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Empleo, pobreza y bienestar

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Son 555 mil 247 empleos formales perdidos en un mes. Abril de 2020 tiene, hasta el momento, el récord del peor mes en eliminación de plazas de trabajo. Los economistas hablamos siempre de números: nivel de ingreso, producción, desempleo, pobreza; pero no perdamos de vista que esa pérdida de más de medio millón de empleos repercutirá en la vida de más de 2 millones de personas. La familia mexicana tiene en promedio 3.8 integrantes. La pérdida de cada empleo formal desencadena una pesadilla para sus dependientes económicos. Esas familias pierden no solo el ingreso de uno de sus integrantes, sino también las prestaciones que les da la formalidad, como el acceso a servicio médico y la cotización a un sistema de seguridad social.

Todavía es pronto para saber el impacto que esto tendrá sobre la informalidad. Más de la mitad de la población ocupada en México se encuentra en esa situación. Se suele hablar de la pérdida de empleos en el sector informal, aunque considero que será justo ese sector el que se incrementará. En el país no hay una red de seguridad que sostenga a los trabajadores —formales o informales— que pierdan el empleo, por lo que salen al mercado de trabajo a enfrentar las condiciones que sean para poder obtener un ingreso con el que mantener a sus familias. Si el mercado laboral formal está detenido, ya sea por haberse considerado no esencial, por haber frenado actividades o incluso por enfrentar una demanda menor, la gente buscará sustento de cualquier forma posible, siendo la informalidad la opción más viable. Hay que recordar que en la informalidad no hay regulación que aplique, no hay salarios mínimos ni prestaciones laborales. Esta crisis económica hará que el mercado laboral se precarice. Los trabajadores formales que mantengan su empleo enfrentarán menores salarios y los ingresos del sector informal se verán mermados.

El documento que Coneval presentó la semana pasada refleja el impacto que tendrá en pobreza la precarización en el empleo. De acuerdo con sus estimaciones, la población en pobreza extrema —aquella que tiene un ingreso por debajo del valor de una canasta básica alimentaria, alrededor de 1,600 pesos por persona al mes— podría incrementarse entre 6.1 y 10.7 millones de personas. Para referencia, en 2018 9.3 millones de personas se encontraban en esa situación; esta crisis puede duplicar la población en pobreza extrema en solo unos cuantos meses. La pobreza laboral rondaba el 37% de la población a finales de 2019. Coneval estima que puede incrementarse a 45.8% en los primeros dos trimestres del año. Son cifras difíciles de imaginar, millones de personas incorporándose a la pobreza en solo seis meses.

El concepto de bienestar es más amplio que el PIB, pero no se puede negar su relación. El Índice de Progreso Social, una medida de bienestar, muestra que el 63% del desarrollo en México se debe al PIB, al ingreso. Y comprueba lo que la intuición señala, que, a mayor pobreza, menores serán los niveles de progreso.

Se podrá criticar el lento avance en términos de pobreza y desarrollo del país. Sin embargo, 2020 será un parteaguas, los retrocesos en ambos serán de décadas. El apoyo brilla por su ausencia.

@ValeriaMoy

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de MILENIO DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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