluso, llegaron a ser del conocimiento general a través de las plataformas digitales.
Fue en septiembre pasado cuando, en gasolineras mantenses, aparecieron cartulinas donde lo amenazan directamente a él y a César Verástegui Ostos por “no cumplir acuerdos” tras tomar posesión como presidente municipal, misiva enviada por presuntos miembros del crimen organizado.
Por algo pidió protección al entrante gobierno de Américo Villarreal Anaya.
Así como Noé realizó varias obras y cambió la imagen de un municipio caracterizado por la siembra de la caña, su principal actividad económica, al renovar espacios públicos y turísticos, fue señalado por medios y colegas de la localidad como un edil intolerante a la crítica y que utilizó su poder para perseguir de forma grotesca a quienes les sacaban la otra cara de su gestión.
Así fueron los últimos años del finado alcalde, entre lo blanco y lo negro. Deseamos se haga justicia.
