Las estadísticas muestran que la propiedad de armas de Estados Unidos está aumentando y que el volumen del comercio de armas de fuego de Estados Unidos es enorme, entre 1994 y 2015, los estadounidenses compraron 70 millones de armas. Durante el mismo período de tiempo, Estados Unidos produjo o importó 156 millones de armas y es un problema regional que afecta a muchos países en Latinoamérica.
El Dr. Rodrigo Guerrero, ex alcalde de Cali, Colombia, ha hablado de su experiencia en una de las ciudades más violentas de Colombia, un país muy afectado por la violencia armada.
Los esfuerzos de Guerrero para abordar la violencia con armas de fuego provienen de la identificación de los factores que contribuyen al comportamiento violento, incluida la disponibilidad de armas de fuego, el consumo de alcohol, las normas culturales y el crimen organizado. En 1993, el 79% de los homicidios en Cali involucraron un arma de fuego y el 57% de las víctimas de homicidio se encontraron intoxicadas. Guerrero lideró iniciativas para limitar la venta de alcohol en lugares públicos durante la noche y restringir la aprobación de permisos de armas de fuego en fines de semana de alto riesgo, como la celebración de Año Nuevo. El resultado fue una disminución significativa en la mortalidad relacionada con armas de fuego, un resultado que ha encabezado los esfuerzos para reducir la violencia con armas de fuego en otras partes del país.
En Estados Unidos han probado soluciones para abordar las pandemias, ya sea en el sentido de enfermedad o conflicto. Un ejemplo es el de reducir las muertes de vehículos motorizados, donde Estados Unidos abrió el camino al imponer mandatos de cinturones de seguridad, otorgar licencias a todos los conductores y registrar todos los vehículos. Al hacerlo, los accidentes de vehículos de motor se redujeron significativamente. Además, el registro de vehículos no hizo que no estuvieran disponibles, sino que hizo que fuera más evidente la responsabilidad de poseer y operar un vehículo. Si este puede ser el caso de los automóviles, entonces ciertamente Estados Unidos puede regular las armas, porque tiene la capacidad para hacerlo.
Kim Smith, directora en el Laboratorio de Crímenes de la Universidad de Chicago, tiene una iniciativa a la que llaman “teoría del cambio”: al aprovechar los recursos privados para llevar a cabo proyectos con el sector público, pueden ayudar al gobierno a desplegar recursos de manera más eficaz y humana. El laboratorio sustenta su teoría al mostrar el aumento en la tasa de homicidios de Chicago entre 1985 y 2016; basado en la evidencia de que la violencia con armas de fuego a menudo proviene de decisiones precipitadas en situaciones de alto riesgo, Crime Lab ha deducido que la terapia conductual positiva anima a los niños a respirar y pensar antes de actuar, ya que hacerlo podría reducir los arrestos por delitos violentos en grupos de jóvenes. Sin embargo, en 2016, el 58% de las víctimas de disparos tenían entre 18 y 29 años, un grupo de edad que carece de la programación de divulgación necesaria. Para abordar esto, READI Chicago se creó para interactuar con poblaciones vulnerables de difícil acceso. El programa asigna 18 meses de alcance que incluye terapia cognitiva conductual y servicios de apoyo y carrera. Si bien es demasiado pronto para conocer el impacto total del programa, los resultados hasta ahora muestran tendencias prometedoras y podrían ser un modelo para abordar las poblaciones vulnerables en otras
ciudades.
La Red para Prevenir la Violencia Armada está comprometida a producir artículos de investigación sobre temas relevantes relacionados con el tráfico de armas en las Américas.
Los eventos -virtuales, por ahora- están planeados para hablar sobre la definición del alcance y la carga de la violencia armada en las Américas, con un enfoque en México y América Central; enfoque en la industria de las armas, con especial atención a los Estados Unidos; recomendaciones para reducir el flujo de armas a usuarios no autorizados, con un enfoque específico en la prevención del tráfico de armas hacia México y Centroamérica.
A medida que las acciones científicas, sociales y legales estén redactadas y ejecutadas con el objetivo de mejorar la situación de las personas que normalmente se ven afectadas por la violencia por armas de fuego, el nivel de armas ‘convencionales’ y de uso militar obtenidas ilegalmente irá a la baja, logrando una disminución en la pérdida de vidas. Es urgente y necesario que sigamos trabajando como sociedad para revertir y prevenir la violencia en el mundo._
*El autor es médico investigador del movimiento Ciencia Previene Violencia, una iniciativa del Instituto de Salud Pública Anáhuac.
Víctor Andrade Carmona
victor.andradeca@anahuac.mx